La Red de Hospederías de Castilla-La Mancha crecerá con dos nuevos miembros
El turismo de interior gana enteros entre la demanda
Publicada 01/09/20- La Red contribuye a rehabilitar el patrimonio mediante la cesión a la Junta de edificios históricos susceptibles de convertirse en hoteles
- La Junta refuerza su doble compromiso de afianzar un turismo de calidad en entornos privilegiados y preservar edificios patrimoniales
- Todos comparten valores comunes como su ubicación, gastronomía, arquitectura, servicio esmerado y fuerte identidad castellanomanchega
La Red de Hospederías de Castilla-La Mancha nació hace año y medio, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo, como iniciativa de colaboración público-privada impulsada por la Consejería de Economía, Empresas y Empleo e integrada inicialmente por cinco establecimientos a los que ahora se sumarán otros dos, cuyos proyectos se encuentran en diferentes estadios: la Real Fábrica de Bronces de Riópar (Albacete) y la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara). Las aperturas no serán en breve, pero se está trabajando en los dos proyectos. Se trata de hospederías públicas, “perfectos ejemplos de institución expoliada y dotada de una segunda vida gracias a esta iniciativa”, como subrayan sus promotores.
La Red de Hospederías de Castilla-La Mancha contribuye así también a rehabilitar el patrimonio de la región mediante la cesión a la Junta de edificios históricos susceptibles de reconvertirse en hoteles.
De este modo refuerza su doble compromiso de afianzar un turismo de calidad en entornos privilegiados de la región y preservar edificios patrimoniales que en su día corrieron serio riesgo de desaparición, en un momento en que, según sus promotores, “es más necesario que nunca apostar por los destinos nacionales y el turismo de proximidad”.
Forman parte de ella el hotel boutique Adolfo (Toledo), el hotel Convento del Giraldo (Cuenca), la hospedería Santa Elena (San Carlos del Valle, Ciudad Real), Molino de Alcuneza (Sigüenza, Guadalajara) y el Palacio del Infante Don Juan Manuel (Belmonte, Cuenca); todos con valores comunes como su ubicación, gastronomía, arquitectura, servicio esmerado y fuerte identidad castellanomanchega.
De hecho sus miembros, como explican las mismas fuentes, “tienen una identidad corporativa común, comparten unos parámetros de calidad turística en su funcionamiento y cumplen con determinados requisitos para su adhesión:
- Están inscritos como hotel de entre 3 y 5 estrellas y ubicados en edificios de interés patrimonial o en un entorno paisajístico, monumental o natural privilegiado.
- Promueven la región, ya sea a través de su personal, conocedor de los encantos de la zona, o de su oferta culinaria y enológica (sus menús gastronómicos incluyen producto típico o de kilómetro cero y su carta de vinos debe incluir al menos un 50% de referencias de las diferentes denominaciones de la región).
- Su interiorismo, aunque adaptado a la identidad del hotel, hace un guiño al estilo castellanomanchego.
- Por último, velan por la conservación del medioambiente a través de la obtención de sellos como la Ecoetiqueta turística”.
La Consejería buscaba con su puesta en marcha “dinamizar el sector turístico de la región a largo plazo, impulsar una política de desarrollo rural y proponer una oferta apetecible a través de sus alojamientos más singulares, que vienen a rescatar y defender el olvidado concepto de hospedería: la casa del pueblo, el hogar de toda una comunidad destinado a recibir viajeros y regentado con calidez por sus dueños”.
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