A pesar de que una guerra en Irak llevaría a los consumidores a reducir gastos y viajes, la lejanía de Latinoamérica y el Caribe de la zona en conflicto ofrece a los turistas una opción aparentemente más segura frente a otros destinos mundiales.
A pesar de que una guerra en Irak llevaría a los consumidores a reducir gastos y viajes, la lejanía de Latinoamérica y el Caribe de la zona en conflicto ofrece a los turistas una opción aparentemente más segura frente a otros destinos mundiales.
Aunque la mayoría de los turistas que viajan al Caribe y Latinoamérica proceden de EEUU, en los últimos meses los países de la región han intensificado sus promociones a nivel interno y en Europa, con el fin de minimizar un posible descenso del turismo estadounidense, como ocurrió tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El estado estadounidense de Florida, donde habitan más de 2,5 millones de personas de origen latinoamericano y donde la industria turística es el principal sector de su economía, perdería 3.900 millones de dólares por una eventual guerra con Irak. El impacto del conflicto con ese país árabe en el turismo de Florida dependería de la duración y complicaciones de la guerra. Las consecuencias irían desde la caída del turismo en un 50 por ciento, que significaría seis millones de turistas menos, y la pérdida de alrededor de 50.000 puestos de trabajo, en el escenario más grave, hasta la caída del 15 por ciento en caso de que Estados Unidos obtuviera una rápida victoria. En México, aunque el panorama no es tan oscuro, las autoridades tienen preparado un "plan de contingencia" frente a una eventual guerra que prevé en particular el reforzamiento del mercado interno. Aunque los principales destinos turísticos en México no han sufrido grandes tropiezos, los hoteleros prevén una caída de al menos un 10 por ciento por la incertidumbre de guerra y la posibilidad de una intervención armada. Más del 80 por ciento de los veinte millones de extranjeros que visita México cada año provienen de Estados Unidos -una guerra pondría en aprietos a la industria turística mexicana- por lo que la segunda prioridad será reforzar también la promoción turística en Europa y América Latina. Las autoridades también consideran que las repercusiones en el turismo dependerán de la duración e intensidad de la guerra. No obstante, la mayoría de los agentes, tanto del Estado como del sector privado, expresaron a EFE que no creen que el turismo mexicano sufra graves trastornos y que la percepción que tienen los estadounidenses es que México es un lugar seguro. En el Caribe las expectativas son buenas, ya que como dijo la gerente de la compañía española Air Europa en República Dominicana, Sonia Cambroso, "es un lugar seguro y los turistas lo prefieren frente a otros destinos", situación que según ella beneficiaría a las aerolíneas europeas. Sin embargo, American Airlines y Continental auguran que el miedo podría causar una disminución de pasajeros procedentes de EEUU, cuando éstos constituyen uno los principales flujos turísticos de República Dominicana. Empresarios dominicanos y puertorriqueños expresaron su preocupación de que el temor a un conflicto entre EEUU e Irak desanime a los potenciales visitantes, aunque apenas se han registrado cancelaciones en las reservas hoteleras.
En Centroamérica, en general, no se espera que un conflicto armado tenga un impacto importante en la industria turística, sobre todo por la lejanía geográfica con la zona en conflicto. En El Salvador "no se ha sufrido en lo absoluto bajas o cancelaciones a raíz de una posible guerra en Irak", en referencia a reservas de hoteles o de líneas aéreas, según la Corporación Salvadoreña de Turismo. El turismo en El Salvador más bien está incrementando su actividad con vistas a las vacaciones de Semana Santa y en enero pasado la llegada de turistas se incrementó en un 35,7 por ciento respecto al mismo mes de 2002. Las autoridades de Guatemala, Honduras y Nicaragua tampoco creen que una guerra pueda afectar al turismo y coinciden que la llegada de turistas a sus países continua normal. En Costa Rica, por el contrario, si se empezó a sentir el impacto de la guerra en el turismo, no sólo por la delicada situación de algunas aerolíneas, sino también porque ha disminuido la ocupación hotelera. "Estimamos pérdidas tan cuantiosas que podrían sacar del mercado a algunas empresas (líneas aéreas) por el aumento en el precio de los combustibles, la necesidad de utilizar menos aeronaves, el aumento en el costo de los seguros y una menor demanda", señaló la Asociación de Líneas Aéreas. La Cámara Costarricense de Hoteleros manifestó que los efectos de guerra ya se sienten en la ocupación de habitaciones.
En Sudamérica, los gobiernos y empresarios del sector coinciden en señalar que un conflicto crea incertidumbre pero que no creen que sus países se vean directamente afectados por la guerra. En Colombia, el primer efecto concreto por un eventual conflicto fue el aumento en el precio de las tarifas aéreas autorizado por las autoridades por el alza del precio de los carburantes para avión. En Colombia y Venezuela los conflictos internos que viven añaden una carga más a la mala situación turística que registran ambos países.
"De haber excepciones dentro de territorio venezolano sería isla Margarita, que se vende aparte como destino propio", indicó una de las principales cadenas hoteleras mundiales.
En Brasil, ajeno a los temores de una guerra, el ministro de Turismo, Wilfrido Mares Guía, dijo recientemente que el Gobierno calcula que el número de turistas extranjeros que visita el país seguirá creciendo y llegará en 2006 a unos 9 millones, el doble del actual flujo.
Mares atribuyó su optimismo en parte al lleno que registraron los hoteles de Río de Janeiro en el pasado Carnaval, en la primera semana de este mes. La cadena hotelera española Sol Meliá anunció, el mes pasado, que este año ampliará su presencia en Brasil con la apertura de su segundo hotel de cinco estrellas en Sao Paulo y de otros siete establecimientos en distintas partes del país. En Perú, la llegada de turistas al principal destino del país, la ciudadela incaica de Machu Picchu, se redujo en 11 por ciento en enero pasado y en 6 por ciento en febrero último, respecto a los mismos meses de 2002. Uno de los factores que ha influido en la caída del turismo es la reducción de vuelos directos desde Europa, la principal región de donde proceden los visitantes, pero la ocupación hotelera muestra una recuperación importante en las últimas semanas. Al ser Ecuador y Bolivia de los denominados "destinos remotos", la guerra no afectará demasiado el flujo de turistas previsto, estiman sus autoridades, que además reconocieron que la actual situación de incertidumbre ha beneficiado a los países latinoamericanos, que se han convertido en un destino más seguro para muchos turistas. En Argentina, donde el turismo está en auge a causa de la fuerte devaluación del peso, las autoridades consideran que una guerra en Irak no tendrá mayor impacto. Los datos preliminares sobre reservas en hoteles y de pasajes de avión hasta la próxima Semana Santa no muestran cambios de importancia, dijeron a EFE portavoces de la Secretaría de Turismo. En Chile los operadores de turismo tampoco prevén mayores perjuicios, porque la temporada alta está a punto de terminar. Los representantes de algunas cadenas hoteleras aseguraron además que sus reservas para este mes y el próximo se han mantenido en niveles normales, a pesar de la eventual guerra en Irak.
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