Carnival: ¿mala suerte o desidia?

Algo tiene que estar fallando y gravemente. Entre los últimos problemas cabe citar el incidente sufrido el pasado febrero por el Triumph -que se quedó a la deriva en Golfo de México durante días por un incendio en la sala de máquinas-. Mucho más recientemente, la pasada semana la compañía tuvo que evacuar de la isla caribeña de San Martín a 5.733 personas (4.363 pasajeros y 1.370 miembros de la tripulación) que viajaban en el Carnival Dream, un gran barco crucero que se tuvo que quedar en puerto después de que se detectaran fallos en un generador alternativo, como informó HOSTELTUR noticias de turismo en Un crucero de Carnival por el Caribe sufre problemas con sus generadores.

El Triumph anduvo a la deriva varios días.

A esto suma este fin de semana un nuevo problema técnico en otra de sus embarcaciones, en esta ocasión el Carnival Legend, que ha tenido que regresar al puerto de Tampa (Florida) de donde salió sin acabar la ruta prevista.

Tantos problemas técnicos tienen que tener una razón también técnica y no convertirse en un simple borrón en la reputación de la compañía que se arregla con bajadas de precios. Ha llegado un momento en que la compañía tiene que plantearse seriamente una revisión a fondo de su flota para acabar con tantos problemas.

No es que los incidentes no le pasen factura, desde luego que sí, pero por el momento no tanto como cabría esperar. El del Triumph ha repercutido negativamente en su último trimestre fiscal, que aún así finalizó con ganancias. Ganó 37 millones de dólares (unos 28 millones de euros), frente a los 139 millones (106 millones de euros) que perdió un año antes, cuando su negocio se vio fuertemente afectado por el accidente del Costa Concordia, como informó Carnival regresa a ganancias en su primer trimestre fiscal

Lo anticipado de las reservas juega a su favor en este momento pero ahora se tiene que apuntar a unos diez mil cruceristas que, con los tres últimos incidentes, tendrán pocas ganas de realizar de nuevo un crucero con Carnival. Lo peor es que mientras Carnival arregla sus barcos, el resto de la industria también se ve afectada por la mala fama que da a los cruceros y eso no parece justo.