Tres modelos hoteleros comprometidos con su impacto social
Modelo de negocio de OD Group, Good Hotel Group y Es Racó d'Artà
Publicada 05/12/20- En OD Group se comprometen con el vecindario a ser establecimientos inclusivos, organizando actividades culturales en sus instalaciones
- Good Hotel Group es una empresa social que destina todos sus beneficios a la ONG Niños de Guatemala para crear escuelas en el país
- Con Es Racó d'Artà sus promotores quieren "volver a los orígenes, recuperar la Mallorca añorada para dar a conocer todo lo que somos"
Sostenibilidad es una de las palabras más repetidas en los últimos meses y una de las tendencias de futuro, ya presente, en la que todos los expertos coinciden. Pero en el Seminario INTO han querido demostrarlo con hechos reuniendo a los representantes de tres empresas hoteleras muy comprometidas con la triple variante de este concepto: medioambiental, pero también económica y social. En la citada jornada han contado su experiencia Marc Rahola, fundador y CEO de OD Group; María O'Connor, responsable del departamento social de Good Hotel Group; y Felip Boyero, director de concepto de Es Racó d'Artà.
Las tres empresas tienen en común su compromiso con la comunidad y el enfoque en la sostenibilidad como la base de su esencia. En palabras de María O'Connor, “intentamos ser el cambio”.
OD Group, hoteles inclusivos en su entorno
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en OD Group, como ha explicado su fundador y CEO, Marc Rahola, “no tiene un departamento propio ni es una estrategia de marketing, sino algo esencial que se aplica de manera orgánica a todo lo que hacemos desde el primer momento, ya que instalamos nuestros hoteles en edificios abandonados”.
Asimismo, según ha añadido, “nos comprometemos con el vecindario a ser un establecimiento inclusivo, una pieza urbanística más en una zona determinada porque no deja de ser un edificio público. Para ello organizamos constantemente actividades en nuestras instalaciones, sobre todo de tipo cultural; ámbito en el que también premiamos a los mejores artistas locales con los OD Arts Awards, además de facilitarles el acceso a microcréditos”.
Ese compromiso con el público local es parte esencial de un producto que Rahola ha definido como “dinámico, favorecido por un equipo que constantemente toma las decisiones pertinentes en menos de dos saltos dentro de una estructura transversal. Sólo siendo dinámicos y estando predispuestos a entender lo que pasa podemos adaptarnos a la cambiante situación y seguir siendo competitivos”.
Y es que en sus hoteles, todos pequeños y tipo boutique, “siempre pasan cosas todos los días”. Ya tienen cinco -tres en Ibiza, uno en Mallorca y uno en Barcelona- y otros en proyecto en Francia, Miami, Londres y Madrid; aunque su fundador y CEO ha reconocido que “en este desarrollo vamos paso a paso”.
Todos ellos tienen en común “una buena ubicación, próxima a distintos puntos de interés para muchos nichos, cerca de oferta cultural y deportiva para poder abrir todo el año y bien conectados; así como un diseño y conceptualización del espacio en los que intentamos preservar la arquitectura y el material del lugar para culturizar y generar sostenibilidad local en torno a un modelo de economía circular, porque el aspecto medioambiental también es clave”.
Good Hotel Group, una empresa social
Marten Dresen, fundador y CEO de Good Hotel Group, y su equipo son plenamente conscientes, como ha subrayado María O'Connor, del “impacto tan importante que generamos en nuestro entorno porque el sector hotelero es enorme. Por eso desde nuestros comienzos nos propusimos centrarnos en ayudar a la gente y devolver a la comunidad local todo lo que nos aporta”.
Su historia empieza en 2006 con la creación de la ONG Niños de Guatemala, financiada con los beneficios de la cadena para crear escuelas que ya forman a 500 niños para que tengan un futuro mejor. Se constituyen así, según ha detallado O’Connor, en “una empresa social que cuanto más éxito tenga, más podrá donar a este fin porque no tenemos un fin lucrativo. Por ello a nuestros clientes les recordamos que con su estancia están haciendo el bien, lo que les hará dormir mejor”.
Trabajan asimismo estrechamente con las comunidades, de las que también forman parte y son beneficiarias de su compromiso con la educación y la formación. Prueba de ello es que, independientemente de su origen y edad, a los interesados les pagan durante cuatro meses mientras les forman en sus instalaciones y al finalizar pueden seguir colaborando con ellos o trabajar en otros hoteles. O’Connor se ha mostrado muy orgullosa de esta iniciativa, que demuestra que “hacer el bien es un buen negocio”.
“Debemos hacer las cosas de manera sostenible para reconstruirnos mejor tras la pandemia. Ahora tenemos la oportunidad de ser más creativos, para pensar de manera diferente porque tenemos tiempo; y para hacer el bien porque no tenemos nada que perder. Debemos afrontar los retos de manera sostenible y con el corazón”, según María O'Connor, responsable del departamento social de Good Hotel Group
De momento tienen dos hoteles: el primero es un 4 estrellas de 22 habitaciones ubicado en una vieja mansión en Antigua (Guatemala), comprada en 2014 y decorada con artesanos y proveedores locales; y otro de la misma categoría y con 148 habitaciones en una plataforma flotante en Londres. La próxima apertura será en el barrio más de moda de la ciudad de Guatemala, y quieren abrir más, pero “algunos proyectos se han visto frenados por la pandemia”.
Precisamente uno de los problemas con los que se encuentran es el de localizar inversores que estén dispuestos a apostar por un modelo que ya ha tenido gran éxito en Londres pero cuyos beneficios van destinados íntegramente a su ONG. “Es necesario educar a los inversores y demostrarles que también en una empresa social como ésta pueden sacar mucho partido a sus inversiones. Afortunadamente su percepción está cambiando, también por las ventajas fiscales que obtienen”.
Es Racó d'Artà, la Mallorca añorada
Es Racó d'Artà es el sueño de dos amigos, uno arquitecto y otro constructor, con el que se propusieron, en palabras de su director de concepto, Felip Boyero, “volver a los orígenes, recuperar la Mallorca añorada dando a conocer todo lo que somos porque somos parte de esta tierra”.
El establecimiento es una antigua posesión mallorquina a la que se han ido añadiendo unidades alojativas pero “respetando siempre la vegetación y utilizando materiales locales para que sea un proyecto perfectamente englobado en su entorno”. Cuenta con 31 estancias, un centro gastronómico donde orientan al cliente qué comer para mejorar su bienestar, todo con productos cultivados en la propia finca o al menos de kilómetro cero, al igual que en su spa con tratamientos hindúes.
En sus 196 hectáreas de superficie ofrecen experiencias relacionadas con su entorno, como talleres de cerámica con artesanos locales o de elaborar esencias con su vegetación; pero también actividades relacionadas con la cultura, el arte y la música
Para Boyero la clave reside en la diferenciación, “no ser un hotel más, porque no somos un agroturismo ni un hotel rural. De hecho estamos buscando la nomenclatura adecuada para este producto tan diferente con el que queremos aportar nuestro granito de arena al desarrollo de un nuevo turismo”.
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