Vacunas, desconfianza y dos modelos sobre la mesa: europeo y anglosajón
El New York Times se pregunta dónde se equivocó Europa en su estrategia de vacunación y por qué
Publicada 23/03/21Análisis/ Lo que ha ocurrido esta pasada semana con la vacuna de AstraZeneca en España y en parte de la Unión Europea escenifica una forma de gestionar las crisis que muchas veces juega en contra de la propia UE y, por supuesto, de su estrategia de vacunación. España es un ejemplo. Una vacuna pasa las bendiciones de las autoridades, empieza a administrarse con restricciones de grupos de edad (hasta los 55 años), luego es puesta en cuestión por las propias autoridades sanitarias en base a unos casos de los que ni entonces ni ahora se ha podido demostrar una relación causa-efecto, se suspende la vacunación iniciada, se cuestiona la vacuna, se hace como si se investigara algo durante un fin de semana y de inmediato las mismas autoridades sanitarias ratifican que la vacuna es segura, siguen sin demostrar una relación causa-efecto con los trombos y optan por reiniciar la administración de la vacuna ampliando, además, al grupo de edad entre 55 y 65 años. Resultado: de nuevo, la desconfianza. La lentitud en el proceso de inmunización. La incertidumbre. El New York Times considera fracasada la estrategia europea. Veamos por qué.
"Dónde se equivocó Europa en su estrategia de vacunación y por qué", así se titula el artículo de referencia. Empieza así: "Mientras Washington entró en el negocio con las compañías farmacéuticas, Europa fue más conservadora fiscalmente y confió en el libre mercado". Sorpresa.
"La salvación de la vacuna permanece, por ahora, tentadoramente fuera de alcance" para la mayoría de los europeos, destaca el prestigioso diario. Solamente alrededor del 10% de los europeos ha recibido la primera dosis de la vacuna, comparado con el 23% de los estadounidenses y el 39% de los británicos, asegura
Las cifras, según Our World in Data, son estas a 21 de marzo. Vacunados en EEUU, Reino Unido y la Unión Europea, con las dos dosis de la vacuna:
Vacunados, según la misma fuente, en EEUU, el Reino Unido y la Unión Europea, pero solamente con la primera dosis (a estos datos se refiere el New York Times):
Según el New York Times, no hay un solo culpable por "este fracaso", sino que se han ido tomando pequeñas y seguidas "malas decisiones": la UE fue comparativamente lenta negociando los contratos con los laboratorios, los reguladores fueron muy cautos y se pensaron mucho si aprobaban algunas de las vacunas, apostaron por vacunas que han dado problemas en el suministro, y finalmente, "los gobiernos nacionales enredaron los esfuerzos locales en interminables trámites burocráticos". Este es el diagnóstico que hace el artículo de lo sucedido en Europa.
Viendo las cifras de inmunización, y comparándolas, no tengo tan claro que la UE haya "fracasado" realmente, aunque desde luego todo el proceso ha estado lejos de ser eficiente. En la base está siempre la distinta estrategia de vacunación que han seguido la UE y sus colegas anglosajones, y todavía hoy desconocemos quién ha acertado
Dinero sobre la mesa
Pero ahora viene lo más curioso: la mejor explicación a lo sucedido, "que ha obsesionado a la Unión durante meses", es tan filosófica como operacional, destaca el artículo. "Los gobiernos europeos a menudo son vistos desde los Estados Unidos como bastiones liberales y de libre gasto, pero en esta ocasión ha sido Washington quien ha metido miles de millones en las farmacéuticas y ha mimado sus negocios".
Bruselas, comparativamente, mantuvo una posición conservadora, de austeridad presupuestaria, sin entrar en el juego del libre mercado ni preocuparse por ser el primero en llegar y poner el dinero sobre la mesa, dice el diario. "Y ha pagado por ello".
La Unión Europea fue a comprar vacunas como un cliente, mientras que los Estados Unidos fueron a ayudar a las farmacéuticas en su negocio, gastando dinero para acelerar el desarrollo, las pruebas y la producción de las vacunas. Ser un cliente o ser un partner, he ahí la diferencia.
"Washington había gastado miles de millones en pruebas clínicas y producción de vacunas cuando Europa decidió poner en común sus recursos y negociar como un bloque", dice el diario. A mitad de junio, la Comisión Europea anunció una compra conjunta de vacunas por 3.200 millones de dólares. En Washington el programa de administración de vacunas contaba con un presupuesto de 10.000 millones de dólares.
Pero no solo cuestión de dinero
El primer trato europeo, con AstraZeneca, llegó en agosto, "meses después que los Estados Unidos". Y mientras la UE negociaba "como un comprador potente", EEUU echaba manos de sus poderes de compras en tiempo de guerra para asegurar a las farmacéuticas las materias primas que necesitaban. Europa no era la primera de la fila para recibir las dosis, recuerda el artículo.
El Reino Unido también apostó fuerte por AstraZeneca, dice el artículo, pero trabajó en una relación cercana con la farmacéutica y firmó acuerdos muy pronto, que le dieron ventaja cuando la compañía tuvo problemas de abastecimiento en enero
Estados Unidos lo hizo todo fácil para las farmacéuticas, de hecho, algunos dicen que "demasiado fácil", en cuanto a la propiedad intelectual del medicamento, y absolviendo a las compañías de cualquier responsabilidad si al final las vacunas no funcionaban como se esperaba. Washington pagó el desarrollo y las pruebas: "las compañías no tenían esencialmente nada que perder".
Europa tuvo que armonizar puntos de vista y leyes distintas en cuanto a la responsabilidad, encontrando puntos en común en la filosofía y legislación de 27 países. Es curioso como estas cuestiones nos enfrentan a nuestros demonios: Europa se ha levantado sobre una base de principios y valores que, claramente, en casos de emergencia, se muestran poco eficaces. La dicotomía quizá no sea real, pero filosófica y políticamente me parece muy interesante porque si esos principios y valores, en momentos de crisis, no ayudan a los ciudadanos europeos, ¿de qué sirven? Y por otro lado, ¿queremos una Unión Europea huérfana de esos principios y valores que la hacen ser quien es, en la historia y en el momento actual?
"Europa no estaba equipada para esta batalla" (para el tiroteo, dice literalmente una de las fuentes del reportaje), algo que sí estaban EEUU y el Reino Unido. Esa es una gran frase, que nos pone cara a cara frente a la Europa que queremos. O no.
Y aquí viene una de las conclusiones más interesantes del artículo: las instituciones europeas son, por diseño, contrarias al riesgo. "Uno de los principios fundamentales de la Unión Europea se llama principio de precaución: el bloque se inclina hacia el lado de la cautela cuando los riesgos no están claros". Ése sí es un problema filosófico y real, que atenaza a la UE, la paraliza y la incapacita en situaciones de emergencia. Nuestros valores pueden seguir a salvo, no son ellos el problema, sino ese miedo, esa indecisión ante el riesgo. Eso es lo que quizá haya que cambiar.
AstraZeneca y la confianza
AstraZeneca ha sido el malo de la película en Europa, casi desde el principio. El culpable señalado por los líderes europeos por no entregar las dosis contratadas. Luego, la vacuna sospechosa por casos de trombos, varios en varios países, entre millones de personas inoculadas. El resultado es un cóctel poco prometedor: enfado, desconfianza, retraso en la vacunación que ya era urgente en enero y que sigue desarrollándose con demasiada lentitud, incertidumbre.
Tras paralizar un proceso que en España casi acababa de comenzar, y aunque la OMS y los reguladores europeos han reafirmado que la vacuna es segura, el daño ya está hecho. Dice el New York Times que solamente uno de cada cinco franceses confía ahora en la vacuna de AstraZeneca, según una encuesta publicada el pasado martes por el Instituto Elabe. En Galicia, estos días, un 25% de los citados a ponerse la vacuna no ha acudido a la cita.
Los listos que se vacunaron cuando no tocaba
Otra cosa que sorprende en EEUU es el escándalo que se ha armado en algunos países de la UE ante vacunaciones indebidas. En España hemos tenido de todo: alcaldes, concejales, sus familiares, consejeros autonómicos, tenientes generales, obispos...
Pero para un país, EEUU, que tiene claro que el objetivo es que se vacune cuanto antes a cuanta más gente mejor, estos escándalos por vacunaciones indebidas son sorprendentes porque precisamente van en contra del objetivo prioritario y global.
También les sorprende, según se puede leer en el artículo de referencia, que muchos países europeos estén haciendo acopio de dosis para garantizar que las personas que han recibido la primera dosis de la vacuna, podrán recibir la segunda. En EEUU y el Reino Unido "han sido más flexibles, optando por dar a más gente las primeras inyecciones" en lugar de guardarse viales
En Estados Unidos y en el Reino Unido simplemente han sido vacunadas las personas que han ido a vacunarse. De todas formas, como dice en el reportaje un virólogo belga, "es demasiado pronto para saber qué sistema es el mejor", si el de inmunizar prioritariamente aunque sea a menos gente, o el de vacunar con la primera dosis a cuanta más gente mejor.
De nuevo, en el proceso, en la estrategia, y en el resultado, dos maneras de estar en el mundo, cara a cara.
De momento, y ha pasado ya más de un año, y a pesar de la esperanza en las vacunas, seguimos sumidos en la incertidumbre. No sirve de mucho buscar culpables, pero sí que me parece interesante el debate que subyace en el fondo de la contradicción entre el modelo europeo y el anglosajón. Porque creo que esos dos modelos nos definen y marcan cómo EEUU, Reino Unido y Unión Europea están en el mundo, planifican, deciden, actúan.
La UE ha fallado en muchas cosas, es cierto. Pero en este momento, y viendo las cifras de inmunización, no puedo decir que haya fracasado, como claramente considera el New York Times. Tendremos que esperar para descubrir qué modelo ha sido mejor.
Quizá sea porque he tenido siempre debilidad por el héroe falible, humano a pesar de todo, de la mitología griega, y lo prefiero al superhéroe, tan previsible, de Marvel.
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