Los turoperadores británicos han hecho lo que dicen los libros. La ortodoxia de la economía clásica manda que si cae la oferta hay que bajar precios, y así es como han reaccionado ante un mercado paralizado desde antes del comienzo de la guerra en Irak. Los turistas no se atreven a reservar sus vacaciones ante la incertidumbre que provocan las bombas, y los operadores quieren reanimarlos con ofertas.
Los turoperadores británicos han hecho lo que dicen los libros. La ortodoxia de la economía clásica manda que si cae la oferta hay que bajar precios, y así es como han reaccionado ante un mercado paralizado desde antes del comienzo de la guerra en Irak. Los turistas no se atreven a reservar sus vacaciones ante la incertidumbre que provocan las bombas, y los operadores quieren reanimarlos con ofertas.
Los últimos catálogos aparecidos esta semana en el Reino Unido contienen una bajada de precios para los paquetes turísticas que superan la media del 10 por ciento. Para lanzar estas ofertas, los grandes grupos han requerido de los hoteles españoles una reducción de las tarifas. Pero la respuesta ha sido despareja. En la mayoría de los destinos han encontrado acogida, pero en otros, como la Costa del Sol o la Costa de la Luz, han pinchado en hueso. La mayor parte de los hoteleros de Málaga han mantenido sus precios, seguros de que lo contrario los situaría en una estrategia equivocada. «La gente se está retrayendo por la inseguridad y la incertidumbre que genera la guerra, y no a causa de los precios», asegura el presidente de Aehcos, Miguel Sánchez. La mirada es completamente distinta desde el otro lado. Los touroperadores están convencidos de que necesitan precios más bajos para reactivar el mercado, y han renunciado a parte de sus márgenes para poder ofrecerlos también en los destinos como la Costa del Sol, donde no han encontrado colaboración de los hoteleros, según ha asegurado a este periódico un ejecutivo de TUI-Thomson. Este operador tiene previsto enviar durante este año a la provincia de Málaga a unos 400.000 turistas, y en la mayor parte de los casos lo hará para cubrir las garantías firmadas en su momento con los hoteles. Los responsables de TUI, el mayor operador de Europa y líder en el Reino Unido, no temen encontrarse con asientos vacíos en sus aviones, ya que el mercado de vuelos no ha sentido aún el impacto de la guerra. Su inquietud se centra en los paquetes turísticos, y especialmente en el segmento del mercado de familias, el más sensible ante las situaciones de incertidumbre como la provocada por la guerra en Irak. En la última semana, TUI ha estado negociando con los hoteleros de la Costa del Sol para intentar reducir las cantidades a pagar por las camas ya garantizadas por contrato, pero no ha conseguido rebajas. Tendrán que pagar hasta el último euro comprometido. Pero una vez completadas estas camas, el touroperador tiene la intención de canalizar las ventas de última hora hacia destinos españoles como Costa Brava, Costa Dorada o Mallorca, donde la reducción de precios en los hoteles les permitirá mantener sus márgenes de beneficio, según han adelantado responsables de TUI. Los destinos al Este del Mediterráneo seguirán sufriendo por la guerra y no se recuperarán este año Los hoteleros han encontrado motivos para no ceder: las buenas ocupaciones en los dos primeros meses del año, las reservas ya casi completas para la Semana Santa, las previsiones para el verano -donde se cuenta además con el importante peso del turismo nacional- y la necesidad de mantener los cánones de calidad. (H.B., diario Sur, 04/04/03)
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