La entrevista de Carmen Porras

Cómo contribuye el turismo a dinamizar la España vaciada

Pedro Aizpun Alonso, fundador y director ejecutivo de A{2h}de, ha puesto en marcha un proyecto para generar oportunidades en los pueblos a través de la actividad turística

Publicada 04/04/21
Cómo contribuye el turismo a dinamizar la España vaciada
  • "Hay soluciones para la España vaciada, nuestra propuesta es que el turismo sirva para descubrir un lugar y que genere conexión"
  • "A través de un turismo de calidad, un turismo respetuoso se puede contribuir a generar las oportunidades que faltan en los pueblos"
  • "Proponemos el concepto de comarca con el fin de que los propios pueblos se unan y conformen redes de colaboración"

Dinamizar la España vaciada se ha convertido en un gran reto para empresas e instituciones. En los últimos años se han puesto en marcha diversas iniciativas para impulsar las zonas rurales y evitar el despoblamiento. Algunas de ellas echan mano del turismo como vía para atraer visitantes a estos lugares. Es el caso de A{2h}de -leído como “a dos horas de”-, una compañía nacida en 2016 con el propósito de aprovechar esta actividad como puerta de entrada a la España vaciada. Su fundador y director ejecutivo, Pedro Aizpun Alonso, explica que trata de aportar soluciones para el desarrollo y promoción del ámbito rural a través de un turismo responsable de proximidad. Licenciado en Empresariales, ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en el mundo de la consultoría, en el ámbito de la innovación social y la sostenibilidad, pero hace cinco años dio un giro a su carrera para lanzar esta iniciativa.

A{2h}de trabaja para el desarrollo y promoción de las zonas rurales en España. ¿Cómo surgió la idea?

Los inicios fueron en 2016, coincidiendo con un momento personal de cambio. Después de mucho tiempo fuera, volví a mi lugar de nacimiento, Talavera de la Reina (Toledo), y me di cuenta de los recursos que hay en las zonas rurales y de que el turismo puede servir para impulsar pueblos y lugares que a priori tienen dificultades para encontrar vías de desarrollo. Empezamos a trabajar con la idea de comprobar si los destinos del interior de España podían beneficiarse de un turismo responsable de proximidad.

Pretende que la ‘España vaciada’ se convierta gradualmente en la ‘España visitada”. ¿Cómo esperan lograrlo?

Hay soluciones para la España vaciada y nuestra propuesta es que el turismo sirva como un primer impulso: conocer y descubrir un lugar para que genere conexión. A través de un turismo responsable de proximidad, lo que proponemos es que se visiten los pueblos e intentar que en esa primera visita surjan aspectos positivos y, si al visitante le gusta el lugar, tal vez vuelva o incluso dé el salto a vivir allí. De este modo, se generan ingresos y oportunidades para los pueblos.

¿En qué medida su proyecto puede ayudar a dinamizar la economía de estas zonas e incluso a fijar población?

Empezamos hablando de turismo para el desarrollo y al final terminamos hablando más de desarrollo a través del turismo. A través de un turismo de calidad, respetuoso, se puede contribuir a generar las oportunidades que faltan en los pueblos. ¿Cómo se logra? Tiene que haber elementos facilitadores para que eso se produzca, es la labor que estamos realizando desde A{2h}. Cada pueblo tiene historia, recursos naturales, humanos… pero muchos son muy pequeños y no pueden ofrecer todos los servicios. Y aquí, como solución, proponemos el concepto de comarca, que no implica crear comarcas a nivel administrativo, sino que los propios pueblos se unan y conformen redes de colaboración que les permitan mantener servicios y captar así población.

Territorialmente, la visión comarcal es la que más se adapta a nuestro planteamiento, nos da más variedad y posibilidades a la hora de definir tanto producto como recursos. Es decir, la unión entre varios pueblos, que cojan masa crítica suficiente para asegurar los servicios a una población con el atractivo de una vida rural

Las ventajas son claras y la cuestión es cómo engranamos ese paso, de qué manera hacemos que los pueblos estén preparados para recibir a la gente y que la gente que quiera dar un cambio de vida tenga esa posibilidad.

Pedro Aizpun Alonso puso en marcha la empresa en 2016.

¿Cómo se lleva a la práctica el proyecto?

Hacemos un análisis de las necesidades y de cómo dar soluciones a las mismas. Empezamos por lo que llamamos un análisis de entidad de destino. Es un trabajo de campo que nos permite entrar en contacto con las empresas, las instituciones y las personas de los destinos. Una vez lograda esa identidad y consensuada con los actores del destino, definimos un plan de acción, que tiene que ver con darle visibilidad y generar producto turístico. Trabajamos entonces el tema de los contenidos, textos, vídeos, elaboramos un catálogo de experiencias… Con ellos comienza una labor de promoción y, en paralelo, diseñamos producto turístico, lo que llamamos ‘miniviajes’, que son experiencias de uno, dos o tres días. Como no somos agencia de viajes, trabajamos con terceros para comercializar el producto.

¿Cómo se pone en marcha un proyecto de este tipo en un municipio?

Hasta ahora hemos trabajado con administraciones públicas, sobre todo ayuntamientos, algún grupo de acción local, mancomunidad y alguna Dirección General de Turismo, y ahora estamos empezando a trabajar con empresas.

¿Puede darnos algún ejemplo de los trabajos realizados hasta la fecha?

El que más repercusión ha tenido fue uno que hicimos para la Dirección General de Turismo de Castilla-La Mancha, que nos pidió un posicionamiento como destino de proximidad de referencia. Elegimos cinco lugares, uno por provincia y, teniendo en cuenta diferentes categorías –turismo de naturaleza, industrial enológico…-, desarrollamos el producto. A continuación se hizo una campaña que promocionó los cinco destinos como lugares de escapada.

Por otro lado, el año pasado estuvimos trabajando en La Vera (Cáceres) para generar destino. Es una comarca bastante conocida, pero no se había trabajado nunca desde el punto de vista de destino. Por tanto, nos centramos más en la parte de identidad, preparamos unos vídeos e incluso de ahí surgió un corto que se está presentando en festivales. Trabajamos también en la promoción, pero se quedó parado en la parte de producto por la COVID-19.

Acaba de comenzar otro en Burgos...

Hace seis meses me fui a vivir a Covarrubias, un pueblecito de Burgos. Es un destino con una importante trayectoria turística, pero nos pidieron reposicionarlo hacia un concepto más contemporáneo, para atraer a un perfil de turista nuevo. Trabajamos en un concepto que es como un plan de mejora, para que tenga una continuidad, sea sostenible y genere un impacto duradero y positivo en los destinos.

Una vez que se termina un proyecto, ¿cómo se consigue darle continuidad?

En algunos proyectos incluimos jornadas de capacitación, a veces son formaciones específicas, a veces son puestas en común, de tal modo que esa acción tenga recorrido, si no corremos el peligro de quedar solo en el formato campaña, que da mucha visibilidad puntualmente a un destino, pero queremos que sigan pasando cosas. Ese es uno de los grandes desafíos, pero, al depender de presupuestos y muchas veces de decisiones políticas, estamos más limitados. Eso condiciona la gestión de proyectos a medio y largo plazo.

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