Centenares de vuelos fueron suspendidos ayer en Italia a raíz de las huelgas coincidentes convocadas por pilotos, auxiliares, controladores y empleados de sociedades que gestionan servicios aeroportuarios, en demanda de mejoras salariales y laborales. Sólo la compañía Alitalia canceló 320 vuelos, 170 nacionales, 140 internacionales y 10 intercontinentales, durante las ocho horas de paros sucesivos comprendidas entre las 12.00 y las 20.00 GMT.
Centenares de vuelos fueron suspendidos ayer en Italia a raíz de las huelgas coincidentes convocadas por pilotos, auxiliares, controladores y empleados de sociedades que gestionan servicios aeroportuarios, en demanda de mejoras salariales y laborales. Sólo la compañía Alitalia canceló 320 vuelos, 170 nacionales, 140 internacionales y 10 intercontinentales, durante las ocho horas de paros sucesivos comprendidas entre las 12.00 y las 20.00 GMT.
Las compañías aéreas internacionales que operan desde los principales aeropuertos italianos se han visto obligadas, asimismo, a suspender la práctica totalidad de los vuelos programados durante el desarrollo del paro. De hecho, sólo han estado asegurados por ley los denominados vuelos de Estado, los de carácter militar, los de emergencia y de tipo humanitario y, al menos, uno de conexión de la península italiana con sus principales islas, Cerdeña y Sicilia. Los trayectos intercontinentales con salida de Italia han quedado reducidos a uno por continente para cada una de la compañías aéreas: 22 desde el aeródromo milanés de Malpensa, 9 desde el romano de Fiumicino y uno desde el de Bolonia. No obstante, la entrada en vigor de la huelga a las 10.00 hora local (12.00 GMT) bloqueó, sólo en la pistas de Fiumicino, a una decena de aviones que se disponían a efectuar las maniobras para el despegue, debido, según fuentes aeroportuarias, al "silencio" de la torre de control. Los controladores fueron los primeros en paralizar su actividad, junto con los pilotos y auxiliares de vuelo, a los que se unieron más tarde los trabajadores de las empresas concesionarias de servicios, todos ellos en demanda de mejoras salariales y laborales. La huelga, pese a que estaba anunciada, ha cogido desprevenidos a muchos viajeros, condenados a vivir una jornada de trastornos y esperas.
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