Enfrentarse al p2p es poner puertas al campo
Publicada 06/04/14
Análisis/ Las redes p2p (peer-to-peer o de igual a igual) se están haciendo un hueco y pisando algunos callos en el sector hotelero, del transporte y de las agencias de viajes. Pero los argumentos que manejan las empresas que se quejan de este fenómeno van contra marea en su vano intento por poner puertas al campo.
El concepto p2p no es nada nuevo. Lo novedoso es la irrupción en Internet de plataformas que se dedican a ello. Antes era más laborioso el intercambio entre particulares mediante anuncios en prensa o tablones de anuncios, pero el fenómeno ya está aquí desde hace años. Ahora lo que levanta ampollas es que haya quien haga negocio con ello.
Los conceptos ‘intrusismo’ y ‘competencia desleal’ han sido y siguen siendo muy utilizados en el sector turístico, si bien el devenir de los hábitos de los consumidores los van cubriendo con una pátina de obsolescencia.
Hace años, las asociaciones de agencias de viajes tenían en la lucha contra el intrusismo una de sus batallas permanentes, pero con la entrada en vigor de la directiva Bolkestein de liberalización de servicios ya no tienen sentido esas guerras.
Por su parte, los hoteleros siguen despotricando contra la oferta ‘alegal’ de alojamientos turísticos, ahora protagonizada por portales como Airbnb o Home Away, entre otros, que aglutinan la oferta de casas de particulares como medio económico de pasar unos días en otra ciudad o unas vacaciones.
Y el último capítulo en estos intentos por poner puertas al campo ha sido la denuncia de Fenebús contra el portal Blablacar. La patronal de autobuses pretende evitar la competencia de esa web especializada en poner en contacto a usuarios que quieren compartir su vehículo con otros para repartir gastos en un viaje.
Una iniciativa que ha sido criticada por los usuarios, e incluso por agentes de viajes que reprochan a las compañías de autobuses su doble rasero en cuanto a su relación con las agencias.
Unas agencias, por otro lado, que tienen también su frente abierto en el p2p contra los particulares que se ofrecen como guías, restando negocio a los oficiales contratados por los receptivos.
Intentos todos ellos baldíos que van contra la lógica del mercado. Una lógica ante la cual las empresas deben adaptarse y mantener su negocio, no denunciando e intentando evitar lo inevitable, sino ofreciendo a los clientes valores añadidos que les convenzan de que merece la pena contratar con ellas, y aceptado que en el marcado hay hábitos para todos los gustos y capacidades de compra.
Es cierto que a estas nuevas plataformas de se les debe exigir garantías que cubran a los usuarios contra posibles abusos o estafas, de igual modo que se hace con los hoteles, agencias o transportistas. Pero también es cierto que quien contrata de ese modo, asume un riesgo del que no siempre es consciente, pero no por ello deja de ser un riesgo asumido.
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