Caos y esperas de tres horas en el nuevo aeropuerto de Berlín

"Ante la situación actual en el BER pedimos a nuestros pasajeros que prevean más tiempo de lo habitual durante toda esta semana", indicó la aerolínea, en un comunicado.

Las escenas del fin de semana pasado en el BER se convirtieron en virales, con colas interminables de pasajeros para facturar su equipaje, recoger la tarjeta de embarque o pasar los controles de seguridad.

Era la primera prueba sobre las capacidades de ese aeropuerto, que se inauguró en octubre de 2020 con nueve años de retraso por sucesivos problemas y un coste final que triplica lo presupuestado.

Tras años de espera y sucesivos retrasos en la apertura, durante los cuales fue preciso mantener abiertos los ya obsoletos aeropuertos de Tegel y Schönefeld, el BER entró en funcionamiento en plenas restricciones en el tráfico aéreo internacional por la pandemia.

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El inicio de las vacaciones de otoño se consideraba la primera prueba para el BER ante salidas o entradas masivas de pasajeros. En lugar de salir airoso de la situación, las imágenes del colapso en la terminal han acrecentado su reputación de aeropuerto "gafe".

Berlín está lejos de ser el gran eje para el tráfico aéreo alemán, incluso tras la apertura del BER. El gran aeropuerto internacional sigue siendo Fráncfort, seguido de Múnich, Düsseldorf o incluso Stuttgart, punto de conexión para algunas rutas desde Berlín a España, mientras siguen siendo escasos los directos desde la capital.

El diario "Berliner Morgenpost" recordaba hoy irónicamente que cuatro horas es lo que se tarda en un tren de alta velocidad ICE para viajar desde Berlín a Múnich o Fráncfort.