Reino Unido: de la "libertad" sin restricciones al órdago contra el virus
El Gobierno de Boris Johnson se resiste a reinstaurar restricciones, de momento
Publicada 23/10/21Con una Incidencia Acumulada (IA) de 873,77 nuevos casos por cada 100.000 habitantes a 14 días, el Gobierno del Reino Unido ha decidido echarle un órdago a la COVID-19, mirando hacia otro lado y asumiendo, como dijo este miércoles el ministro de Sanidad en una comparecencia, que "podrían llegar a los 100.000 casos diarios". Solo para hacernos una idea de la situación: en España la IA es de 43,25 nuevos casos, en Francia es de 97,37 y en los Estados Unidos es de 351,78 nuevos casos. Inglaterra decretó su particular "día de la libertad" el 19 de julio, eliminando todas las restricciones, incluida la mascarilla obligatoria, con una Incidencia Acumulada de 798,36 nuevos casos por 100.000 habitantes a 14 días. Las cifras no han mejorado durante el verano, sino todo lo contrario.
Este jueves eran declarados más de 50.000 nuevos casos, un incremento del 18% sobre la media de la semana anterior. Los ingresos hospitalarios han subido un 15%, llegando al millar de personas, y hubo 115 fallecimientos, un 11% más. Y aunque en septiembre algunos expertos ya alertaban de que en otoño sería necesario reintroducir restricciones para atajar la sexta ola, de momento el Gabinete de Boris Johnson prefiere echarle un órdago al virus y seguir sin replantearse las medidas más básicas.
Este viernes, el New York Times hablaba del "experimento epidemiológico" que ha llevado a cabo Inglaterra en los últimos meses, desde el 19 de julio. La justificación para un "día de la libertad" en un momento en que las cifras no eran buenas fue que gracias al programa de vacunación los vínculos entre la infección y las enfermedades graves se habían debilitado.
Los asesores previeron la situación
Las vacunas evitan que las muertes y los casos graves lleguen a los niveles que hemos conocido en 2020, pero no evitan las infecciones ni todos los ingresos. Por ello, ya en septiembre los asesores del Gobierno de Boris Johnson ponían sobre la mesa que coincidiendo con la mitad del semestre escolar podría ser necesario reintroducir restricciones en Inglaterra, aunque no se planteaba un cierre completo si no era totalmente necesario.
Los asesores del Gobierno recomendaban entonces planificar el cierre para minimizar su impacto social y económico, una opción que les parecía mejor que tener que improvisar sobre la marcha cuando la subida de nuevos contagios ya fuera alarmante. No se sabe en qué punto las cifras les parecerán alarmantes a los miembros del Gabinete, aunque en septiembre el primer ministro se decía dispuesto a reintroducir la mascarilla obligatoria y la distancia social en espacios públicos y en el transporte, si era necesario.
Pero de momento no ha habido ninguna decisión al respecto. Tampoco la obligación de que los niños, que se han convertido en el principal vector de transmisión, lleven mascarilla dentro del aula.
El problema en el Reino Unido sería, como en el resto de países que han tenido una estrategia de vacunación eficaz, el colapso de las urgencias y de la atención primaria, que puede repercutir luego en los ingresos y las UCI, según advierten los asesores gubernamentales.
El New York Times refleja así la situación: "Ahora, con un incremento de casos, ingresos hospitalarios y muertes; con un efecto de las vacunas que empieza a desaparecer; y con el invierno a las puertas, la estrategia británica de aprender a vivir con el virus está siendo sometida a su prueba más dura hasta el momento"
Este diario considera que el acercamiento laissez-faire de Inglaterra al virus, viviendo en la normalidad y asumiendo que habría un número controlado de contagios y de ingresos hospitalarios, y que era observado por los Estados Unidos y los países de la Unión Europea como una posibilidad en su propio territorio si salía bien, está ahora en jaque por el repunte en las estadísticas.
Y es que durante el verano, "los ingleses han disfrutado de un retorno a la normalidad que no se ha visto en el resto de Europa, llenando discotecas, teatros y estadios apenas sin mascarillas y sin distancia social". En este momento la mascarilla no es obligatoria ni en interiores ni en el transporte público.
Como contamos en Reino Unido se resiste a activar nuevas restricciones pero hay preocupación, el Gobierno ha admitido esta semana que hay motivos para la preocupación por su parte y por parte de los ciudadanos, y en una comparecencia -la primera en cinco semanas-, Sajid Javid, el ministro de Sanidad, asumía que podrían llegar a los 100.000 casos diarios. Sin embargo, descartaba de momento cualquier vuelta a las restricciones y confirmaba la apuesta del Gobierno por el Plan A: el órdago al virus.
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