Ministerio de Turismo: por qué es posible y necesario

Creo que aburriría a todos repitiendo la importancia del sector turístico (en todas sus variantes y complejidad) para nuestro país. Lo que supone en el PIB anual, lo que aporta a la Balanza de Pagos, lo que significa en términos de empleo…Ya está todo dicho y, de hecho, repetido hasta la saciedad por todos los Presidentes de Gobierno de la democracia, Ministros, Secretarios de Estado, Secretarios Generales, Presidentes y Consejeros autonómicos, Alcaldes…Pero, si es tan importante, ¿por qué nunca ha existido un Ministerio de Turismo en España?

Varios son los argumentos esgrimidos históricamente (carácter sectorial, competencia transferida a las CC.AA…), pero que ya carecen de validez. Por un lado, el argumento de su carácter sectorial no se sostiene para un sector que es públicamente reconocido por su carácter transversal y cuya actividad afecta directa o indirectamente a otros muchos sectores económicos (construcción, automoción, agricultura y ganadería, textil, energético, etc.). El argumento de las competencias transferidas a las CC.AA. tampoco no tiene base, pues actualmente casi todas las competencias de los principales ministerios están ya transferidas (Sanidad, Cultura, Educación…) y se mantienen. No hay excusa para reconocer su importancia al máximo nivel de representación.

Por qué es necesario un Ministerio de Turismo

La situación de crisis generalizada y la creciente amenaza que suponen los destinos competidores, la necesidad de diseñar una estrategia innovadora que plantee un nuevo modelo de desarrollo turístico que apueste por la regeneración, la dinamización del tejido empresarial y el impulso del conocimiento, la necesidad de que se coordinen y unifiquen las actividades de promoción y las leyes que nos restan competitividad dentro y fuera de nuestras fronteras y coordine las actividades entre los diferentes ministerios que inciden en la actividad turística (Trabajo, Hacienda, Fomento, Medioambiente, Cultura, Exteriores, Administraciones Públicas, etc.)…Por todo ello es necesaria la creación de un Ministerio de Turismo, ya que es la única forma de tener una representación única al máximo nivel en el Consejo de Ministros del Gobierno de España, ante la Unión Europea y ante las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Un Ministro que pueda influir y actuar sobre las políticas que afecten o puedan afectar al sector ahora y en el futuro.

Sí que es viable un ministerio propio: ministro sin cartera

Pero, ¿es viable en esta época de crisis la creación de otro ministerio? La respuesta es afirmativa. Se podría sin necesidad de cargar un sólo euro más al actual presupuesto de la Secretaría General de Turismo. ¿Cómo es esto posible? La Ley del Gobierno (Ley 50/1997 de 27 de noviembre) señala en su artículo 4.2: “Además de los Ministros titulares de un Departamento, podrán existir Ministros sin cartera, a los que se les atribuirá la responsabilidad de determinadas funciones gubernamentales”. Y en su Exposición de Motivos recuerda que: “En este sentido, si bien se contempla expresamente la figura de los Ministros sin cartera, no cabe duda de que su consideración es precisamente la de Ministros.”

Es decir, es legalmente posible la creación de un Ministerio de Turismo y es económicamente viable pues estos Ministros sin cartera no requieren la asignación de medios y recursos que un Ministerio “normal” tiene asignado por Ley. La actual Secretaría General de Turismo tiene una infraestructura y presupuesto más que suficiente para que el nuevo Ministerio lleve a cabo su función y la representación de un Ministro de Turismo en los principales centros de decisión del Gobierno, como es el Consejo de Ministros, haría que todas las iniciativas legislativas y estrategias del nuevo Gobierno tuvieran en consideración sus repercusiones sobre las actividades del sector turístico.

Hay decisiones que aún no se han tomado por el nuevo Gobierno y esta puede ser una de ellas. De hecho, creo que la campaña más intensa de apoyo al nombramiento de un Ministro de Turismo (sin cartera) tendría que ser ahora. Un clamor unánime del sector que llegue al nuevo inquilino del Palacio de La Moncloa.