Cantidad versus calidad. Las ciudades ven peligrar las buenas intenciones
Tras las pandemia, las ciudades buscan evitar errores del pasado y desarrollar un turismo más sostenible, pero los deseos pueden chocar con la realidad y la crisis económica que aún perdura
Publicada 22/11/21Artículo exclusivo para suscriptores Premium
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Según recuerda GlobalData, “desde el surgimiento de las aerolíneas low cost y de varias formas de alojamientos económicos, la popularidad de los city break aumentó significativamente en el mercado de viajes intraeuropeo”.
De hecho, “el 38% de los turistas afirma que este tipo de escapadas se había convertido en algo habitual para ellos, lo que había convertido a los city trips en el segmento de viajes más popular, por detrás de las vacaciones de playa y las visitas a amigos y familiares”, añade GlobalData.
Sin embargo, la explosión de las grandes urbes como destinos turísticos de masas tuvo un precio: se generaron muchos desequilibrios, lo que a su vez generó turismofobia.
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“Antes de la pandemia, los incrementos anuales constantes del turismo internacional en ciudades como Barcelona, Amsterdam o Praga causaron enfado entre las poblaciones locales, lo que a su vez generó presión hacia las autoridades locales”, apunta Ralph Hollister, analista del sector turístico en GlobalData.
Después llegó la pandemia, lo que hizo caer en picado las llegadas de turistas a las ciudades el año pasado, dado que los viajeros han tendido a evitar las áreas densamente pobladas.
Sin embargo, “los europeos están comenzando a volver a viajar a las grandes ciudades europeas, con la confianza de haber recibido la pauta completa de la vacuna y esperando que las restricciones sean menos erráticas”, indica GlobalData.
Interrogantes abiertos sobre cómo será la recuperación
Ahora bien, esta recuperación plantea interrogantes, dadas las negativas experiencias del pasado en algunos destinos donde aumentó el rechazo social al turismo.
Cabe recordar además que en la actualidad, la planta hotelera de numerosas ciudades sigue sin estar reabierta en su totalidad.
Por dicho motivo, según apunta Ralph Hollister, "a medida que las ciudades europeas vayan recuperando completamente la actividad, los responsables turísticos deberán usar este período de renovado crecimiento para lograr el equilibrio adecuado entre la rentabilidad económica y garantizar una buena calidad de vida para los residentes”.
“Por ejemplo, los responsables de turismo de Praga manifestaron en medio de la pandemia su intención de utilizar ese tiempo de inactividad para desarrollar formas más sostenibles de turismo urbano para el futuro, con el fin de apaciguar a la población local. En este sentido, afirmaron que el nuevo enfoque de Praga era atraer a turistas de ‘alto valor’ que se quedarían más tiempo, gastarían más y, en general, actuarían de manera más responsable durante su viaje. La reapertura de Praga al turismo internacional será un caso interesante para monitorizar”, explica el analista de GlobalData.
Un debate muy parecido se ha planteado en Barcelona. Según apuntaba recientemente el concejal de Turismo de la capital catalana, Xavier Marcé, "nosotros no primamos la cantidad, sino la calidad. Es más importante que el visitante pase una noche más en Barcelona a que haya más visitantes. Si tengo X habitaciones mi obligación es procurar que estén llenas, pero si las puedo llenar con menos turistas que pasen más noches, mejor que mejor".
Según añadía el concejal de Turismo, "como ciudad, tenemos tres objetivos básicos. Primero: desmitificar el concepto de la cantidad como un criterio de análisis único. Segundo: tener un turista con más capacidad de gasto, más comprometido con la ciudad y con más curiosidad para descubrir todo aquello que le pueda ofrecer el destino. Tercero: queremos que Barcelona sea capaz de convivir con el visitante interactivamente".
Vea la entrevista a Xavier Marcé:
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Los deseos pueden chocar con la realidad
Sin embargo, Ralph Hollister se muestra algo pesimista respecto a las buenas intenciones manifestadas por las principales ciudades europeas durante este último año y medio.
“El deseo de los responsables turísticos de las ciudades para reposicionar los destinos mediante campañas de marketing y nuevas regulaciones podría tener una duración corta, ya que el impacto económico de la pandemia continúa”.
Y es que, a medida que se van agotando las ayudas COVID que los gobiernos han inyectado a las empresas turísticas, "es posible que las principales ciudades tengan que centrarse una vez más en la cantidad por encima de la calidad para estimular la recuperación económica".
De hecho, según vaticina Hollister, desde diferentes ámbitos (asociaciones empresariales, sindicatos, etc) se van a redoblar las presiones a los gobiernos locales para que tomen medidas con el fin de atraer un mayor volumen de turistas.
En conclusión, la recuperación del turismo urbano en los próximos años va a ser un "complicado ejercicio de equilibrios que inevitablemente causará controversia".
Caída del 77% en las pernoctaciones hoteleras en las ciudades europeas
En la siguiente infografía podemos ver cómo, antes de la pandemia, las pernoctaciones hoteleras en las principales ciudades europeas iban subiendo año tras año, con crecimientos anuales medios del 4%.
"Hasta el año 2020, las ciudades eran los líderes claros de la industria turística europea", informa European Cities Marketing (ECM)
Pero llegó la pandemia y se pasó de 690 millones de estancias a 158 millones. Una caída del 77%.
En algunas ciudades, la caída fue incluso superior. Es el caso de Barcelona, que registró un descenso de las pernoctaciones hoteleras del 80% el año pasado. Madrid cayó un 75%.
Según apunta European Cities Marketing (ECM), el impacto de la pandemia en el turismo urbano ha sido económico y social, al afectar al sustento de centenares de miles de trabajadores (tanto de hoteles, como de empresas proveedoras), "con repercusiones sobre sus familias y comunidades enteras".
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