Las empresas constructoras españolas, al igual que las compañías hoteleras, comienzan a asomarse a los países emergentes con el fin de tener mayores posibilidades de expansión, según los expertos del sector turístico. De esta forma, Marruecos, Túnez, Egipto, Croacia, Líbano o Grecia son algunos de los destinos elegidos por estos grupos que tratan de diversificarse, pese a que exista cierto riesgo en la inversión y un latente temor a visitarlos a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre y la guerra en Irak.
Las empresas constructoras españolas, al igual que las compañías hoteleras, comienzan a asomarse a los países emergentes con el fin de tener mayores posibilidades de expansión, según los expertos del sector turístico. De esta forma, Marruecos, Túnez, Egipto, Croacia, Líbano o Grecia son algunos de los destinos elegidos por estos grupos que tratan de diversificarse, pese a que exista cierto riesgo en la inversión y un latente temor a visitarlos a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre y la guerra en Irak.
Grandes constructoras como ACS y algunas inmobiliarias como Fadesa están entrando en estos mercados porque 'ofrecen mayores beneficios fiscales y posibilidad de comprar suelo barato'. Se presentan a concursos internacionales, promovidos por sus Gobiernos, en los que se incluyen la construcción de establecimientos, campos de golf y residencias turísticas como inversión para una posterior venta. La inversión total de estas compañías españolas en estos destinos emergentes podría ascender hasta el momento a 120 millones. 'Se trata de inversiones con rentabilidad sostenible a largo plazo', según Óscar Aguer, director de la asesoría de turismo y hotelería THR. 'Además de las tradicionales compañías del sector, normalmente cadenas hoteleras y fondos de inversión, han entrado ahora nuevos protagonistas que operan con nuevas reglas', dice. Son grandes grupos que apuestan por hoteles más grandes, 'precisamente los que no se pueden permitir los pequeños inversores', apunta. Estos nuevos grupos inversores analizan todas las oportunidades que ofrecen estos mercados teniendo en cuenta la fiscalidad, el mercado laboral, la situación económica y la rentabilidad. Por esta razón 'intentan estudiar bien el mercado y focalizar sus inversiones en función del tipo de turismo, las oportunidades de negocio y los servicios de transporte del país, entre otras cosas', explica Aguer. Croacia antes de la guerra competía ya con la industria hotelera vacacional española con nueve millones de turistas. Después del conflicto, bajó a 250.000 y ahora tiene más de 2,5 millones de visitantes. La cadena española Sol Meliá cuenta con 27 establecimientos en el oeste de Croacia. Fadesa está interesada en Marruecos. Es un destino atractivo para las compañías españolas, ya que prepara un plan turístico para competir con el sol y playa español de Canarias. El Gobierno de este país prevé unas inversiones de 7.000 millones hasta el año 2010 en el que incluye complejos de ocio, de salud y deportivos. Además de Fadesa, empresas hoteleras como Riu, Sol Meliá, Barceló, Iberostar, Occidental y Globalia están interesadas en estos destinos de riesgo. De hecho, ya aportan el 10% de la inversión incluida en el programa previsto del país vecino. En 2002 llegaron a Marruecos 4,39 millones de turistas, de los cuales 201.0000 procedían de España. El fin último del Gobierno es llegar a 10 millones de visitantes hasta 2010. (A.N., diario Cinco Días, 15/05/03)
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