Dos días en el Wonder of the Seas, un crucero de la era pos-Covid
Publicada 08/05/22
- El Wonder of the Seas tiene capacidad para 6.988 pasajeros y será el crucero más grande del mundo hasta el debut del Utopia of the Seas
- El barco tiene 20 restaurantes, 11 bares, casino, cuatro teatros y en él trabajan 2.300 tripulantes
- El crucero navegará por el Mediterráneo Occidental hasta octubre y luego regresará a EEUU para iniciar los viajes por el Caribe
El crucero Wonder of the Seas ha comenzado este fin de semana sus itinerarios por el Mediterráneo Occidental, con Barcelona y Roma como puertos de embarque, visitando también Palma de Mallorca (España), Nápoles y Florencia (Italia) y la región de la Provenza en Francia. Antes de su primer viaje, HOSTELTUR noticias de turismo tuvo la oportunidad de vivir la experiencia del gigante del mar, durante dos días y dos noches. Y pudo hacerlo dos años después de la aparición de la COVID-19, pandemia que paralizó por completo el turismo, golpeó particularmente a la industria de los cruceros y retrasó el debut de la "Maravilla de los mares".
Desde el comienzo de la pandemia los protocolos se han ido multiplicando y poco a poco flexibilizando, pero hay una exigencia que Royal Caribbean mantiene y aplica tanto a los pasajeros como a la tripulación. Para poder subir al barco se necesita pauta completa de vacunación y un test de antígenos negativo, realizado como máximo 24 horas antes de embarcar, esto último porque dentro del barco el uso de la mascarilla es voluntario.
La tecnología ha jugado un papel importante para reactivar el turismo seguro, por lo que apostar por el contactless ha sido una prioridad para reducir la interacción entre el cliente y los trabajadores. La recomendación de Royal Caribbean, antes de empezar el viaje, fue descargar la aplicación móvil, no solo para hacer el check-in online y subir una fotografía que facilite la identificación al momento de abordar, sino también para facilitar el movimiento dentro del barco.
A las 13.50 horas pisé la sala de embarque del Puerto de Barcelona y a las 14.10 hs estaba haciendo la primera foto dentro del camarote 9220. Rápido y sin pasar por la recepción. La app móvil fue al mismo tiempo mapa y llave dentro del Wonder of the Seas. Y fue también un canal de notificación de obligaciones a cumplir antes de que zarpara el barco.
Después de encontrar el punto de reunión asignado en caso de emergencia en altar, y de que uno de los 2.300 tripulantes del barco escaneara el código de barras que llevaba en mi teléfono, comenzó la experiencia en el crucero más grande del mundo.
Nací y me crié en la Patagonia, en un pequeño lugar del sur de Argentina que, durante mi adolescencia, no alcanzaba los 10.000 habitantes. Tal vez por eso me asombraron las dimensiones e imaginar que este barco tiene capacidad para hospedarlos a todos. También el hecho de que en 363 metros de largo, haya más oferta de entretenimiento que en todo mi pueblo... empezando por teatros, casino y Starbucks.
Un universo de estímulos
El Wonder of the Seas tiene 363 metros de eslora y 64 metros de ancho, pesa 236.857 toneladas y está propulsado por seis motores diésel. El quinto barco de la línea Oasis cuenta con 18 cubiertas y el número más alto de vecindarios en un barco de Royal Caribbean, ya que una de las novedades es que se ha incluido el Suite Neighborhood.
Además de ser el crucero más grande del mundo, es el más moderno e innovador de la flota de la naviera. Mantendrá este título al menos dos años más, hasta que en la primavera del 2024 haga su debut el Utopia of the Seas, primer barco de la línea Oasis que utilizará GNL (gas natural licuado)
Para conocer el crucero más grande del mundo fui siguiendo los estímulos del momento, que no fueron pocos si tenemos en cuenta que al entrar lo primero que aparece ante nuestros ojos es un Ford Munstage rojo, un sombrero vaquero plateado gigante y un bar que -mientras tomas un cóctel- sube y baja por tres cubiertas. Según la aplicación de salud de mi móvil, en dos días caminé 20 kilómetros, 55 veces el largo del barco.
Mi recorrido fue aleatorio y lo empecé por la planta seis, por el vecindario que incluye un carrusel tallado a mano y en el que desembocan dos gusanos violetas gigantes que forman parte del tobogán más alto en el mar. ¿Qué hice al recordarlo? Comer rápido, en uno de los 20 restaurantes a bordo, y buscar el principio de la aventura.
En lo más alto del barco, en la zona de piscinas y deporte, descubrí que deslizarse a toda velocidad por 10 pisos no es para cualquiera. Aunque la estatura y el peso me lo permitían, y la duración era de tan solo 13 segundos, no me animé a lanzarme por el tobogán Ultimate Abyss. Tampoco pude con la tirolina suspendida a diez cubiertas de altura y mucho menos con el rocódromo.
Deporte en alta mar
Uno de los puntos fuertes de los viajes familiares en cruceros va ligado a las propuestas para los más pequeños y los adolescentes. Las piscinas y los parques acuáticos son determinantes en la experiencia, por eso el Wonder of the seas ofrece el Splashaway Bay, un parque de mayor tamaño y mejores características que el Symphony of the Seas, el barco anterior.
Royal Caribbean ha decidido volver a incluir entre sus atracciones el Flow Rider, que simula olas de surf.
Este barco comenzó a construirse en 2019 e iba a tener su puerto base en Shanghái, pero la pandemia modificó los planes. El Wonder of the Seas hizo su primera navegación por el Caribe en marzo de este año y es la gran apuesta de la naviera tras dos años con el negocio limitado por las restricciones y los rebrotes de Covid-19 a bordo.
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Dado que los consumidores se han vuelto más conscientes a raíz de la COVID-19, y ha ganado protagonismo el bienestar físico y mental, no es de extrañar el tamaño del gimnasio, la variedad de clases con entrenador personal y el número de bioterapias disponibles en el área de spa.
Pero además, los cruceristas que buscan seguir con su rutina fitness pueden encontrar una pista de jogging, una cancha de baloncesto, tenis de mesa y hasta pueden practicar escalada deportiva.
Clases y reuniones sociales
Este verano el Wonder of the Seas realizará itinerarios de siete noches por el Mediterráneo Occidental y el 30 de octubre partirá en un viaje trasatlántico de 14 días, que culminará en Puerto Cañaveral (Florida), para luego iniciar los cruceros por el Caribe.
Este año ya no hay excursiones burbuja y los pasajeros pueden desembarcar para conocer los destinos por su cuenta, lo cual no ha provocado un descenso en la oferta de actividades a bordo. Dentro del barco las propuestas son infinitas y hay espacios inmersivos e interactivos dedicados a niños y adolescentes.
Para los más pequeños, Royal Caribbean también cuenta con el programa Adventure Ocean, con juegos y clases dentro del barco: desde noches de pijamas o juegos de carnaval, hasta espectáculos de talento, todo supervisado por personal con educación avanzada y experiencia con niños.
La app móvil ofrece la posibilidad de personalizar una agenda, ya que muestra el horario de apertura y cierre de restaurantes, bares, teatros y discotecas. Al mismo tiempo, permite reservar clases, accesos a espectáculos, terapias en el spa e incluso muestra la opción de participar de encuentros de personas que viajan solas o encuentros LGBTQ+.
Cada uno tiene sus aficiones y la mía es el baile, por eso me apunté a dos clases guiadas de salsa y música country. La elección no fue al azar, sabía que por la noche uno de los 11 bares del barco se convertía en una pista de ritmos caribeños, con música en directo.
Espectáculos nocturnos
La tripulación del Wonder of the Seas se compone de 2.300 personas, dentro de los cuales hay 100 artistas y técnicos que dan vida a los shows que se ofrecen en alta mar. El crucero más grande del mundo cuenta con cuatro escenarios: aire, hielo, agua y teatro. Entre las producciones más destacadas aparece inTENse, que reúne a un grupo femenino de acróbatas y saltadoras de trampolín en el AquaTheater; el Ice Spectacular: 365, un show de patinaje sobre hielo, o el Tap Factory: Energy Machine, que fusiona percusión, acrobacia, hip hop, música, tap urbano y comedia.
El futuro ya llegó
En una de mis caminatas por el barco me detuve a hacerle un par de preguntas a la máquina que adivina el futuro y me habló de bares biónicos y de discotecas sin música.
La primera verdad se reveló por la tarde, cuando en uno de los bares me encontré con el techo lleno de botellas, una barra blanca y dos robots azules sincronizados batiendo un cóctel azul. Para ordenar, cada una de las mesas cuenta con una tableta y mientras esperas la bebida, una pantalla electrónica explica el paso a paso de la preparación y las estadísticas llamativas sobre los pedidos de los huéspedes.
La segunda verdad fue entrada la noche. La experiencia es para mayores de 18 años, no hay música y solo te enteras de que hay una discoteca cerca porque escuchas risas y gente cantando. La diversión empieza una vez que te pones tus cascos y eliges el canal que quieres oír. En menos de un minuto estarás siguiendo el ritmo de los que llevan luces verdes o azules.
Tecnología para la sostenibilidad
Hablar de tecnología e innovación dentro del crucero más grande del mundo no se reduce a los robots que preparan cócteles o a las pantallas instaladas en las cubiertas para guiar e informar a los pasajeros.
La tecnología está presente en los sistemas de ahorro energético, en la maquinaria instalada para el tratamiento de los residuos y en la Inteligencia Artificial aplicada para mejorar los procesos operativos y cumplir con el compromiso de sostenibilidad de Royal Caribbean.
Dentro del Wonder of the Seas se ha instalado una planta para compactar aluminio, máquinas para reciclar el vidrio y una planta desalinizadora para potabilizar el agua del mar. A su vez, se está utilizando Inteligencia Artificial para definir las mejores rutas y consumir menos combustible, y también para medir el consumo de alimentos y evitar desperdicios injustificados, por mencionar solo algunos ejemplos.
Como he ido mencionando, el barco tiene capacidad para 6.988 pasajeros y 2.300 tripulantes internacionales que hacen uso del servicio de lavandería; cuenta con 20 restaurantes y 11 bares que a diario desechan botellas de vidrio, latas de aluminio y kilos de alimentos. Dentro del gigante se lava la ropa de cama y toallas de 2.867 camarotes y también las toallas de piscinas y el spa. Y se riegan alrededor de 20.000 plantas que forman parte del Central Park de la cubierta 8.
Teniendo en cuenta todos estos datos, y que las rutinas de limpieza se han intensificado por la pandemia, la tecnología para el control del agua, el consumo energético y la gestión de los residuos es vital en esta ciudad flotante que tiene el tamaño de tres campos y medio de fútbol
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