Caribe de Costa Rica: un viaje en verde y azul
Destinos Publicada 11/07/22
En el norte quedan las playas más salvajes, en las que biólogos y naturalistas suman esfuerzos para que se pueda seguir viendo uno de los mayores espectáculos que ofrece la naturaleza de Costa Rica: la llegada de las tortugas marinas para desovar y la eclosión de los huevos, con las pequeñas tortugas intentando alcanzar la protección del mar para tener una mínima oportunidad de ser la escogida, una entre mil en llegar a edad adulta.
Al sur de Puerto Viejo de Talamanca encontramos el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, un espacio natural único por la singularidad de los ecosistemas que protege, incluyendo el único manglar intacto del Atlántico, un arrecife de coral, un bosque lluvioso de tierras bajas, pantanos donde crecen dos escasos tipos de palma y un humedal. Tiene entrada por sus dos extremos, en las localidades que dan nombre a la reserva. No resulta extraño ver a las familias de monos pasando por los árboles que llegan hasta la misma orilla de la playa, así como los encuentros con tucanes, entre otras vistosas aves.
Las actividades de buceo y esnórquel son muy populares por la variada vida marina que se da gracias al arrecife, con especies tan hermosas como el pez ángel o el pez loro azul. Puerto Viejo es uno de esos lugares idílicos de los que cuesta marcharse, cuenta con buenas playas, una destacada gastronomía y chiringuitos donde no deja de sonar la música calypso, popularizada por Walter Ferguson ‘Gavitt’, uno de los personajes más queridos de la localidad. Olas de tubo como la conocida como Salsa Brava han llamado la atención de surfistas de todo el mundo, dando un especial ambiente a las playas de Chiquita, Punta Uva y Cocles.
Cómo llegar: en la actualidad Iberia dispone de un vuelo directo diario Madrid-San José e Iberojet ha abierto la misma ruta volando los martes y sábados e incrementando una frecuencia más los jueves en los meses de verano en un magnífico y cómodo A350. San Gerardo está a unas dos horas por carretera.
Al norte de Puerto Viejo, la naturaleza de Cahuita está bajo el amparo de la máxima figura costarricense en lo que a protección se refiere, la de parque nacional. Sus playas cuentan con largos tramos de arena blanca, agua de color turquesa y palmeras doblándose hacia el mar. Es uno de los espacios naturales más bellos de Centroamérica.
Descubrir las tortugas marinas
En la zona norte del litoral caribeño hay dos importantes puntos para conocer los trabajos que se están desarrollando para la protección de las tortugas marinas, la Reserva Pacuare y el Parque Nacional Tortuguero. El alojamiento en Pacuare es austero, unas simples cabañas de madera con unas camas con mosquitera, pero permite vivir una experiencia inmersiva en una estación de investigación.
Un solo dato es suficiente para entender la importancia de este tipo de centros: cuando iniciaron los trabajos, el porcentaje de saqueo de los huevos de tortuga en Pacuare era del 95%, además de ser una fuente de alimentación se les atribuían poderes afrodisiacos.
Actualmente, gracias a la implicación de investigadores de todo el mundo y de la población local, ese porcentaje se ha invertido. Como país pionero en el desarrollo de prácticas sostenibles, Costa Rica tiene en la divulgación y la educación de las poblaciones locales, sobre todo de sus integrantes más jóvenes, dos de sus grandes pilares. Esto es especialmente evidente en Tortuguero, en sus calles podemos ver coloridos murales de tortugas y a toda la gente implicada, de una manera u otra, en la protección de los quelonios.
El Parque Nacional Tortuguero fue creado, en 1970, para proteger la importante población de tortugas marinas que llega a su costa para desovar. Allí se dan cita cuatro de las cinco especies que llegan a las playas del país para anidar. Con ligeras variaciones, la llegada se produce entre los meses de marzo a octubre.
Con guías especializados, que dirigen a los visitantes en todo momento, es posible ver el extraordinario momento del desove. Es una actividad que se desarrolla de noche, con la ayuda de una luz roja que es la única que no molesta a los animales.
Navegar entre caimanes
El otro gran atractivo del parque nacional es recorrer su intrincada red de canales en una embarcación sin motor. Únicamente se visita el 1% del territorio protegido, pero en una excursión de unas pocas horas se pueden observar numerosas especies de aves —se han contabilizado hasta cuatrocientas—, caimanes o la pequeña y llamativa rana flecha roja y azul, conocida como “blue jeans” por su patrón cromático más frecuente.
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