Hoteles de costa: ¿en qué destinos sube más la tarifa media?

En este primer verano pospandemia, de recuperación, en los destinos de costa la ocupación y las tarifas están alcanzando máximos anuales, lo que refleja la demanda contenida de los años anteriores, y en algunos lugares incluso se han llegado a superar niveles 2019, año récord para el sector en términos de ingresos y ocupación.

De este modo, los hoteleros “hacen su agosto”, aprovechando la disposición de pago de un consumidor con más ganas de viajar que nunca.

Según el informe, la tarifa media diaria se situará en 168 euros en agosto, un 42% más que en otros periodos de alta ocupación en destinos de costa y un 17% más en los núcleos urbanos

Siguiendo esta tendencia, las tarifas medianas más asequibles en destinos de costa como Baleares o Málaga serán de 220 y 235 euros respectivamente en agosto, mientras que entre los destinos de costa más económicos se encuentran la Costa Brava (114 euros), Canarias (127 euros) y Alicante (165 euros).

En cuanto a categoría de hoteles, Baleares lidera los aumentos de tarifa: suben un 109% en los de tres estrellas, y un 88% y un 89% en los de cuatro y cinco, respectivamente.

También en Alicante se dan importantes alzas en los establecimientos de tres y cuatro estrellas, que suben tarifas un 62% y un 39%, respectivamente, mientras que en Girona, en los de cinco estrellas se disparan un 49%.

Demanda tras el tirón del verano

No obstante, este importante impulso de la demanda acumulada por la COVID no es ilimitado. Según explica Miguel Afán, socio de Simon-Kucher y responsable de los sectores de turismo y ocio, actualmente el consumidor asume que no le queda otra que aceptar precios superiores por el contexto inflacionario y está dispuesto a pagar más que en niveles prepandemia.

"Sin embargo, nuestro panel cuatrimestral de percepción de precios indica que el consumidor percibe que los precios están subiendo hasta un 20% más que la realidad en viajes, lo que limitará el consumo en cuanto el efecto de la demanda acumulada tras COVID desaparezca", advierte

En este sentido, Afán señala que se espera que ese efecto de demanda embalsada se estabilice a finales de 2022 y que el consumidor reduzca su gasto en viaje y ocio en 2023.

Y es que nos encontramos en un contexto macroeconómico sin precedentes, con una elevada inflación, altos tipos de interés y posibles bloqueos energéticos, lo que a juicio de la consultora puede convertir esa demanda embalsada en un "espejismo".

“Los hoteleros deberán apalancarse en la demanda acumulada este verano para hacer frente a la incertidumbre de las siguientes temporadas”, avisa Ana Morillo, directora senior de Simon-Kucher.

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