Cómo trabajar con la Generación Z… ¡y no morir en el intento!
Es una generación que está entrando en el mercado laboral con unas características muy diferenciales
Publicada 21/08/22- Aunque en algunos establecimientos han eliminado los turnos partidos, no encuentran personal para trabajar fines de semana ni por la noche
- La Z ha sido la primera generación que ha tenido que instruir a sus mayores en el uso de la tecnología y lo ha extrapolado a otros ámbitos
- Su capacidad de concetración parece que dura lo que un vídeo de TikTok, escasos segundos, lo que dificulta su formación
Análisis/Vaya por delante que esto es una generalización, y como todas, resulta injusta porque evidentemente no se puede cortar a todos los miembros de la Generación Z por el mismo patrón, pero éstas son las generalidades en las que han coincidido los hoteleros con los que he hablado últimamente sobre el tema. Que no se me ofenda nadie, pero espero que muchos otros compartan la experiencia de trabajar con los miembros de esta nueva generación que está entrando en el mercado laboral con unas características muy diferenciales.
Si los milenials nos enseñaron a optimizar nuestra jornada laboral para ajustar estrictamente el desarrollo de nuestra labor a los horarios que la delimitaban, los miembros de la Generación Z han ido un paso más allá al valorar ¿en su justa medida? su vida personal, que ha pasado a convertirse en la primera de sus prioridades, también porque la pandemia nos ha hecho recapacitar a todos.
De ahí las dificultades que están afrontando muchos hoteleros y hosteleros para encontrar personal en estos sectores con horarios “poco apetecibles”. Tanto es así que en algunos establecimientos han optado por eliminar los turnos partidos, pero aún así, según las fuentes consultadas, “no quieren trabajar los fines de semana ni el turno de noche”.
La tecnología puede ayudar a reducir la necesidad de personal pero, al menos por el momento, el factor humano sigue siendo imprescindible, por lo que los hoteleros se las ven y se las desean para completar plantillas. Hasta el punto de rebajar al máximo los requerimientos exigidos para contratarlos, ni siquiera una mínima experiencia, lo que lamentablemente acaba repercutiendo en el servicio prestado, al menos hasta que se formen debidamente. Pero mejor eso que nada… ¿no?
Tendríais que haber visto cómo me sirvieron el otro día un café con hielo en un hotel. El camarero se lo tomó al pie de la letra y me lo trajo tal cual: un vaso con hielos y café. Del azúcar ni hablamos. Lo que me llamó mucho la atención no es sólo que no supiera servirlo, sino que no lo debía de haber visto en su vida. Debe de ser que ni él ni nadie de su entorno lo ha tomado nunca… o que nunca le ha prestado atención. Y es sólo una anécdota sin importancia
Pero lo que en mi opinión es peor que esta falta de formación, porque todos hemos sido aprendices y siempre hay una primera vez para todo, es su falta de humildad, como comentaba el otro día con otra profesional del sector. Todos hemos aprendido a hacer cosas nuevas y, al menos en mi caso, soy plenamente consciente de que hay un montón que no sé hacer, ¡cada vez más!, y me gusta aprender de los que saben.
Pero a esta generación parece que le cuesta reconocer que no puede saber de todo y que a su edad es difícil ser experto en nada… salvo en tecnología. Porque puede ser que ése sea el motivo de esa falta de humildad. Otra de las profesionales del sector con las que he hablado así me lo explicaba: “Ten en cuenta que ésta ha sido la primera generación que ha visto que tenía que instruir a sus mayores en el uso de esa tecnología porque sabía más que ellos… y eso lo ha extrapolado a muchos otros ámbitos de su vida diaria creyendo también en su superioridad en conocimientos y práctica, lo que no se corresponde con la realidad”.
Su atención dura exactamente tres segundos
A esa falta de humildad -que también provoca que muchas veces rechacen el consejo de apuntar las indicaciones que se les dan, confiando en su memoria, para que sólo un fin de semana después tengan que volver a pedirlas porque no las recuerdan- se suma también su falta de concentración, ¿provocada quizás por el uso excesivo de TikTok?
Otra hotelera me reconocía su frustración al comprobar que cuando da las indicaciones pertinentes sólo consigue retener tres segundos la atención de los miembros más jóvenes de su plantilla. Tanto es así que se plantea concentrar la formación en pequeñas píldoras de pocos segundos al más puro estilo TikTok para conseguir mantener su interés.
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Pues ésta es la situación con la que tienen que lidiar hoteleros y hosteleros hoy en día. Seguro que aprendemos mucho de esta nueva generación, y esperemos que ellos también puedan aprender de nuestra experiencia, para que todos nos enriquezcamos y crezcamos.
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