Fitur 2023 en tres ideas ¿Qué hemos aprendido esta semana?
Si en Fitur del año pasado alguien nos hubiera dicho que 2022 acabaría de una forma tan espléndida, le habríamos tomado por loco
Publicada 20/01/23La semana de Fitur me deja personalmente tres lecciones, que he querido compartir con los lectores de Hosteltur.
Si no lo veo, no lo creo
Si hace justamente un año, cuando se celebró Fitur 2022 en enero y la sexta ola del coronavirus estaba barriendo toda Europa, alguien nos hubiera dicho que la hotelería española cerraría el año con unas cifras de ventas magníficas -y en algunos casos incluso superiores a las de 2019- le habríamos tomado por loco.
Si a ello la añadimos que el 24 de febrero Rusia invadió Ucrania, iniciando una guerra que todavía perdura, el panorama no podía ser más sombrío para el turismo.
Sin embargo, aquí estamos, en la semana de Fitur 2023, donde asociaciones empresariales, cadenas hoteleras, compañías del sector, etc. han transmitido un mensaje muy similar. Y es que tras un primer trimestre de 2022 que fue malo, la recuperación de la demanda se produjo a un ritmo de crecimiento exponencial una vez se fueron levantando las restricciones a los viajes en Europa.
Los optimistas y los menos optimistas
En Fitur 2023, las asociaciones empresariales, compañías hoteleras, empresas tecnológicas que procesan reservas, profesionales del sector, etc, también han coincidido en otro mensaje: este año la demanda se mantendrá muy robusta y los resultados serán superiores a los del año pasado.
Y este crecimiento de los viajes, aumento previsto de las tarifas ADR, etc, se producirá a pesar de los vientos de recesión económica, a pesar de que la guerra sigue en Ucrania, a pesar de la inflación...
No todo el mundo piensa igual, naturalmente. En Fitur también he podido charlar con personas que se muestran más cautas, que advierten que los factores económicos acabarán tomando mayor relevancia y que los consumidores ya no estarán tan dispuestos a pagar en 2023 las tarifas que pagaron en 2022.
En cualquier caso, este grupo de los menos optimistas (porque tampoco se autodefinen en absoluto como pesimistas) ya ni mencionan la guerra en Ucrania ni la pandemia. De hecho, en 2023 también se espera el retorno gradual de los turistas chinos.
Doctor Jekyll y Mister Hyde
Con la progresiva vuelta a la normalidad, la sociedad (y sobre todo los políticos en año electoral) toman conciencia del gran poder que tiene el turismo.
Poder para movilizar capitales (sean privados de fondos de inversión interesados en comprar hoteles o públicos como los fondos europeos Next Generation); poder para reactivar centenares de miles de puestos de trabajo; poder para transformar lugares, para bien y para mal...
Y de nuevo resurgen fantasmas del pasado que la covid dejó en estado latente: los retos estructurales de los destinos españoles de sol y playa; el rechazo social al turismo en determinados destinos; las pugnas entre los operadores tradicionales y los disruptores; el miedo a no saberse adaptar a tiempo a las nuevas demandas de los clientes...
Es como si el turismo tuviera dos almas: una eufórica, que parece no conocer límites; y otra más retraída, a la que le cuesta avanzar y transformarse.
Francamente, a mí lo que me quita más el sueño de este 2023 es que el turismo entre a lo bruto en campaña electoral, coincidiendo con las elecciones municipales de mayo. Es decir, que vuelva a ser chivo expiatorio de nuestros fallos como sociedad.
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