Gandía, un destino más allá del sol y la playa

Fallas y patrimonio cultural

Durante el mes de marzo, los turistas que visiten Gandia podrán deleitarse con uno de los acontecimientos más importantes de la ciudad: las fallas... porque no todo es Valencia.

Las carpas comenzarán a instalarse entre el 9 y el 11 de marzo y, poco a poco, se irán desplegando los ninots que componen las fallas, una tradición que combina modernidad, arte y sátira. El broche de oro llegará el 19 de marzo, con la cremà o, la quema de los monumentos falleros.

Quienes no puedan asistir de esta fiesta centenaria, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, siempre tendrán la posiblidad de conocer la tradición a través del Museo Fallero de Gandia, un centro de interpretación situado dentro de un moderno edificio con espacios multifuncionales, donde es posible aprender sobre las raíces del pueblo valenciano, el proceso de creación de una falla y el oficio de artista fallero, además de vivir una "mascletà".

La propuesta cultural de Gandia no se agota, ya que cuenta con el legado de los Borgia, y es posible conocer de primera mano el esplendor del ducado en manos de la familia valenciana más poderosa de Europa en los siglos XV y XVI. El Palacio Ducal, el monumento más emblemático, es una visita indiscutida

La ciudad también invita a conocer el ambiente de la Plaza Mayor, la Colegiata de Santa María, caminar por el centro histórico, visitar el Convento de Santa Clara y admirar las vistas del Mirador de Serpis y desde el Castillo de Bairen.

Senderismo por las montañas

Los más aventureros, y amantes de la naturaleza, podrán practicar senderismo, porque Gandia está rodeada por formaciones montañosas con multitud de rutas. También es posible descubrir la Cova del Parpalló, uno de los asentamientos paleolíticos más importantes del mundo; o L’Ullal de L’Estany, un lugar ideal para aprender sobre flora y fauna local.

Cocina con identidad

Porque no hay viaje sin gastronomía, un imperdible de Gandia es la fideuà, su seña de identidad. Sin olvidar arroces, coques o el ‘esmorzaret’, el almuerzo que consta de un bocadilo relleno de embutidos de máxima calidad que se toma a media mañana.