La Fundación para el Estudio y Prevención de las Venas aconseja que en los vuelos de más de cuatro horas los pasajeros realicen pequeños ejercicios con las piernas, beban mucha agua y lleven ropa holgada para evitar la trombosis venosa o Síndrome de la Clase Turista.
La Fundación para el Estudio y Prevención de las Venas aconseja que en los vuelos de más de cuatro horas los pasajeros realicen pequeños ejercicios con las piernas, beban mucha agua y lleven ropa holgada para evitar la trombosis venosa o Síndrome de la Clase Turista.
El hematólogo Francesc Casals, del Hospital Clinic de Barcelona, presentó en conferencia de prensa el primer documento español sobre el Síndrome de la Clase Turista, una patología sin describir hasta hace pocos años y cuya incidencia ha crecido en todo el mundo con el aumento de los vuelos intercontinentales de muchas horas de duración. Los españoles realizan cada año más de tres millones de viajes al extranjero y en un 46% de ellos el medio utilizado es el avión, que es el transporte en el que se suele estar más tiempo inmovilizado, aunque la patología puede presentarse también en otros viajes y en situaciones que obliguen a una inmovilidad durante varias horas. Los factores que pueden desencadenar este problema, que se da más en personas con mala circulación, obesos, recién operados, con patologías pulmonares, cardíacas y enfermos de cáncer, pero que también puede darse en adulto sanos y nunca en niños, son además de la inmovilidad, la reducción de oxígeno en la aeronave, el abuso del alcohol y el tabaco en el vuelo, la presión atmosférica y la deshidratación. Además, el estrés del viaje también puede propiciar los accidentes vasculares en la circulación de retorno, que se conoce como Síndrome de la Clase Turista, aunque puede afectar a los pasajeros de preferente e incluso a las tripulaciones. El problema se produce en situaciones que obligan a una prolongada inmovilidad, lo que puede facilitar la formación de coágulos sanguíneos, con el riesgo de que se produzca un desprendimiento y vaya a través del sistema circulatorio hacia el pulmón provocando una embolia pulmonar. El documento hace un decálogo de consejos básicos para prevenir el síndrome que son elegir asientos situados en el pasillo del avión que permiten mayor libertad de movimientos, no colocar bultos cerca de los pies, si se duerme hacerlo con las piernas lo más estiradas posible y relajadas, no cruzar las piernas y utilizar medias o calcetines de comprensión si se está dentro del grupo de personas con más riesgo. También se aconseja no sentarse con las piernas cruzadas, realizar paseos cortos por el pasillo de avión, ejercicios de estiramiento y contracción de los músculos de la pantorrilla, que se pueden hacer incluso sentados elevando los dedos del pie, y sobre todo hay que beber mucha agua. El alcohol y la cafeína también están desaconsejadas y en los casos de antecedentes sanitarios que supongan factores de riesgo hay que consultar al médico antes de iniciar el viaje, mientras que en el resto de la población se puede tomar una aspirina una hora antes del vuelo.
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