Los dos principales destinos turísticos de Medio Oriente, Egipto y Turquía, han iniciado su contraofensiva. Los dos países tienen depositadas importantes expectativas económicas en la industria turística, y la crisis de Irak, sumada a sus propios conflictos internos, les supuso un serio contratiempo. Ahora aspiran a recuperar el tiempo perdido.
Los dos principales destinos turísticos de Medio Oriente, Egipto y Turquía, han iniciado su contraofensiva. Los dos países tienen depositadas importantes expectativas económicas en la industria turística, y la crisis de Irak, sumada a sus propios conflictos internos, les supuso un serio contratiempo. Ahora aspiran a recuperar el tiempo perdido.
Turquía se encuentra en una mejor posición, con la industria turística más desarrollada y una fuerte inserción en Alemania, donde lidera el mercado del 'todo incluido'. El 75 por ciento de su oferta se desarrolla en este sector, y algunas voces dentro de la industria turística turca han comenzado a alzarse para subrayar la necesidad de diversificarse y poder así comer terreno en otros segmentos a líder turístico europeo, España. Para ello cuenta con dos importantes bazas en el mercado alemán: el dominio de este idioma por una gran masa de trabajadores que han sido anteriormente inmigrantes en Alemania y unos precios más que competitivos. Pese al violento conflicto kurdo y la sucesión de terremotos que asolaron el país en los últimos años, el crecimiento turístico ha sido tan explosivo que los inversores germanos advierten de que hay que comenzar a preocuparse por el medio ambiente. Pero el gobierno desea más inversores, y ha anunciado que derogará la ley que requiere un socio nacional a los empresarios extranjeros. En Egipto, la industria se encuentra menos desarrollada, y también sufrió el embate del 11 de septiembre primero y de la guerra de Irak después. Sin embargo, ha comenzado a recuperarse no sólo en el mercado británico, sino también en el alemán donde su presencia es menor. Al igual que en Turquía, en el país norteafricano la industria cuenta con los bajos salarios como uno de sus principales factores de competitividad, a lo que se suma una agresiva política de ayudas oficiales. Durante la crisis que siguió a la guerra del Golfo, el gobierno ofreció a las compañías aéreas pagar los asientos vacíos en los aviones que volaban a Egipto para evitar la cancelación de vuelos. Ese tipo de ayudas están prohibidas en Europa. (H.B., diario Sur, 18/07/03)
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