Reportaje de la Revista Hosteltur 30 años viajando contigo

El impacto del modelo P2P en el turismo: ¿negocio entre iguales?

Publicada 04/07/24
El impacto del modelo P2P en el turismo: ¿negocio entre iguales?

En 1999, cuando Hosteltur tenía apenas cinco años, se creó una plataforma que permitía que los usuarios compartieran y descargaran archivos de música entre ellos. El modelo que impulsó Napster fue fundamental para empezar a hablar del concepto peer-to-peer (P2P) o intercambio entre iguales, y sentó las bases para la llamada “economía colaborativa”. Plataformas como Airbnb y Uber impulsaron nuevos hábitos de consumo y revolucionaron el negocio turístico.

Artículo exclusivo para suscriptores Premium

Forma parte de la comunidad de líderes de la transformación positiva de nuestro sector.
Elige el plan que mejor se adapta a ti, y accede a todo nuestro contenido, descárgate nuestras revistas y disfruta de descuentos y otras ventajas en los eventos organizados por Hosteltur.

60€ Anual (0,17€ al día) Hazte premium
8,99€ Mensual (0,30€ al día) Hazte premium

Este reportaje ha sido publicado en la revista HOSTELTUR de junio de 2024 que conmemora los 30 años de la publicación. Puedes descargar el artículo en el siguiente botón de enlace:

El surgimiento de la economía colaborativa

La economía colaborativa, término que comenzó a tomar forma a principios de los 2000, defendía un consumo más racional, aprovechado y favoreciendo el disfrute de bienes infrautilizados. En turismo los protagonistas del modelo fueron (y son) Airbnb y Uber, dos plataformas que, como explica Miguel Planas Font, abogado experto en derecho turístico y empresarial en Monlex Abogados, comenzaron operando “en un vacío regulatorio o bajo una regulación menos estricta que los modelos tradicionales”, lo que les supuso una ventaja competitiva.

En la verdadera economía compartida no hay transacciones económicas entre los miembros de una comunidad virtual: existen webs que conectan a viajeros con vecinos dispuestos a prestar un sofá para pasar la noche; otras que ofrecen horas de trabajo, a modo de trueque; o gente que intercambia sus casas para las vacaciones, pero solo pagando una cuota a la web que organiza estos intercambios.

Sin embargo, la idea original se transformó y hoy muchas webs son marketplaces que cobran comisiones o basan su negocio en la publicidad, convirtiéndose en nuevos intermediarios online

En el libro “Lo tuyo es mío. Contra la economía colaborativa” (editorial Taurus, 2015), el autor británico Tom Slee admitía que inicialmente sintió cierta admiración y esperanza hacia este nuevo modelo económico, que prometía reducir el consumo de recursos e incluso ayudar a mejorar las relaciones humanas. El problema surgió cuando los fondos de capital riesgo tomaron el control de las nuevas plataformas digitales. De este modo, el espíritu original de “colaboración entre iguales” mutó y fue sustituido por el afán comercial y el deseo de una rápida expansión global. Al fin y al cabo, los fondos de capital riesgo que invirtieron en estas empresas se mueven por el lucro.

El impacto del modelo P2P en el turismo: ¿negocio entre iguales?
El modelo P2P creó redes e impulsó el intercambio de bienes y servicios ociosos entre pares mediante plataformas digitales. Fuente: Imagen generada por IA/ AdobeStock

¿Por qué surge el modelo?

La penetración del modelo P2P en los negocios fue resultado de una combinación de factores. El primero tecnológico, porque internet y el uso de los dispositivos inteligentes facilitaron la comunicación entre personas y crearon usuarios más digitales. El segundo punto fue económico, ya que muchas personas consiguieron ingresos adicionales al compartir recursos infrautilizados, como habitaciones vacías o automóviles. Y, por otra parte, el factor social y cultural, ya que se produjo un cambio en la forma de consumir, más ligado a las experiencias y a la autenticidad de las propuestas.

Estas plataformas supieron construir confianza entre los usuarios, gracias a la valoración y reseñas de sus pares, y se han apropiado del sentido de comunidad que promueve la economía colaborativa, poniéndolas en el radar de un mercado que demanda conexión entre individuos y con el territorio.

P2P en el sector turístico

El fenómeno P2P ha impactado fuertemente en el turismo a nivel global y el mercado se ha llenado de estancias en viviendas turísticas, trayectos en coche, comidas en casas privadas, visitas guiadas, etc., ofrecidas por particulares, autónomos y empresas.

En la primera década del siglo XXI, varias plataformas digitales P2P comenzaron a operar en el mundo de los viajes bajo el marco teórico de la economía compartida. Esto les proporcionó una potente herramienta de publicidad y relaciones públicas frente a instituciones, legisladores y medios de comunicación. Así surgieron empresas como Airbnb y Uber, que captaron inversiones millonarias de fondos de capital riesgo. En poco tiempo, el concepto de “compartir” se puso de moda, y todos hablaron maravillas de una nueva forma de viajar por el mundo, más “auténtica”.

El abogado Miguel Planas Font destaca que la economía colaborativa ha creado un mercado más flexible y accesible, “que plantea importantes desafíos regulatorios, fiscales y sociales que requieren una atención continua por parte de las autoridades y los actores del mercado nacional, europeo e incluso mundial, debido a la naturaleza innovadora y disruptiva del modelo”

A su vez, agrega que requiere “una adaptación adecuada, pues debe evitarse la competencia desleal con los negocios tradicionales, es preciso garantizar la protección del consumidor final y debe gestionarse debidamente la privacidad de los datos personales de los usuarios”.

Airbnb: 4.800 millones de dólares sin plazas en propiedad

Airbnb surgió en octubre de 2007, cuando dos de los fundadores atravesaban dificultades para pagar su apartamento en San Francisco y decidieron alquilar tres colchones inflables para los asistentes a una conferencia de diseño, ya que todos los hoteles de la ciudad estaban completos. El servicio se llamó “Air Bed and Breakfast”. En 2008 lanzaron la web y procesaron las primeras reservas y en 2009 se expandieron más allá de las habitaciones, ofreciendo apartamentos, casas completas y alquileres vacacionales. Actualmente tienen más de 5 millones de anfitriones y han recibido a más de 1.500 millones de huéspedes en casi todos los países del mundo.

A través de la plataforma se reservaron un total de 99 millones de noches y experiencias el año pasado. En todo el mundo, Airbnb comercializa 7,7 millones de alojamientos. Y a nivel global, los propietarios de viviendas de uso turístico ingresaron más de 57.000 millones de dólares en 2023 a través de la aplicación, según los resultados de la compañía.

Airbnb, sin ser propietaria de un solo apartamento ni de una sola habitación de hotel, en 2023 tuvo un beneficio neto de 4.792 millones de dólares y ya ha ganado 264 millones de dólares entre enero y marzo del 2024, siendo el primer trimestre “más rentable de la historia de la compañía”.

El portavoz de Airbnb defiende que el sistema de la plataforma contribuye a una distribución amplia del gasto turístico entre muchos más actores (propietarios de viviendas, restauración, tiendas de alimentación...) y sin necesidad de construir nuevas infraestructuras. Y a quienes hablan de competencia desleal les dice que “Airbnb cumple con todas las normativas fiscales a las que está sujeta en los lugares donde opera y en España paga todos los impuestos aplicables, incluyendo el impuesto de sociedades, el IVA y los impuestos sobre Servicios Digitales”.

El impacto del modelo P2P en el turismo: ¿negocio entre iguales?
Los smartphones y las nuevas tecnologías cambiaron las formas de consumo en turismo. Fuente: AdobeStock

La proliferación de los alquileres vacacionales

Airbnb es el actor más conocido, pero no es el único que comercializa apartamentos en las ciudades o casas rurales. En los últimos años han aparecido inversores que compran edificios o viviendas para alquilar a turistas a través de plataformas, y han surgido decenas de compañías especializadas en la gestión, que se encargan de los anuncios en las webs, tratar con el cliente o realizar la limpieza y el mantenimiento. En el país existen “supercaseros” detrás de los cuales operan empresas que gestionan hasta 400 pisos turísticos y facturan más de un millón de euros.

En España, el número de viviendas turísticas comercializadas a través de las tres principales plataformas digitales (Airbnb, Booking.com y Vrbo/Expedia) ha ido aumentando año tras año. En febrero de 2024, en el mercado había 351.389 viviendas turísticas, que suman 1,75 millones de camas, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Desde los inicios de Airbnb los hoteleros han estado atentos a la proliferación de pisos destinados al alquiler vacacional, al considerar que no juegan con las mismas reglas legales y tributarias que ellos. Además, diferentes voces coinciden en que este fenómeno está provocando un aumento de los precios de alquiler a largo plazo, dificultad para el acceso a la vivienda de los locales y gentrificación, ya que hay áreas donde los residentes son desplazados debido al encarecimiento del costo de vida y la presión turística.

“Hay zonas muy colapsadas y los políticos están tardando en tomar alguna decisión”, dijo Carmen Riu, CEO de Riu Hotels & Resorts en el Foro Hosteltur 2024, mientras que Gabriel Escarrer, CEO de Meliá Hotels International, planteó que “España tiene que definir qué modelo de turismo quiere. Eso tienen que ver con poner límites al desmadre que ha habido de los alquileres turísticos, porque eso nos va a pasar factura y no es sostenible”.

Más información relacionada

-La vivienda turística crece imparable en España: casi 50.000 más en un año

-Hoteles versus pisos turísticos ¿Quién crece más en España?

-Meliá, Riu y Minor: la postura de los hoteleros frente a la masificación

El P2P y las experiencias

El P2P impulsó plataformas para satisfacer nichos específicos dentro del mercado turístico, como GuruWalk (conectando guías locales con turistas) y webs de experiencias en destino y tours temáticos. Airbnb también se lleva una tajada en este negocio, con actividades no tradicionales. Estas ofertas, que inicialmente fueron resistidas por agencias de viajes y guías, actualmente forman parte del ecosistema turístico, porque las empresas han considerando estrategias de colaboración entre competidoras, pero también gracias a regulaciones contra el intrusismo.

Por ejemplo, los guías que trabajan bajo el modelo de free tours deben contar con licencias y certificaciones y declarar las propinas o donaciones por servicios prestados, además de pagar IRPF. “Si se organizan a través de una plataforma y alcanzan ciertos niveles de ingresos, también pueden estar sujetos a IVA”, detalla Miguel Planas Font.

Movilidad sostenible

Sharing España, un lobby que fue creado en 2014 pero ya no existe, destacaba entre otros valores que el modelo “repercute muy positivamente en el medio ambiente, logrando que los transportes por carretera se realicen de manera más eficiente, aprovechando mejor el espacio en vehículos y reduciendo la necesidad de utilizar transporte propio”.

El servicio Blablacar, fundado en Francia en 2006 y que cuenta con 8 millones de usuarios en España, fue uno de los primeros en conectar a conductores con asientos vacíos en sus vehículos con pasajeros dispuestos a compartir el viaje y los costes de gasolina y peajes. Pero fue Uber el que marcó un antes y un después en la movilidad urbana, aprovechando la necesidad de ingresos adicionales de los conductores y la demanda de transporte asequible. Como consecuencia del boom de plataformas, nuevamente aparecen en escena inversores que adquieren cientos de licencias VTC (Vehículo de Turismo con Conductor) y los vehículos correspondientes para ofrecer trayectos a través de Uber, Cabify o Bolt.

La revolución de Uber en España

Uber se fundó en 2009 e hizo su debut con UberPop en España en 2014 (tres años después que Airbnb), primero en Barcelona y a los pocos meses en Madrid, uniendo a conductores particulares con usuarios que necesitaban movilidad. Si bien hoy es posible reservar alrededor de 4.500 taxis a través de la aplicación (también se comercializan habitaciones de hotel en Airbnb), la historia incluye protestas por parte de los taxistas, fallos por competencia desleal y prohibiciones.

Desde el 2019, la plataforma funciona en España como intermediaria entre los taxistas y los usuarios. Actualmente los conductores (de Uber y de otras apps) deben darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), declarar sus ingresos y pagar IRPF e IVA. En el caso de Blablacar, “si los ingresos superan ciertos umbrales y se considera que existe ánimo de lucro, también deben tributar como actividad económica”, detalla el abogado de Monlex

Pese a las idas y vueltas, Uber ha sellado grandes alianzas dentro de España, ampliando el negocio. Hoy la app permite reservar un vehículo de alquiler en compañías como Europcar, Hertz, Avis, OK Mobility, Budget o Sixt; ofrece un servicio para compartir desplazamientos dentro de la M40 de Madrid y próximamente venderá billetes de tren. Todo esto, en un contexto en el que la compañía, a nivel global, consiguió reportar beneficios por primera vez en su historia (1.887 millones de dólares).

¿Por qué ha sido tan dificil la regulación?

En palabras de Miguel Planas Font, las plataformas nacidas al calor del P2P crearon modelos “que no encajan fácilmente en las regulaciones preexistentes” y se han desarrollado tan rápido que “han superado la capacidad de las administraciones”. En España se han dado pasos para adaptar la legislación a las nuevas realidades del mercado, pero no ha sido suficiente debido a la “complejidad jurídica” que supone abarcar a una amplia gama de actividades y sectores, cada uno con sus peculiaridades. “Esto requiere un enfoque regulatorio multifacético y coordinado entre distintas jurisdicciones y niveles de gobierno. Un paso en falso puede derivar en una competencia desleal”, explica.

“Las tensiones entre los negocios tradicionales y los nuevos modelos, la fragmentación regulatoria y la falta de un marco normativo unificado en algunos sectores, han limitado el aprovechamiento completo de los beneficios de la economía colaborativa”, sostiene el abogado del bufete Monlex

Tras reconocer que los recientes marcos regulatorios, autonómicos y municipales, responden a “la necesidad de controlar la presión de turistas en un mismo territorio”, Planas Font plantea que “todavía hay margen para mejorar y asegurar una competencia justa y beneficiosa para todos los usuarios del mercado”.

Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta

Inicia sesión
Comentarios 0

Esta noticia no tiene comentarios.