Escarrer: "El problema no es el turismo sino el crecimiento descontrolado"
El CEO de Meliá ve en las protestas ciudadanas la posibilidad de forzar un cambio en el modelo que ha dejado crecer sin control la vivienda turística
Publicada 24/07/24Una historia compartida
Por Gabriel Escarrer, CEO de Meliá Hotels International y presidente de Exceltur
En los últimos 30 años, en Meliá, al igual que el turismo español, hemos evolucionado mucho: hemos salido a bolsa, hemos comprado marcas y cadenas hoteleras, hemos seguido creciendo y consolidándonos en los principales destinos vacacionales del mundo, y entrado con fuerza en las grandes capitales europeas como Londres, París, Milán, Roma, Berlín, o tantas otras. También hemos sobrevivido a las dos mayores crisis que ha vivido el sector desde que existen registros: la crisis financiera de 2008 y la disrupción provocada por la pandemia de 2020, que paralizó la industria turística global durante casi dos años.
En este camino siempre nos ha acompañado Hosteltur, una familia y un equipo sumamente profesional y con cuyos valores muchos nos sentimos identificados, que han sabido combinar la actualidad, el conocimiento, el análisis, y la opinión sobre un sector clave para la economía española, que no solo ha resurgido con fuerza de la catástrofe Covid, sino que muestra más fortaleza y vitalidad que nunca. Tanto, que una vez más afloran los mensajes y manifestaciones críticas contra el turismo, olvidando que a él debemos en gran medida la rápida recuperación de la economía y del empleo en España tras la pandemia, y olvidando, sobre todo, que el problema no es el turismo, sino el crecimiento descontrolado y exponencial de modelos de negocio como el alquiler vacacional.
Y es que, mientras la oferta hotelera apenas ha crecido en las últimas décadas, la oferta de estas plataformas, desregulada y sin planificación alguna, no para de aumentar, (60.000 nuevas plazas en el 1er trimestre de 2024), agudizando los impactos ya conocidos de saturación puntual – o no tan puntual- en los destinos, sobrecarga de los recursos y servicios públicos, o las dificultades casi-insalvables en el acceso a la vivienda, entre otros.
"Las movilizaciones actuales no se dirigen contra el turismo, sino contra la falta de límites que desborda la capacidad y planificación establecidas y genera externalidades negativas y una merma de la calidad de vida y de la sostenibilidad de los destinos y sus comunidades"
Frente a esto, en el sector, representado en Exceltur, decimos ¡no! a crecer por crecer; cualquier crecimiento debe incorporar valor añadido y una mejor redistribución de la renta generada por el turismo entre las sociedades locales, que recuperarán la aceptación y aprecio ciudadano por el turismo si perciben la mejora que éste promueve en su calidad de vida. Las actuales protestas contra el “sobreturismo” pueden convertirse en un punto de inflexión hacia un nuevo modelo más empático, rentable, mejor empleador, inclusivo, sostenible y regenerativo, si consiguen concienciar a nuestras autoridades sobre la necesidad de definir una estrategia turística de país que apueste por la calidad y la sostenibilidad, y de controlar toda la oferta ilegal y regular todos los tipos de oferta alojativa en base a una planificación adecuada, que cumpla las mismas regulaciones y controles que la oferta hotelera. Estoy seguro de que si lo logramos, no solo evitaremos el resurgir del “mantra” de la turismofobia, sino que estaremos contribuyendo a que nuestro país viva otros 30 años de liderazgo turístico sin precedentes ( y sostenible).
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