¿Por qué se cambia la hora en primavera y en otoño?
Publicada 16/10/24
Con la llegada del otoño y la disminución de las horas de luz, se acerca el momento en que los españoles deberán ajustar sus relojes para el horario de invierno. Este cambio de horario, que se lleva a cabo dos veces al año, genera un debate continuo sobre su relevancia en la vida moderna. En octubre de 2024, la medida volverá a aplicarse, y una vez más surgirán preguntas sobre su origen, su impacto y el futuro de esta práctica en España y en otros países.
¿Cuándo se cambia la hora?
El cambio al horario de invierno en España se realizará durante la madrugada del sábado 26 al domingo 27 de octubre de 2024. A las 3:00 de la mañana (hora peninsular), los relojes deberán retrasarse una hora, marcando nuevamente las 2:00. Este ajuste, que se repite cada año el último domingo de octubre, tiene como objetivo aprovechar mejor la luz natural y ahorrar energía durante los meses más oscuros del año.
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Durante el horario de invierno, en España amanece más temprano, alrededor de las 8:00 a 8:30 horas, mientras que el atardecer se adelanta y el sol se pone entre las 17:30 y las 18:00 horas. Esta modificación en la duración de los días afecta tanto a la vida cotidiana como a la organización de actividades en sectores como el turismo y el comercio, que deben adaptarse a los nuevos horarios.
El Boletín Oficial del Estado ha establecido el calendario de los próximos cambios de hora en España hasta 2026. Estos ajustes continuarán realizándose dos veces al año, en primavera y otoño, para pasar entre el horario de invierno y el de verano. Estos serán los próximos cambios de hora, siempre en domingo:
- 27 de octubre de 2024 - Dormiremos una hora más, a las 3:00 los relojes se atrasarán y volverán a ser las 2:00.
- 30 de marzo de 2025 - Dormiremos una hora menos, a las 2:00 los relojes se adelantarán a las 3:00.
- 26 de octubre de 2025 - Dormiremos una hora más, a las 3:00 los relojes se atrasarán y volverán a ser las 2:00.
- 29 de marzo de 2026 - Dormiremos una hora menos, a las 2:00 los relojes se adelantarán a las 3:00.
- 25 de octubre de 2026 - Dormiremos una hora más, a las 3:00 los relojes se atrasarán y volverán a ser las 2:00.
Después de 2026, la normativa podría revisarse para decidir si se mantiene o se elimina el cambio de hora en la Unión Europea, una cuestión que ha sido objeto de debate en los últimos años debido a las dudas sobre su efectividad y los efectos sobre la salud y la economía.
¿Hasta cuándo deberemos cambiar la hora en España?
Según la Orden PCM/186/2022, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), España continuará realizando los cambios de hora al menos hasta 2026. Las fechas establecidas para los próximos ajustes son el 26 de octubre de 2024, el 29 de marzo de 2025 y el 25 de octubre de 2026. Esta normativa sigue las directrices de la Directiva 2000/84/CE de la Unión Europea, que coordina el cambio de hora en todos los estados miembros.
Sin embargo, la Comisión Europea ha planteado la posibilidad de eliminar esta medida, respaldada por una consulta pública en 2018 en la que más del 80% de los participantes se mostraron a favor de acabar con el cambio horario. A pesar de la intención de suprimirlo para 2021, la falta de consenso entre los países europeos sobre si adoptar un horario fijo de verano o de invierno ha retrasado la decisión. Por ahora, los ajustes continuarán, pero se espera una revisión de la normativa para evaluar su pertinencia a largo plazo.
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El origen del cambio de hora
El cambio horario tiene una historia que se remonta a la Primera Guerra Mundial, cuando varios países adoptaron la práctica para reducir el consumo de energía y aprovechar mejor la luz del día. En España, se implementó de forma sistemática en 1974, durante la crisis del petróleo, cuando se buscaban formas de ahorrar energía. Sin embargo, la idea de ajustar los relojes según la estación es aún más antigua: Benjamin Franklin ya lo propuso en el siglo XVIII como una medida para disminuir el uso de velas.
La regulación actual en Europa comenzó en 1981, cuando la entonces Comunidad Económica Europea aprobó una directiva para coordinar el cambio de hora en los países miembros. La Directiva 2000/84/CE es la norma vigente, la cual establece que los ajustes se realicen el último domingo de marzo y de octubre para el horario de verano e invierno, respectivamente. A pesar de los objetivos originales de ahorro energético, diversos estudios han cuestionado su eficacia en el contexto actual, donde los hábitos de consumo y las tecnologías de iluminación han cambiado significativamente.
El cambio de hora sigue siendo motivo de debate, especialmente en la Unión Europea, donde se discute si su eliminación beneficiaría la calidad de vida y la productividad de la población. Por otro lado, muchos argumentan que mantener el horario de verano permanente podría favorecer el turismo y el ocio al permitir más horas de luz durante la tarde, aunque otros consideran que el horario de invierno es más saludable para el ritmo biológico.
El cambio de hora, ¿es sinónimo de ahorro de energía?
Estudios realizados por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) en España han estimado que el ahorro energético potencial por el cambio de hora es del 5% del consumo total en iluminación, lo que equivale a unos 300 millones de euros al año. De esta cantidad, se calcula que el 30% corresponde al sector residencial, mientras que el resto se atribuye a edificios comerciales e industriales. Sin embargo, la mayor eficiencia en los sistemas de iluminación y el uso de energías renovables han reducido la importancia de este ahorro en comparación con décadas anteriores.
Además, existen efectos contraproducentes: aunque el ajuste horario puede disminuir el uso de la luz artificial, incrementa el consumo de calefacción en las mañanas frías del invierno. Un informe del Parlamento Europeo en 2018 ya indicaba que, si bien los beneficios energéticos son marginales, el costo en términos de salud y bienestar puede ser significativo debido a los desajustes en los ritmos biológicos de la población.
Por tanto, aunque el cambio de hora se ha justificado históricamente como una medida de ahorro energético, en la actualidad su impacto es discutible y muy dependiente del contexto geográfico y climático. La eficiencia energética moderna, la adopción de iluminación LED y el aumento del teletrabajo han reducido el peso de los beneficios energéticos que justificaban originalmente esta práctica.
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