Cuáles son los pueblos medievales más bonitos de España
Alarcón, Frías, Olite y Besalú son algunos de los pueblos que destacan del resto
Publicada 21/12/24España alberga una herencia medieval única que cautiva a visitantes de todo el mundo. En sus pequeños pueblos, se entrelazan siglos de historia con paisajes de gran belleza, formando destinos que ofrecen mucho más que turismo convencional. Estos enclaves, con sus castillos, murallas y calles empedradas, invitan a recorrer sus rincones con calma y admirar la esencia de tiempos pasados. Aunque existen numerosos pueblos medievales en España, algunos destacan no solo por su estado de conservación, sino también por el encanto de su entorno y su relevancia histórica.
A lo largo del territorio español, desde el norte montañoso hasta el sur soleado, los pueblos medievales reflejan un patrimonio cultural inigualable. Muchos de estos destinos están reconocidos por su valor histórico y estético, siendo imprescindibles para quienes buscan experiencias auténticas. A continuación, presentamos una selección de siete pueblos medievales, según National Geographic.
Alarcón, Castilla-La Mancha
Situado en un meandro del río Júcar, Alarcón (Cuenca) es un tesoro medieval que impresiona por su castillo, convertido en Parador Nacional, y su muralla que rodea el casco histórico. Sus calles estrechas llevan a descubrir iglesias como la de San Juan Bautista, conocida por los murales del pintor Jesús Mateo. Alarcón está rodeado de un entorno natural impresionante, con vistas a los cañones del río, convirtiéndose en un destino que combina patrimonio y naturaleza. Este pueblo manchego, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un reflejo del esplendor medieval de la región.
Frías, Castilla y León
Frías (Burgos), la ciudad más pequeña de España, destaca por su posición estratégica sobre una colina. Su castillo de los Velasco, con vistas al río Ebro, y sus icónicas casas colgantes, hacen de este enclave un lugar único. Pasear por sus calles permite descubrir una villa medieval que parece haberse detenido en el tiempo. Su puente medieval sobre el río es otra de sus joyas arquitectónicas, junto con la iglesia de San Vicente. Frías es un lugar donde la historia y la belleza paisajística convergen.
Olite, Navarra
Olite (Navarra) es famosa por su Palacio Real, una joya arquitectónica que fue residencia de los monarcas navarros en la Edad Media. Este edificio, con sus torres y murallas, evoca los tiempos de esplendor del Reino de Navarra. El casco antiguo, lleno de calles adoquinadas y edificios de piedra, complementa su atractivo. Olite también es conocida por su tradición vinícola, lo que permite a los visitantes disfrutar de la historia y la gastronomía en un mismo lugar.
Besalú, Cataluña
Besalú (Girona) es un referente del legado medieval en Cataluña, conocido especialmente por su puente románico que atraviesa el río Fluvià. Sus calles estrechas y empedradas conducen a antiguos edificios religiosos, como el Monasterio de Sant Pere y la iglesia de Sant Vicenç. También destaca su barrio judío, con una mikve o baño ritual, uno de los pocos conservados en Europa. Este pueblo se convierte en un lugar imprescindible para los amantes de la historia.
Pedraza, Castilla y León
Pedraza (Segovia) es un pintoresco pueblo amurallado que destaca por su Plaza Mayor y su castillo, que alberga actualmente un museo dedicado al pintor Ignacio Zuloaga. Sus calles empedradas y su arquitectura de piedra transportan al visitante al pasado. Además, Pedraza es conocida por su festival de las velas, cuando todo el pueblo se ilumina con luz natural, ofreciendo una atmósfera mágica y única.
Morella, Comunidad Valenciana
Morella, este pueblo de la (Castellón) se alza en una colina rodeada por una muralla de más de dos kilómetros. Su imponente castillo domina el horizonte, mientras que sus calles albergan casas tradicionales y edificios históricos como la iglesia de Santa María la Mayor. Morella es un destino medieval que combina su belleza arquitectónica con una rica tradición cultural y gastronómica.
Calatañazor, Castilla y León
Calatañazor (Soria) es un pequeño pero impresionante pueblo de Castilla y León que ha conservado su estructura medieval casi intacta. Su castillo en ruinas, las casas de piedra y madera, y sus calles estrechas crean un ambiente auténtico. Según la leyenda, aquí tuvo lugar la derrota de Almanzor, añadiendo un misticismo histórico al lugar. Su proximidad al Sabinar de Calatañazor, un paraje natural, lo convierte en un destino completo.
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