Óscar Perelli: "Es crucial que haya una estrategia para el turismo"
"En los últimos 10 años España no ha ejercido un papel activo en Europa para aquilatar una visión sobre el modelo turístico"
Publicada 27/01/25- “No puede ser que un país, donde el turismo es tan relevante, no tenga estrategia. Es importante para alinear a todos los actores"
- “Como sector hemos fallado en el relato, no hemos sabido trasladar a la sociedad un mensaje sobre lo que supone el turismo para la economía"
- "Debemos impulsar un cambio de paradigma en las políticas turísticas aplicadas en los destinos. El turismo es un elemento transversal"
Óscar Perelli, vicepresidente ejecutivo de Exceltur desde el 1 de enero, afronta esta nueva etapa con el objetivo de “trabajar en la puesta en marcha de proyectos transformadores y conseguir que el turismo tenga más relevancia en los ámbitos de decisión”, según detalla en una entrevista que publica Hosteltur en la revista especial de Fitur. Asimismo, el nuevo líder de esta organización, que ha sustituido a José Luis Zoreda, que ocupó el cargo desde la fundación de esta entidad en 2001, se muestra partidario de "colaborar con las asociaciones, al igual que con las administraciones públicas, en aquellos temas clave para el futuro del sector".
¿Qué orientación piensa seguir en esta nueva etapa de Exceltur que acaba de comenzar?
Afronto esta nueva etapa con el propósito de mantener las cosas que hemos venido haciendo bien y mejorar aquellos ámbitos en los que siento que hay un recorrido de mejora. Debemos seguir liderando mensajes y propuestas como think tank, basados en el mayor rigor y defendiendo el interés general del sector. Dicho esto, entiendo que se nos pida reforzar la colaboración con otros actores del sector, tanto públicos como privados. Ahí es donde se debe percibir la transición en la nueva etapa que se abre en Exceltur. En el sector se hacen muchas cosas bien, pero de manera muy fragmentada y, por tanto, con una capacidad de transformación, en general, limitada. Una de las prioridades es trabajar por la puesta en marcha de proyectos transformadores y conseguir que el turismo tenga más relevancia en los ámbitos de decisión.
¿Tiene previsto establecer lazos con otras asociaciones?
Parto de un planteamiento claro: la unión hace la fuerza. No obstante, para mí es importante compartir principios de trabajo, para poder impulsar espacios de colaboración. Soy un convencido del rigor, el interés general, la honestidad y la voluntad de colaborar. Si se dan estas condiciones siempre se alcanzan acuerdos. Eso es más importante que los personalismos que han imperado en el sector. Mi voluntad es colaborar con las asociaciones, al igual que con las administraciones públicas, en aquellos temas clave para el futuro del sector.
¿Cómo está la relación con la Administración?
El grado de sintonía con la Administración turística actual es mayor que nunca. Tenemos probablemente la mejor secretaria de Estado que he conocido en mis años de Exceltur, con ganas de mantener una interlocución continua y de ayudar a la transformación competitiva del sector. Tenemos un ministro que empatiza con los desafíos del sector, dentro de un ministerio con otras muchas competencias sobre sectores clave. Nuestro trabajo es hacerle ver que trabajar en pro del turismo, dentro de la propia Secretaría de Estado y como portavoz frente a otros ministerios, es clave.
¿En Exceltur están todas las empresas que son? ¿Prevé incorporar nuevas organizaciones?
Ahora hay 30 empresas y mi principal objetivo es que sigan percibiendo que el trabajo de Exceltur les puede aportar valor, porque es la mejor estrategia para atraer a otras empresas. Dicho esto, el objetivo no es incorporar nuevas empresas porque sí. Es una cuestión del valor que aportan y del alineamiento con el proyecto. Somos un think tank que defiende temas de interés general, no somos una institución que genere un beneficio extra en la cuenta de resultados.
Es una aportación en cierta medida altruista, en la medida en que supone apoyar a un equipo que trabaja por un turismo mejor, basada en la elaboración de estudios y recomendaciones. Nuestro interés es ser selectivos, reforzándonos en ámbitos cada vez más importantes, como el mundo digital, donde hay una clara oportunidad de incorporar más socios, o de otros sectores. Por ejemplo, se acaba de incorporar Global Exchange, una empresa española líder en cambio de divisas. La cadena de valor del sector se tiene que ver reflejada en Exceltur.
¿Habrá cambios en la estructura organizativa?
Soy partidario de una organización más horizontal y, entre las novedades, está la incorporación de Carlos Romero, como director de proyectos estratégicos [hasta la fecha director de I+D+i de Segittur]. Es un gran profesional y va a aportar un gran valor a Exceltur.
El control del crecimiento de los pisos turísticos ha sido uno de los principales caballos de batalla de Exceltur en los últimos años. ¿Han logrado avances en sus propuestas?
Visualizamos este fenómeno en 2014, vimos que ponía en tela de juicio y en riesgo la vitalidad de los destinos y el propio reconocimiento del sector en la sociedad. Presentamos el primer estudio en 2015 y le trasladamos al Gobierno de España que era un tema crucial, porque estaba expulsando a los residentes del centro de las ciudades. Las medidas para resolverlo han sido lentas. Cuando han regulado desde sus competencias turísticas, las comunidades autónomas, y urbanísticas, los ayuntamientos, se han dado cuenta de que tenían serias dificultades en hacerlas cumplir. El gran problema no era solo regular, sino hacer cumplir la normativa, y para ello la mayor parte de prerrogativas jurídicas las tiene el Gobierno, a quien siempre hemos dirigido nuestros mensajes.
Vemos algún avance, como la nueva ventanilla única digital de arrendamientos, que establece que las plataformas no comercialicen viviendas que no sean legales según los registros. Es un elemento crucial, que veníamos demandando desde 2016 y lo recibimos con mucha esperanza. Ha tenido que ser un reglamento europeo, de directa transposición a la normativa española, el que obligue a impulsar esa iniciativa, pero todavía hay ámbitos pendientes.
¿A qué se refiere?
Todas están recogidas en el documento final del proyecto ReviTUR elaborado en colaboración con los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y San Sebastián. Me refiero a que se establezca el marco de la naturaleza jurídica de la actividad en la normativa civil y mercantil básica de España, algo que solo puede hacer el Gobierno. Que quede claro que es un servicio asimilable al hospedaje en una vivienda, lo que tendría implicaciones sobre el pago de IVA, además de favorecer el cumplimiento de las normativas autonómicas y locales. Al ser una actividad económica tiene que tener un registro y una licencia.
¿Cómo valora la actuación de España en Bruselas en lo relacionado con esta problemática?
Ha sido mejorable. En los últimos 10 años España no ha ejercido un papel activo en Europa para aquilatar una visión sobre el modelo turístico, sobre todo en el mercado de la vivienda y la convivencia vecinal. No se puede comparar la situación del fenómeno en zonas rurales de países como Estonia o Finlandia, con las implicaciones en destinos urbanos e insulares españoles, donde puede llegar a destruir el dinamismo social, que les da la vida y los hace diferentes.
Se puede apreciar una situación similar en otros países europeos, como Italia o Francia, donde también supone presión para la vivienda. Es un problema social.
Pero esos países han regulado. Aquí quizás ha habido un cierto ‘buenismo’ respecto a sus efectos. En las manifestaciones de este año en relación con el turismo, el 80% de las reclamaciones tienen que ver con el acceso a la vivienda. En los centros urbanos y las islas, hay una clara vinculación entre la problemática del acceso a la vivienda y el crecimiento descontrolado de las viviendas turísticas, pero no todo el problema es achacable a la vivienda turística.
Debemos impulsar un cambio de paradigma en las políticas turísticas aplicadas en los destinos. Históricamente, el turismo formaba parte de una concejalía o de una consejería, y lo que tenían que hacer era impulsar la mejor promoción. Ahora, parece que hemos descubierto que el turismo es un elemento transversal, que tiene implicaciones sobre la vivienda, los recursos ambientales, el empleo o la seguridad, entre otras cuestiones
Actuar sobre ellas, supone un cambio de paradigma, implica situarlo como un elemento prioritario y transversal en la toma de decisiones. Supone actuar en políticas que afectan al producto, al marketing, la movilidad, el urbanismo, el paisaje urbano, la limpieza, seguridad,... Las administraciones no están preparadas para esto, porque el turismo no ha sido una prioridad política.
Muchas veces el problema está en el marco de las competencias de las diferentes administraciones.
Respetando el marco competencial, hay una oportunidad de colaborar enorme. Le doy una importancia crucial a la estrategia. No puede ser que un país donde el turismo es tan relevante no tenga estrategia. ¿Imaginas una empresa sin haber reflexionado sobre lo que quiere ser y haber definido las acciones, los presupuestos y los equipos para poder llegar a eso? Es importante tener una estrategia que permita alinear a todos los actores para trabajar juntos. Por ejemplo, los fondos Next Generation no se han orientado bien porque no había una estrategia que permitiera establecer prioridades hacia las que dirigir las acciones, más allá de aspectos como la digitalización y la sostenibilidad.
Creo que el sector turístico está en general sobrediagnosticado y es el momento de pasar de la retórica a la acción, para lo que se requieren equipos, colaboración y proyectos conjuntos. Tenemos ejemplos de países descentralizados, como Australia o Reino Unido, donde lo han conseguido
¿En qué medida la polarización política que se vive ahora en España impide esa colaboración?
Forma parte del contexto en el que tenemos que trabajar. Históricamente el turismo no ha sido un elemento de pugna política, y debo decir con satisfacción que en el último Consejo Español de Turismo se consensuó una declaración unánime de apoyo al sector. Las bases están, ahora es necesario avanzar en cerrar la estrategia, en la que llevamos más de dos años trabajando para su elaboración, para que se plasme en temas y acciones concretas.
Exceltur también ha incidido mucho en la necesidad de impulsar un nuevo modelo que no priorice el volumen de visitantes. Sin embargo, acabamos de cerrar el año felicitándonos por un nuevo récord de turistas. ¿Hay que limitar las llegadas?
Hay que empezar a medir el éxito del sector con métricas adicionales a la mera llegada de turistas: lo que gastan, su huella ambiental, su contribución y la satisfacción ciudadana. Dicho esto, me preocupa que, en algunos lugares de contestación ciudadana al turismo, tendamos hacia una improvisación en las medidas para orientar el desarrollo turístico. Cuando se habla de capacidad de acogida de la población, hay que ponerlo en números y no podemos plantear tasas o limitaciones sin haber analizado si es la mejor medida. Los destinos tienen límites, pero es necesario trabajar con el mayor rigor para delimitarlos y tomar decisiones inteligentes para gestionarlos. Me preocupa que el escenario de contestación puntual del turismo en algunos lugares y momentos nos lleve a medidas improvisadas, con efectos adversos.
Pero, ¿cómo se gestiona? ¿Qué hay que hacer cuando se ha analizado una zona concreta, por ejemplo?
Hay un amplio abanico de medidas de gestión: la planificación territorial y urbanística, la movilidad, la señalética, la seguridad, que tienen una incidencia clave en el espacio urbano. Y vuelvo a la objetivación. Este verano hicimos un análisis interno en Exceltur sobre el nivel de demanda en todo tipo de alojamientos, incluyendo las segundas residencias y casas de familiares y amigos, y nos encontramos que los valores en Baleares, Canarias, Andalucía y Cataluña se situaban por debajo de los máximos registrados, que correspondían a 2017 y 2018. En Baleares, por ejemplo, este verano ha habido cuatro millones menos de noches que en 2017, según las estadísticas oficiales.
Sin embargo, hay una sensación de que hay más tráfico. ¿De dónde viene ese tráfico? De un aumento de la población cercano al 10%, con unos hábitos de movilidad de mayor poder adquisitivo, con un mayor número de coches por habitante.
¿Qué ha fallado para que se produzca ese descontento social?
Como sector hemos fallado en el relato, no hemos sabido trasladar a la sociedad un mensaje bien armado sobre lo que supone el turismo. No hemos sabido defendernos conjuntamente cuando nos critican por determinadas cuestiones, algunas con parte de razón, pero otras muchas injustas. Por ejemplo, de los sectores relevantes en la economía española, el turismo es ahora líder en inversión y regeneración de producto, no solo hotelero, también en restauración, comercio, cultura y ocio. El año pasado España fue el segundo país del mundo en inversión hotelera. El turismo tiene hoy una tasa de temporalidad del 8%, mientras es del 13% en la economía española. Se ha incrementado la productividad. Está creando empleo y los salarios crecen más que el resto y más que la inflación. ¿Lo estamos contando? Hacemos un esfuerzo, pero no el suficiente.
Se sigue hablando de un empleo de baja calidad en el turismo.
Porque no lo hemos trabajado bien. Hay que poner en valor las buenas prácticas que hay en el sector. Es verdad que hay gente que tiene que dar un paso para alinearse con esas buenas prácticas, pero somos un sector que hacemos muchas cosas bien, aunque la sociedad no lo conoce.
En lo que se refiere a promoción turística, desde Exceltur han propuesto en varias ocasiones que haya un cambio en Turespaña. ¿Cómo debería ser esta entidad?
Es una institución crucial, pero el Turespaña que funciona hoy es el que se creó hace más de 40 años, cuando había que estar presente en los países porque ahí estaban los turoperadores que nos traían a los turistas. Los mercados tradicionales ya nos conocen, y ahora el mundo se mueve mayoritariamente por canales digitales y eso supone otra organización. Dicho esto, pienso que hay que hacer más marketing que nunca, ya que tenemos el reto de atraer a los turistas más interesantes. Además de adecuarse a la realidad de los tiempos, el otro reto de Turespaña es abrirse a las administraciones públicas territoriales y al sector privado para generar sinergias y mayores economías de escala en las iniciativas a desarrollar.
¿Tiene sentido que distintas instituciones estén haciendo una campaña en el mismo mercado de larga distancia con el mismo objetivo final?
¿Cree que el sector privado estaría dispuesto a poner recursos en Turespaña?
Depende. Si los objetivos están profesionalizados, si se determinan por mercados y por productos y hay margen jurídico para colaborar, lo único que se puede hacer es participar, sobre todo porque las estrategias individuales van a costar más. En un Turespaña transformado jurídicamente, veo una participación del sector privado con fondos.
Si ponen dinero, querrán decidir, sería un ente distinto, requeriría un nuevo estatuto en Turespaña.
Entraría la empresa privada y otras administraciones. Es uno de los retos que forman parte de un avance en la profesionalización del sector. Es crucial, no es un empeño orgánico. Hablamos de gobernanza, de transversalidad. Hay una Comisión Interministerial de Turismo, donde las prioridades turísticas se contaban a otros ministerios, pero lleva años sin convocarse y hay que aspirar a tenerlo.
Las manifestaciones contra el modelo turístico, las tasas o el registro de reservas preocupan en algunos mercados emisores. ¿Cómo se percibe desde Exceltur esta situación?
Tiene que ver con cómo se traslada. Puedes trasladar una medida diciendo que quieres limitar el turismo o puedes decir que lo que quieres es que la experiencia de los turistas y de los residentes sea mejor. La misma medida, dicha en positivo. Tenemos que recuperar el relato, lo bien que estamos haciendo las cosas, también de que tenemos elementos de mejora, sin duda; de que hay que asumir límites sin complejos, pero analizarlos bien.
Turismo bien, una campaña para mejorar el relato
Más allá de esa iniciativa, ¿qué habría que hacer para trasladar a la sociedad un mensaje positivo de nuestra industria?
Parto de que es una necesidad. De hecho, trabajar por un turismo mejor es una de mis mayores prioridades en lo que yo puedo hacer como vicepresidente ejecutivo de Exceltur. Eso tiene una parte de hacer las cosas mejor. Le doy mucha relevancia a hacer las cosas mejor, pero también a comunicarlo mejor. Es la combinación de las dos, y esto es una carrera de fondo. Nosotros no vamos a cambiar el mundo, podremos trasladar una serie de buenas prácticas que consideremos que son relevantes no solo en la empresa, también en los destinos, y a partir de ahí hacer lo posible para que eso se implante y se gestiona dentro de la complejidad.
El turismo es un sector muy complejo, que afecta a muchas cosas. Probablemente, no hay otra actividad con estos ingredientes, de ahí la necesidad de colaboración. Si nosotros esto lo enfrentamos juntos para dar escala, lo podemos aplicar a muchos ámbitos
En España hay 50.000 sistemas de inteligencia turística. Decidme uno que sea referencia. No sé cuántas iniciativas hay de producto turístico con los fondos Next Generation. Se necesita unidad para tener iniciativas que sean transformadoras, es un ejercicio que debe liderar el Gobierno de España, y nosotros, desde luego, encantados de colaborar.
La distribución de los fondos europeos next generation
Desde que los fondos europeos empezaron a llegar al turismo, Exceltur ha venido reclamando la participación del sector y una estrategia para lograr que se orienten a proyectos transformadores.
Pedíamos que hubiera más recursos para la transformación de los destinos pioneros del litoral que forman el core business del sector, donde está el 80% de la actividad, sin que eso significara que no hubiera fondos para los destinos de interior y del norte, pero ha habido una gran dispersión. Hemos analizado más de 7.000 proyectos de los planes de sostenibilidad turística en destino. Hemos detectado que hay municipios que ni siquiera tienen capacidad para gestionar los propios fondos y han tenido que pedir dinero para financiar asistencia técnica. ¿Por qué no los juntamos todos? Se gastaría igual, pero con coherencia y la misma metodología. Hay que intentar encontrar soluciones y es mejor hacerlo trabajando juntos”.
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