Un análisis de Ángeles Vargas

Insostenibilidad social de la alta velocidad: algunos daños colaterales

Impacto sobre los precios en ciudades secundarias a las que no alcanza la liberalización

Publicada 20/03/25
Insostenibilidad social de la alta velocidad: algunos daños colaterales

Análisis / Leo hace un par de días una nota de prensa emitida por un grupo ecologista que quiere impedir la llegada de la alta velocidad a una ciudad española argumentando razones relacionadas con el impacto medioambiental pero también con el social. Les preocupa cómo repercutirá en los precios y con razón, porque ya los residentes de más de un destino lo están sufriendo en su día a día y la liberalización que ha permitido la entrada de nuevos operadores ferroviarios no tiene visos de arreglarlo, al menos de momento.

El grupo Ecologistas en Acción de Toledo rechazan el proyecto de la línea de alta velocidad Madrid-Extremadura y defienden que "debe ser rechazado por su insostenibilidad socioeconómica y por los graves impactos ambientales que provocaría en especies y espacios protegidos de la red Natura 2000 y en la ciudad de Toledo".

Sin menospreciar la importancia de estos últimos aspectos, me centro en los que ocupa este artículo. Explican que España y Castilla-La Mancha se encuentran entre los territorios con mayor número de kilómetros de infraestructuras de transporte, lo que supone "un enorme gasto de fondos públicos" que no se traduce en "precios accesibles" en la alta velocidad para el conjunto de la ciudadanía, pero sí en "importantes beneficios para unas cuantas empresas contratistas, concesionarias y del sector turístico", al tiempo que ha denunciado que su impulso está suponiendo "el desmantelamiento y cierre de las líneas regionales y de mercancías".

Creen que repercutirá en los precios y en primera persona les puedo asegurar que sí. Pongo el caso de la ciudad en la que vivo actualmente, Granada. La alta velocidad nos ha dejado sin trenes de media distancia, sencillamente ya no hay y, por tanto, se acabaron las tarifas asequibles porque aquí no hay competencia. El billete medio Granada-Sevilla rara vez baja de los 47 euros, y muchas veces no encuentras nada por encima de 60 o 90, mientras ves cómo los nuevos operadores hacen ofertas de 7 o 9 euros allí donde sí han llegado. Por aquí, ni siquiera el Black Friday se dejó sentir...

Insostenibilidad social de la alta velocidad: daños colaterales
Imagen de trenes de media distancia tomada en 2014 en la provincia de Granada. Fuente: Wikimedia Commons.

Freno: falta de capacidad en vías y estaciones

Ninguno de los nuevos operadores tiene planes de llegar a estas ciudades secundarias que no son hubs ferroviarios (como sí es el caso de Córdoba) porque no pueden. Como recoge un reciente artículo reciente de la revista Hosteltur, el transporte ferroviario en España se encuentra en un punto de inflexión ante el aumento de la operativa por la competencia y la falta de capacidad en vías y estaciones.

Por otra parte, aunque España cuenta con una destacada red de Alta Velocidad (AVE), -después de China, la segunda más extensa del mundo por kilómetros: más de 3.200- el alcance de esta infraestructura está lejos de ser uniforme en todo el territorio. Y las estaciones, como ya se ha estado demostrando en algunas como Atocha, se han visto saturadas por la llegada de los nuevos operadores. Otras más pequeñas simplemente no podrían acogerlos, al menos no aún.

El sentido del tren como medio sostenible

Al final, desde Granada el tren se ha quedado sobre todo para turistas de alto poder adquisitivo asiáticos y estadounidenses, y para el viajero de empresa, no un autónomo que rara vez pueda hacer grandes dispendios, ni el estudiante ni el que va a visitar a la familia ni el viajero nacional que no hace tanto cogía un media distancia sin prisa para hacer una escapadita.

¿Pero no quedamos en que la sostenibilidad del tren se basa precisamente en quitar tráfico de las carreteras? Pues resulta que la alta velocidad las llena. Y también en reducir el uso del avión, claro, aunque desde algunos aeropuertos el precio es aún más disuasorio (¿500 euros un ida y vuelta Madrid-Granada?)

La aceptación social del turismo no es posible sin que la planificación de las redes de transporte tenga en cuenta al español que viaja entre provincias, por trabajo, por estudios o para hacer turismo con medios modestos. Así que espero que, al menos, para Toledo, antes de implantar la alta velocidad, se planteen alguna opción para quienes tienen menos prisa, menos presupuesto, pero la necesidad o las ganas de moverse.

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