Londres 2012 generará 6.000 M € para la economía británica

London & Partners ya ha anunciado que Londres 2012 traerá un millón de turistas más hasta 2017, mientras Amadeus y Forward confirman que las reservas a Londres crecen de cara a los JJOO, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo.

La cifra estimada por Visa en su informe ‘Una oportunidad de oro, el gasto y el impacto de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres 2012’, representa aproximadamente el 3,5% del crecimiento total anticipado para la economía del país entre los años 2013 y 2015.

La economía británica recibirá una inyección de 742 millones de euros durante las tres semanas de competiciones deportivas y un suplemento de 154 millones durante la celebración la cita paralímpica, lo que supone 896 millones de euros durante las siete jornadas completas y un incremento del 18,5% sobre lo que se estima que se hubiera generado en el mismo periodo sin la celebración de los Juegos.

El impacto positivo en la economía vendrá principalmente de la mano del incremento de llegadas de visitantes extranjeros al país, que se gastarán en esas siete semanas 847 millones de euros. Esta cifra de gasto procedente de visitantes extranjeros sería la más alta experimentada en unos Juegos Olímpicos. En Sydney 2000 y Atenas 2004 la cifra fue la mitad aproximadamente, mientras Pekín 2008 se estimó en 111 millones de euros.

El nivel de gasto más alto esperado en Londres 2012 puede atribuirse a su ventajosa posición geográfica respecto a Europa y a otros mercados clave internacionales, además de los costes más elevados que se asocian con una visita a Londres, según asegura el informe.

Gasto de los visitantes británicos

A nivel interno, se espera que el gasto de los consumidores británicos se incremente en 48 millones de euros, con lo cual sería la primera vez que en un mercado anfitrión se incrementa el gasto nacional, pues normalmente éste tiende a reducirse durante la celebración de los Juegos.

El informe atribuye esta paradoja al “cambio en la conducta de gasto”, ya que los británicos cambian sus comportamientos tradicionales de gasto durante el verano, contagiándose además del espíritu olímpico que les impulsa a abastecerse en los supermercados para disfrutar de los eventos deportivos desde sus casas.