Consulta de Sepla

Las curiosidades más desconocidas sobre la profesión de piloto

Los pilotos pueden ser observados durante vuelos reales por un inspector de línea que evalúa su comportamiento

Publicada 26/04/25

Las curiosidades más desconocidas sobre la profesión de piloto

Cuando pensamos en los pilotos de aviones comerciales, es fácil imaginar una vida llena de viajes, hoteles y cierto aire de lujo. Pero detrás de esa imagen glamourosa, ser piloto es una profesión exigente. Su día a día está lleno de disciplina, concentración y una gran presión, ya que tienen en sus manos la vida de cientos de personas en cada vuelo.

Con motivo de la celebración del World Pilots’ Day, el 26 de abril, el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) ha realizado una consulta a 600 personas entre 18 y 65 para conocer la imagen que los españoles tienen de los pilotos.

La mayoría tienen en gran consideración su alta cualificación y preparación (86%) y su máxima preocupación por la tripulación y el pasaje (61%). Asimismo, un 33% considera que son unos trabajadores más, pero que tienen una gran responsabilidad. Estas son las diez curiosidades sobre su desempeño profesional.

Estudios

Antes de ponerse al mando de un avión comercial deben pasar por años de formación teórica y práctica. Para obtener la Licencia de Piloto de Transporte de Línea Aérea (ATPL), el estándar más alto, se requiere acumular más de 1.500 horas de vuelo, además de conocimientos en numerosas materias teóricas, como meteorología, navegación, derecho aéreo, operaciones de vuelo, fisiología humana o factores humanos, entre otras. Podría compararse su formación con la de los médicos o ingenieros aeronáuticos, no solo por la dificultad técnica, sino por la formación y actualización constante requerida.

Exámenes

Un piloto no "saca su carné" y vuela toda la vida, sino que cada 6 meses (los comandantes) o 12 meses (los copilotos) deben pasar por exámenes obligatorios en simuladores de vuelo, donde se evalúa su capacidad para manejar emergencias, fallos técnicos y situaciones límite (despresurización, aterrizajes de emergencia, incendios en cabina, fallos eléctricos o hidráulicos).

Evaluación

Además de las pruebas oficiales, los pilotos pueden ser observados durante vuelos reales por un inspector de línea que evalúa su comportamiento, toma de decisiones y procedimientos. Todo está regulado y registrado: desde cómo hablan con el control aéreo hasta cómo manejan una turbulencia.

La otra cara de la aviación: lo que no se sabe del trabajo de los pilotos
Dos pilotos en un avión. Fuente: Archivo Hosteltur

Fatiga

Turnos nocturnos, desfases horarios, cambios de rutina y largos periodos sin descanso hacen que la fatiga sea una constante en la profesión de piloto. Aunque existen normativas que limitan las horas máximas de vuelo y obligan a descansos, la presión operativa de las aerolíneas a veces los lleva al límite, y los cambios de huso horario afectan al ritmo circadiano, generando un “jet lag” constante.

Bienestar físico

Pasar entre 8 y 15 horas dentro de una cabina no es tan cómodo como parece. El aire seco (con niveles de humedad de apenas el 10-15%), los cambios de presión, la falta de movilidad y el ruido constante afectan al cuerpo a corto y largo plazo. De esta situación comúnmente se derivan dolores de espalda y cervical, alteraciones del sueño, trastornos digestivos, deshidratación crónica y dificultades auditivas.

Revisión periódica

Los pilotos comerciales deben pasar revisiones médicas exhaustivas cada 6 meses si son mayores de 60 años, o cada año si son más jóvenes. La mínima anomalía puede derivar en una suspensión temporal o definitiva de su licencia.

Alimentación

Los pilotos y copilotos no pueden comer el mismo menú durante un vuelo para evitar que, si se produce una posible intoxicación por ingerir un alimento en mal estado, en ningún caso pueda afectar a los dos de forma simultánea. Además, evitan ciertos alimentos que pueden generar gases, digestiones pesadas o somnolencia. Su dieta suele ser muy controlada, tanto dentro como fuera del avión.

Preparación

Antes de que un avión despegue, los pilotos ya han dedicado entre 60 y 90 minutos (o más, según el tipo de vuelo) a revisar y planificar absolutamente todo. Aunque muchas tareas están automatizadas y respaldadas por sistemas operativos de la aerolínea, la responsabilidad final sigue siendo suya. Revisan el plan de vuelo, las condiciones meteorológicas, la cantidad de combustible, distribución de pasajeros, entre otras.

Toma de decisiones

Aunque muchos vuelos parecen rutinarios, los pilotos deben tomar decisiones constantemente: desviarse por mal clima, modificar altitudes por turbulencia, comunicar con múltiples torres de control, o solucionar incidentes menores sin alarmar a los pasajeros.

Responsabilidad

El piloto al mando no solo maneja el avión. También es el responsable legal y operativo de todo lo que ocurre a bordo. Coordina a la tripulación, resuelve conflictos, toma decisiones ante imprevistos y mantiene la calma, incluso cuando los demás la pierden.

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