Norman Foster y el yerno de Slim construirán el nuevo aeropuerto de México DF
Publicada 05/09/14
El arquitecto británico Norman Foster y el mexicano Fernando Romero, yerno del multimillonario Carlos Slim, obtuvieron la licitación para construir el futuro aeropuerto de la Ciudad de México, con una inversión pública de 9.167 millones de dólares (7.075 millones de euros). El aeropuerto podría generar hasta 2.470 millones de euros adicionales en divisas cada año una vez terminada la primera fase de la terminal, según la secretaria de Turismo del Gobierno de México, Claudia Ruiz Massieu.
El proyecto fue presentado en una ceremonia realizada en la residencia presidencial de Los Pinos, por el jefe de gobierno de México, Enrique Peña Nieto.
Un comité de especialistas eligió la propuesta diseñada por Norman Foster, constructor de los aeropuertos de Pekín y Hong Kong, y Romero, autor del Museo Soumaya de la capital mexicana y de los complejos Plaza Carso y Plaza Mariana.
Fernando Romero, quien está casado con Soumaya Slim, hija de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, es el jefe de la empresa FR-EE Fernando Romero Enterprise.
En el Museo Soumaya de la ciudad de México se encuentra parte de la colección personal de arte de Slim, quien controla el gigante mexicano de telecomunicaciones América Móvil.
Peña Nieto aseguró que el futuro aeropuerto de la capital –una obra largamente reclamada- será "uno de los más avanzados del mundo", un "emblema de identidad mexicana" y del México del futuro.
Como informó HOSTELTUR noticias de turismo en Ciudad de México tendrá un aeropuerto cuatro veces mayor al actual a nueva terminal tendrá seis pistas y permitirá el tránsito de 120 millones de pasajeros anuales, cuatro veces más que la capacidad del actual aeropuerto.
Será construido en un terreno de 4.430 hectáreas, propiedad del gobierno federal, aledaño al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Según el titular del Ejecutivo la obra será "autofinanciable", ya que se pagará con los ingresos de la actual terminal, que es operada por la empresa estatal Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).
Las nuevas instalaciones permitirán resolver la creciente demanda del saturado Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en un intento por impulsar el turismo y la generación de nuevas inversiones.
El actual aeropuerto de la ciudad de México –con sólo dos pistas para aterrizaje y despegue– es el segundo más usado en Latinoamérica después de Guarulhos, en Sao Paulo.
Peña Nieto indicó que esta obra de infraestructura, la más importante de la actual Administración (2012-2018), traerá importantes beneficios para todos los mexicanos y aseguró que más de 160.000 personas y cientos de pequeñas y medianas empresas serán contratadas para la construcción del aeropuerto.
Además, en las inmediaciones de la nueva terminal se creará una red de transporte metropolitano, impulsada por el gobierno federal, el del Distrito Federal y el del Estado de México.
El aeropuerto contará con energías limpias y tecnologías verdes, gracias a 24 plantas de tratamiento de aguas, procesamiento de residuos y un sistema de ventilación natural, todo con el propósito de "rescatar una zona degradada".
Entre los detalles del diseño del nuevo aeropuerto destacan figuras emblemáticas mexicanas, como el águila y la serpiente, además de una zona con elementos prehispánicos.
Esta obra sustituirá al actual aeropuerto, construido en 1929 y remodelado en varias ocasiones para ampliar su capacidad, pero que ya está casi al límite de su capacidad de 32 millones de usuarios al año.
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