Reforma laboral: ¿cómo afecta a la relación empresa-trabajador?
Publicada 22/03/12
- El empleo, su estabilidad, la reactivación del consumo y de la economía en general exige que ese binomio sea equitativo para las partes, una relación justa basada en la confianza
La reforma laboral ha representado un duro golpe, aunque para muchos, necesario, para los derechos de los trabajadores. Sin embargo, puede tener otras consecuencias quizá no previstas en la relación entre empresa y trabajador. Sobre todo ello reflexiona en este post Juan Antonio Mota.
Entiendo que después del derroche y la mentira que se nos ha vendido en un fraudulento "estado del bienestar" sin control gubernamental hacia el mismo centro del poder y donde la ausencia de ética es un claro reflejo de una sociedad mimetizada o embrujada por hábitos tan poco saludables, nos toque ahora "pagar los platos rotos" de tanta inoperancia y falta de rigor.
Y sin ánimo de acercarme a hacer ningún alegato político (Dios me libre de semejante derroche) me preocupa las necesidades actuales de las empresas, especialmente las turísticas y como el binomio empresa-trabajador puede contribuir a generar un modelo de Management no solo orientado a resultados sino a una visión más profunda que cale y fortalezca las organizaciones como ventaja competitiva interna y lanzadera de una imagen y un proyecto asumido en el tiempo.
Aunque el optimismo me lleve, a veces, a decir cosas que están exentas del suficiente análisis, hoy siento que ese binomio y esa apuesta transgresora por competir y diferenciarnos mejor desde dentro hacia fuera se debilita en su elemento esencial: la confianza.
Veo a chavales con menos de treinta años formándose permanentemente en virtud de un contrato de trabajo, intentando que sus diplomaturas y masters cotizen en la bolsa del empresario, cumpliendo hasta tres años, en el mejor de los casos, para obtener la licencia a un sustento digno.
Veo que el miedo paraliza este país y que dejamos en manos de una minoría fuerte que nuestros derechos se recorten o extingan sin consenso ni diálogo.
Me preocupa digo, la confianza, el equilibrio que debe sustentar la relación de ese apreciado binomio.
No creo que podamos asentar y mucho menos valorar la fibra emocional de una organización bajo premisas tan desamparadas, sin cautela ni protección. Abaratar el despido no generará empleo y justificarlo porque la gestión fue inadecuada durante nueve meses consecutivos es eludir socarróneamente la responsabilidad del gestor o directivo y traspasarla a capricho a la ruleta de tu plantilla.
No necesito tener fiebre o inventar ninguna causa para hacer de mi coto mi claro beneficio.
Que Europa nos imponga austeridad y recortes es algo que hace tiempo que ya tuvimos que haber aprendido. Y lo acepto. Y lo asumo.
Pero no a consta de condenar a ese necesario binomio a una relación desigual donde la autoridad debe erigirse como sinónimo de coherencia y respeto, nunca de tan retrógrada subordinación.
Tocar el sueldo, la jornada, el horario, las funciones o el centro de trabajo sin aparente justificación, sin un propósito concreto y definido no alimentará el clima laboral de nuestras empresas y anulará la creatividad, el afán de mejorar o compartir, las ideas, esa visión innovadora que debe presidir nuestras acciones.
Me preocupa que en nombre de la crisis se argumente lo indemostrable y que la flexibilidad interna de una empresa caiga en una absoluta contradicción.
El empleo, su estabilidad, la reactivación del consumo y de la economía en general exige que ese binomio sea equitativo para las partes, una relación justa basada en la confianza capaz de hacer soñar al hombre que la economía está para servir y beneficiar al hombre.
¿ No te preocupa este binomio?, ¿ no es necesaria la confianza?
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