Los aeropuertos de Italia vivieron ayer jueves una jornada de caos debido a la cancelación de unos 600 vuelos por una huelga de seis horas de los controladores aéreos, que afectó a todas las compañías que operan en el país.
Los aeropuertos de Italia vivieron ayer jueves una jornada de caos debido a la cancelación de unos 600 vuelos por una huelga de seis horas de los controladores aéreos, que afectó a todas las compañías que operan en el país.
Sólo Alitalia canceló 334 vuelos (166 nacionales, 162 internacionales y 6 intercontinentales), lo que supone casi la mitad de sus movimientos programados, y modificó los horarios de otros 72. También afectó la protesta a las compañías que conectan distintos puntos del territorio nacional italiano, como Meridiana y Air One, que tuvieron que desprogramar diversos servicios. El resto de líneas aéreas internacionales debieron igualmente cambiar sus planes y suspender numerosos vuelos: 54 la alemana Lufthansa, 22 la británica British Airways, 30 Ryan Air, líder europea de las compañías de vuelos baratos, y siete la española Iberia. El aeropuerto romano de Fiumicino quedó prácticamente paralizado, con cerca de 250 vuelos suspendidos durante la franja horaria de la movilización (entre las 09:00 y las 17:00 GMT), al igual que los milaneses de Malpensa y Linate, donde no llegaron o partieron unos 280. En el "Marco Polo" de Venecia se cancelaron 72 vuelos, 40 en el aeródromo "Capodichino" de Nápoles y medio centenar en el de "Caselle" de Turín. Los servicios mínimos aseguraron los vuelos de emergencia, sanitarios y de Estado, además de 14 conexiones intercontinentales con salida desde Italia, entre otros destinos a Bangkok, El Cairo, Tel Aviv, Caracas, Dubai, Atlanta, Filadelfia y una a Nueva York.
La huelga, convocada por los controladores en demanda de mejoras salariales y profesionales, fue muy criticada por el Ente Nacional italiano de Asistencia al Vuelo porque se produce en medio de las negociaciones. El sindicato profesional convocante de la protesta estimó su seguimiento en un 70 por ciento y afirmó que de los 3.500 vuelos que cada 24 horas se controlan desde Italia estaba asegurado el 85 por ciento. A este paro de los controladores le seguirá otro, el próximo día 19, de los trabajadores de Alitalia, en protesta por el nuevo plan de reestructuración de la compañía, que prevé el despido de 1.488 empleados y la transferencia de otros 1.200. En el horizonte ya hay programadas otras protestas en el sector aéreo: de los pilotos de Alitalia el 9 de febrero y, de nuevo, de los controladores de vuelo de todo el país el 20 de febrero. Pero antes, el transporte público italiano se verá sacudido mañana viernes por una nueva huelga de los autobuses, tranvías y metro que circulan por las principales ciudades del país. Este paro, convocado por los sindicatos de base en contra del acuerdo al que en diciembre llegaron con las empresas municipales las centrales confederales, preocupa a las autoridades por la eventualidad de que no se cumplan los servicios mínimos. De hecho, la víspera se vive con gran tensión en Milán hasta el punto de que el prefecto ha movilizado a los trabajadores de la compañía municipal de transportes para que se cumplan esos servicios y no se colapse la ciudad, como sucedió a finales del pasado año. A la oleada de huelgas en el transporte se sumarán la próxima semana en Italia otros sectores, como el de los estanqueros, que ha anunciado un paro de seis días, entre el 12 y el 18 de este mes, durante los cuales será imposible encontrar sellos para el correo.
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