La regulación excesiva y en ocasiones contradictoria asfixia al sector hotelero
Publicada 07/01/15
El sector hotelero, por boca del secretario general de CEHAT, Ramón Estalella, quiere dejar claro que “no nos quejamos por tener que cumplir la legislación, sino por la hiperlegislación, la regulación excesiva en cuatro niveles -europeo, nacional, autonómico y local- de materias que están fuera incluso de nuestra propia capacidad de cumplimiento, que encarecen nuestros precios y muchas veces ni siquiera suponen una mejor regulación del servicio”.
Estalella expone como ejemplo la Ley de Propiedad Intelectual, cuya modificación fue aprobada a principios de noviembre, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo en 'La nueva Ley de Propiedad Intelectual acaba con la fijación unilateral de precios'. Aunque los hoteleros se muestran satisfechos por ello, “seguimos sin entender por qué tenemos que pagar a siete entidades por la televisión en abierto, aparato que nos obliga la ley a tener en establecimientos a partir de 2 estrellas, aunque esté apagada o incluso la habitación esté vacía”.
En líneas generales, los hoteles están sujetos a legislación sobre los edificios y legislación sobre el servicio. En el primer caso tienen que cumplir con la normativa antiincendios, higiene, edificación, todas las regulaciones turísticas -tipologías, categorías, tamaños, etc.-, fachadas, licencias, legionela, ruidos, parking, piscinas, seguridad, amortizaciones, etc.
Toda esta legislación, como explica Estalella, “porque es un edificio abierto al público, pero algunas exigencias no las tiene que cumplir ni una fábrica, excepto que tenga mercancías peligrosas”. Además suele ser una normativa local, por lo que “los requisitos que le exigen a un hotel como edificio son diferentes en cada municipio, mientras que la vivienda privada no tiene que cumplir ninguna de estas normativas. Normativas que, lógicamente, tienen un coste que se traslada a la cuenta de explotación y a precio, lo que nos resta competitividad”.
En cuanto a la legislación de servicios, el establecimiento ha de acatar las normativas laboral, fiscal, de protección del consumidor, protección de datos, salud alimentaria, inversiones en I+D+i, seguridad del Estado, calidad, etc. En suma, más de 400 normas sólo en Madrid, de las que 250 son directivas comunitarias y el resto de carácter local. Entre ellas se encuentran más de 60 medioambientales, sobre eficiencia y revisión de instalaciones, tipo de combustible, residuos, reciclaje, etc.
Normativas absurdas y contradictorias
El verdadero problema, sin embargo, según afirma el secretario general de CEHAT, “es la duplicidad y obsolescencia de las normas”. Y pone ejemplos: la prohibición de aljibes en los hoteles, a los que obligan a utilizar la red de canalización de agua municipal cuando algunos establecimientos fuera de zonas urbanas no disponen de ella; la obligación de contar con un cuarto frío de basuras en lugares donde hay recogida diaria de desperdicios y no es necesario; así como de reciclaje de basuras cuando todavía hay muchos municipios que no tienen recogida selectiva de desechos; o la obligación de instalar una escalera de incendios externa en todos los hoteles, aunque está prohibido en fachadas protegidas.
A ello se suman los problemas derivados de la falta de unidad de mercado por las competencias transferidas a las Comunidades que afecta, por ejemplo, a la transposición del Decreto de Información Alimentaria de la Unión Europea, que ha entrado en vigor el 14 de diciembre y que obliga a todos los establecimientos que sirvan comidas a incluir en sus cartas información sobre alergénicos.
Y es que, como señala Estalella, “el consumidor no entiende que haya 15 países de Europa que tengan el mismo sistema de clasificación por estrellas (HotelStars Union) y que lleguen a España y tengamos 17 diferentes”. Por ello, añade, “los hoteleros estamos pidiendo que como tenemos que competir a nivel global, preferiríamos regirnos por normativa europea porque clarificaría mucho, también para que las cadenas pudieran establecer un mismo modelo de negocio en todo el territorio nacional”.
Los hoteles por tanto no reniegan de cumplir las normativas, concluye Estalella: “lo que pedimos es que sean razonables, que sirvan para mejorar el producto y las condiciones de los trabajadores, entre otros muchos aspectos”.
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