La junta directiva de las Sociedad de Aerolíneas Escandinavas (SAS) aprobó hoy la división de la compañía en otras tres nacionales independientes y aplazó la firma del convenio colectivo a una reunión extraordinaria del próximo día 23.
La junta directiva de las Sociedad de Aerolíneas Escandinavas (SAS) aprobó hoy la división de la compañía en otras tres nacionales independientes y aplazó la firma del convenio colectivo a una reunión extraordinaria del próximo día 23.
Las nuevas compañías sueca, noruega y danesa se ocuparán de los vuelos internos en sus respectivos países, mientras que otra independiente dentro del consorcio controlará las rutas internacionales. La división noruega se llamará SAS Brathens, como resultado de la fusión con la filial Brathens, aprobada también hoy. La directiva encabezada por Joergen Lindegaard justificó la medida, calificada por éste hace días como "la última oportunidad para SAS", por la necesidad de incrementar la competitividad de una empresa que en 2003 perdió 1.470 millones de coronas suecas (160,5 millones de euros), el triple que el año anterior. La decisión cierra una etapa emprendida en 1951, cuando las compañías nacionales de Dinamarca, Suecia y Noruega decidieron unirse para crear SAS y poder competir así en el mercado internacional. Las dificultades para llegar a un acuerdo con los 39 sindicatos, divididos por oficios y países, sobre el nuevo convenio laboral para 2005 llevó a la directiva a ampliar el plazo de negociación hasta el día 23. SAS pretende ahorrar 1.400 millones de coronas suecas (152,9 millones de euros) en el nuevo convenio, y ya ha advertido de que si los sindicatos no aprueban reducciones de salarios y prestaciones se presentará un plan de ahorro alternativo que incluye despidos masivos y traslado de puestos de trabajo. La compañía escandinava cerró esta mañana un acuerdo con el personal de cabina de Noruega, que aceptó las propuestas de la dirección. El mayor escollo para los planes de la dirección de SAS procede del sindicato de pilotos, que hoy presentó una contraoferta por la que la compañía se ahorraría unos 980 millones de coronas suecas (107 millones de euros) a cambio de dar mayor estabilidad al empleo.
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