Los vuelos de Alitalia recuperaron ayer lunes la normalidad, tras cuatro días de caos provocados por las protestas de los trabajadores para exigir a la dirección y al Gobierno nuevas medidas para sacar a flote a la aerolínea.
Los vuelos de Alitalia recuperaron ayer lunes la normalidad, tras cuatro días de caos provocados por las protestas de los trabajadores para exigir a la dirección y al Gobierno nuevas medidas para sacar a flote a la aerolínea.
Los paros protagonizados la semana pasada por los empleados de la aerolínea obligaron a cancelar cerca de 1.500 vuelos que dejaron en tierra unos 160.000 pasajeros y ocasionaron a la aerolínea pérdidas por al menos 40 millones de euros, según las primeras estimaciones. La situación, que alcanzó su momento más crítico el viernes, con una huelga ilegal secundada por los trabajadores sin el apoyo de los sindicatos, llevó a la Prefectura de Roma (Gobierno Civil) a asumir el control sobre los trabajadores, una decisión que continúa en vigor hasta hoy. El telón de fondo de las protestas es la larga crisis por la que atraviesa Alitalia, de la que el Estado italiano posee el 62 por ciento, y que se reflejó en pérdidas de 375 millones de euros el año pasado. Para sanear la compañía, la dirección propuso un plan que contemplaba, entre otros puntos, el despido de 950 de sus 22.000 trabajadores y la cesión de otros 2.500 a empresas asociadas, lo que fue rechazado por los sindicatos. El ministro italiano de Trabajo, Roberto Maroni, indicó el fin de semana que el Gobierno estudia ayudas económicas para Alitalia que podrían alcanzar los cien millones de euros, aunque precisó que éstas se decidirán una vez haya un acuerdo entre la dirección y los sindicatos. Está previsto que el próximo jueves se reúna el Consejo de Administración de la aerolínea para aprobar los resultados de 2003 y el eventual nuevo plan industrial.
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