Crestline, la filial estadounidense de Barceló, estudia mejorar el precio de la Oferta Pública de Adquisición (OPA) lanzada el pasado 18 de octubre por el cien por cien del capital de la compañía John Q.Hammons Hotels, después de que el Comité especial de la cadena hotelera estadounidense considerara el jueves "inaceptable" la oferta de 13 dólares por acción (unos 51 millones de euros en total).
Crestline, la filial estadounidense de Barceló, estudia mejorar el precio de la Oferta Pública de Adquisición (OPA) lanzada el pasado 18 de octubre por el cien por cien del capital de la compañía John Q.Hammons Hotels, después de que el Comité especial de la cadena hotelera estadounidense considerara el jueves "inaceptable" la oferta de 13 dólares por acción (unos 51 millones de euros en total).
Fuentes de Barceló señalaron a Europa Press que la respuesta de este Comité especial, constituido por consejeros independientes de la compañía norteamericana, era "uno de los escenarios posibles", por lo que ahora únicamente se entra "en una fase más del proceso de negociación abierto", con la posibilidad de que "se pueda pujar más y podamos realizar un contraataque". Estas fuentes, que resaltaron como punto positivo que el Comité Especial recomienda continuar negociando con Barceló en el futuro, destacaron que, a pesar del posicionamiento contrario a la operación, la cadena hotelera mallorquina cuenta con el respaldo del accionista mayoritario, John Q.Hammonds, que controla el 76 por ciento del capital, apoya su OPA y participará en la empresa resultante de la fusión a través del intercambio de sus acciones actuales por títulos preferentes de la nueva compañía. A pesar de rechazar esta primera propuesta, Barceló Crestline confía que a finales de enero pueda cerrar la fusión y alcanzar un acuerdo con este comité especial, que ha contado con el asesoramiento de consultores financieros y legales externos en su primera determinación. Las fuentes de Barceló restaron importancia al anuncio del Comité especial de que han recibido una oferta de otro grupo que también implicaría un cambio en el control de la empresa hotelera. Esta compañía norteamericana posee 60 establecimientos en Estados Unidos, con un total de 14.528 habitaciones y suites. La mayoría de estos hoteles operan bajo las marcas Embassy Suites, Holiday Inn y Marriott. Los atentados terroristas del once de septiembre fueron la principal causa de la reducción del dos por ciento de sus ingresos en 2003 y la empresa ya ha anunciado desinversiones de establecimientos no rentables para hacer frente a su elevada deuda, que asciende a 601 millones de euros.
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