La Organización Mundial del Turismo (OMT) prevé que el turismo mundial crecerá este año un 10 por ciento, mientras que las expectativas para 2005 son "más moderadas", con un incremento estimado en un 4 por ciento.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) prevé que el turismo mundial crecerá este año un 10 por ciento, mientras que las expectativas para 2005 son "más moderadas", con un incremento estimado en un 4 por ciento.
En una entrevista distribuida por Fitur a los medios, el secretario general de la OMT, Francesco Frangialli, dijo que la última vez que se registró un crecimiento similar al previsto para el conjunto de 2004 fue hace 20 años, en 1984, cuando el turismo internacional se recuperó de la prolongada debilidad de la economía, vinculada a la segunda crisis del petróleo. En cifras absolutas, el incremento de este año oscilará entre 65 y 70 millones más de llegadas y todas las regiones participarán en él, aunque no en el mismo grado, porque casi la mitad de las nuevas llegadas corresponderá a Asia y Pacífico. El segundo porcentaje más alto registrará Europa, con un 25 por ciento del total de las nuevas llegadas, el mismo crecimiento que tendrán conjuntamente el continente americano, Oriente Medio y Africa. En 2005 no se puede esperar un incremento tan alto como el salto de este año porque ésta es "una reacción a la drástica disminución de las llegadas que tuvo lugar en 2003, debido a la guerra en Irak, el SRAG y la debilidad económica" y se explica, además, por la demanda acumulada a consecuencia de las restricciones de los últimos tres años. Una de la principales preguntas que se plantea la OMT es "a cuánto asciende todavía la demanda acumulada", ya que las condiciones económicas son "favorables" en los mercados emisores tanto emergentes como ya establecidos, "la inflación está contenida y los tipos de interés no han aumentado en exceso". El único factor de preocupación son los elevados precios del petróleo, aunque, hasta ahora, "no han afectado en gran medida a la economía en general o al turismo en particular", indica Frangialli. En cuanto a Europa, con la incorporación de diez nuevos miembros a la Unión Europea, que no son sólo destinos, sino también mercados generadores de turismo, "cabe esperar un incremento del movimiento turístico entre la Europa del Este y la del Oeste". Para ayudar a las zonas rurales o para la reconversión de antiguas regiones industriales, los nuevos miembros podrán contar con los fondos estructurales procedentes de la UE, de los que se han beneficiado ya los miembros actuales, especialmente los del sur de Europa, donde se han restaurado monumentos, construido infraestructuras y llevado a cabo programas para revalorizar los bienes culturales.
Los destinos emergentes, que se encuentran en su mayoría en vías de unirse a la Unión Europea, suponen, sin embargo, una dura competencia para los destinos tradicionales, entre ellos España, ya que "quieren ver aumentar en un plazo determinado los costes salariales y sociales y disminuir sus actuales ventajas competitivas". Según Frangialli, los destinos europeos de Occidente y del Mediterráneo, como España y Francia, no pueden crecer en la misma proporción que Marruecos, Turquía o los países europeos orientales, porque "tienen que seguir una base más alta". Los destinos tradicionales todavía añaden las llegadas internacionales de turistas a sus cifras básicas, pero esta parte del mercado de Europa va decreciendo lentamente, apunta Frangialli, quien considera positivas las nuevas ofertas turísticas, ya que enriquecen y diversifican al turismo mundial y "fuerzan a los destinos maduros a mejorar en calidad". A su juicio, las cifras de 2004 y previsiones para el próximo año confirman el pronóstico de la OMT para 2020, año en el que el turismo internacional alcanzaría aproximadamente 1.600 millones de llegadas.
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