La contaminación proveniente de cruceros, barcos petroleros y otras embarcaciones se encuentra entre las amenazas más acuciantes de las islas y países pobres del Caribe, según advierte un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que recoge su boletín de noticias en la edición del pasado viernes.
La contaminación proveniente de cruceros, barcos petroleros y otras embarcaciones se encuentra entre las amenazas más acuciantes de las islas y países pobres del Caribe, según advierte un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que recoge su boletín de noticias en la edición del pasado viernes.
Así, el informe revela que la región cuenta con un promedio de 50.000 embarcaciones que visitan la zona anualmente, con un total de 14,5 millones de turistas, y uno de los tráficos marítimos más intensos del mundo. Aproximadamente un 60% de los pasajeros de crucero en el mundo visitan el Caribe. Para empezar, el repostado de estos buques, turísticos o petroleros, puede dañar el Medio Ambiente como resultado de accidentes en los que el petróleo y otros desechos caen al mar, debido a las "acciones irresponsables" por parte de los propietarios o la tripulación de los barcos. Según el informe, "el incremento en el tamaño de los barcos de cruceros ejerce cada vez mayor presión, por motivos de competencia comercial, en los puertos de bienvenida, obligándo a las empresas propietarias de estos 'hoteles flotantes' a incrementar de manera continua los servicios que ofrece a los viajeros en puerto excavando canales cada vez más profundos y amplios". Sin embargo, el daño principal por parte de la industria de cruceros se produce en las operaciones en el mar a raíz de la descarga de sustancias tóxicas y residuos en zonas cercanas a los ecosistemas más frágiles, tales como arrecifes de coral y humedales, explica el estudio. Se estima que un crucero tipo de 3.000 pasajeros genera diariamente entre 200.000 y 400.000 metros cúbicos de residuos, incluyendo agua de lavadoras, lavandería, tintorería, regaderas y albercas, residuos de grasa, y de tipo médicos y dentales. Además, cerca de 70 litros de desechos peligrosos, incluyendo químicos de procesamiento fotográfico, pinturas, disolventes, cartuchos de impresoras láser, pilas de níquel o cadmio y fluidos de limpieza en seco, también son generadas cada día. El tráfico y las importaciones de petróleo en el Caribe son otros de los aspectos que destaca el PNUMA como responsables de la contaminación de las costas, debido a las rutas y a la presencia de grandes países productores y exportadores de petróleo a lo ancho de todo el mar Caribe, como Colombia, México, Trinidad y Tobago, Estados Unidos o Venezuela. En este sentido, el PNUMA destaca que "han sido detectadas altas concentraciones de brea, resultado de los derrames de petróleo, en las playas de Cuba, Puerto Rico, Islas Caimán y Curazao, así como en las de barlovento de Barbados, Granada y Trinidad y Tobago".
ACCION PARA EL CARIBE. Estos datos se encuentran recogidos en una serie de informes presentados recientemente por el PNUMA sobre la situación de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo alrededor del mundo, que servirián de base para la reunión internacional para la Revisión de la Implantación del Programa de Acción para los SIDS del Caribe, que se celebrará en Isla Mauricio del 10 al 14 de enero. Según el director ejecutivo del PNUMA, Klaus Toepfer, estos pequeños estados "se encuentran entre las naciones ambiental y económicamente más vulnerables del mundo", dado que son "geográficamente remotas y dependen de recursos naturales limitados, tales como el agua dulce". Además, están amenazadas por el cambio climático, las condiciones meteorológicas extremas y el incremento en los niveles del mar. Toepfer explicó sin embargo, que muchos de los países del Caribe y otros pequeños Estados insulares en desarrollo son miembros de convenciones sobre contaminación marina, como la Convención Internacional de Contaminación de Barcos o MARPOL, o la Convención de Cartagena del PNUMA en el Caribe. Pese a ello, según Toepfer es necesaria "mucha más acción si se quiere garantizar en el siglo XXI la salud ambiental de estas islas y sus culturas ricas y orgullosas". "Para tomar decisiones importantes, se necesita tomar decisiones importantes", apuntó.
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