Los balnearios españoles facturaron más de 220 millones de euros en 2004, lo que supone en torno al 5 por ciento más que en 2003, "a la espera de los resultados definitivos más concretos", dijo a EFE la gerente de la Asociación Española de Estaciones Termales, ANET, María Teresa Grande.
Los balnearios españoles facturaron más de 220 millones de euros en 2004, lo que supone en torno al 5 por ciento más que en 2003, "a la espera de los resultados definitivos más concretos", dijo a EFE la gerente de la Asociación Española de Estaciones Termales, ANET, María Teresa Grande.
En 2004, unas 902.000 personas utilizaron los balnearios españoles, lo que significa un crecimiento del 10 por ciento con respecto a 2003; de los que, aproximadamente 674.000 fueron termalistas; 132.000, acompañantes y 102.000, pertenecientes a los programas del IMSERSO. Actualmente existen en España unos 2.000 manantiales de aguas minero-medicinales declarados de utilidad pública y 128 estaciones termales o balnearios, 98 de ellas con hotel, lo que supone un total aproximado de 40.000 plazas hoteleras; el número de empleados de este sector ronda los 6.800. La gerente de ANET precisó que estas cifras se refieren "exclusivamente" a balnearios, ya que los que centros que utilizan agua del grifo a la que añaden sales, aceites o algún otro producto, "por ley, no pueden denominarse balnearios". El balneario o estación termal es una instalación que dispone de aguas minero-medicinales declaradas de utilidad pública, además de servicio médico e instalaciones adecuadas según el punto de vista técnico sanitario "para llevar a cabo los tratamientos médicos que se prescriban". La cura termal es, pues, un sector regulado que comprende el conjunto de técnicas que se utilizan en los balnearios según un ritmo, intensidad, duración y frecuencia establecidos previamente por un médico. Además de las estaciones termales, existe otro tipo de establecimientos, los dedicados a tratamientos de talasoterapia, que utilizan técnicas similares a las de los balnearios pero con agua de mar y aplican en los tratamientos algas, sales o lodos marinos. Grande explicó que los centros de talasoterapia, junto a los de SPA (salud por agua) "no están legislados", por tanto tampoco pueden incluirse en la categoría de balnearios.
El termalismo es la acción terapéutica de algunas aguas naturales sobre ciertas enfermedades, especialmente afecciones crónicas del aparato locomotor, respiratorio y digestivo, reconocida desde la antigüedad, pues hace más de 2.000 años que empezaron a aplicarse sus propiedades terapéuticas. Este tipo de aguas, carentes de efectos secundarios, pueden ser ingeridas por vía oral o bien en forma de inhalaciones, baños, lodos, chorros o saunas, entre otros sistemas. Hoy, las estaciones termales tienen importancia no sólo por el aspecto médico, sino turístico o social ya que los balnearios han dejado de ser lugares exclusivamente para enfermos y se han convertido en establecimientos para "vacaciones de salud" a los que acude gente joven y sana. Las indicaciones terapéuticas varían según el tipo de agua; así las aguas sódicas son estimulantes; las sulfuradas tienen una acción beneficiosa sobre la piel, el aparato respiratorio y locomotor, y las ferruginosas ricas en hierro, favorecen la regeneración de la sangre, mejoran la anemia y actúan sobre la piel, además de colaborar con los regímenes adelgazantes. Las aguas radiactivas tienen efectos sedante y analgésico para combatir el estrés, la ansiedad y las depresiones; las bicarbonatadas son recomendables para los problemas del aparato digestivo y las carbónicas, además de estimular el apetito, favorecen el buen funcionamiento del aparato circulatorio. Pero, además, existen otros tratamientos más de moda, como las curas de adelgazamiento, belleza, contra la celulitis o de rejuvenecimiento, cada vez más solicitadas en los balnearios.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta noticia no tiene comentarios.