La tripulación del crucero Grand Voyager, que sufrió ayer una avería mientras navegaba entre Baleares y Cerdeña (Italia), reactivó manualmente dos de los cuatro motores del buque, lo que le permitió poner dirección al puerto sardo de Cagliari, a una velocidad que oscila de los diez a los doce nudos. Según informaron a EFE fuentes de Salvamento Marítimo y la red internacional MTI, especializada en la gestión de las averías y accidentes en alta mar, el pasaje y la tripulación del barco se encuentran en buen estado y no será preciso su evacuación, aunque puede haber algún herido leve, como consecuencia de la fuerte tormenta que azotó esta parte del Mediterráneo, con vientos de 100 kilómetros por hora, que provocaron olas de entre ocho y catorce metros.
La tripulación del crucero Grand Voyager, que sufrió ayer una avería mientras navegaba entre Baleares y Cerdeña (Italia), reactivó manualmente dos de los cuatro motores del buque, lo que le permitió poner dirección al puerto sardo de Cagliari, a una velocidad que oscila de los diez a los doce nudos. Según informaron a EFE fuentes de Salvamento Marítimo y la red internacional MTI, especializada en la gestión de las averías y accidentes en alta mar, el pasaje y la tripulación del barco se encuentran en buen estado y no será preciso su evacuación, aunque puede haber algún herido leve, como consecuencia de la fuerte tormenta que azotó esta parte del Mediterráneo, con vientos de 100 kilómetros por hora, que provocaron olas de entre ocho y catorce metros.
Está previsto que el Grand Voyager, que navega acompañado del carguero de gas británico Gimmi, el cual respondió a la señal original de alerta, arribe en las primeras horas de mañana a Cagliari, precisó MTI, que representa a la empresa V-Ships, responsable de la gestión del crucero. A bordo del buque viajan 474 pasajeros, en su mayoría españoles, y 313 tripulantes, que se dirigían esta mañana al puerto de Barcelona, adonde el barco tenía previsto llegar a las 14.00 horas para poner fin a un crucero por el Mediterráneo, con salida y llegada en la Ciudad Condal y escalas en Livorno, Civitavecchia, Mesina, Dubrovnik, Malta y Túnez, comunicó Iberojet, empresa que fleta el barco. El Grand Voyager, con bandera de Bahamas, se averió cuando se encontraba a 65 millas del sureste de Menorca y una ola rompió una de las ventanas del puente de mando. El agua provocó un corte eléctrico y causó un fallo en las comunicaciones y en la propulsión, alrededor de las 08.00 horas GMT, según las primeras señales de alarma que emitió el crucero. El Ministerio de Fomento informó de que Salvamento Marítimo movilizó los remolcadores Antártico y Remolcanosa 80, que partieron de Valencia y Palma, respectivamente, para asistir al crucero, que, en cualquier caso, no podía atracar en Mahón (Menorca), cuyo puerto permanecía cerrado por el temporal. Además, un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) del Ejército español y dos aviones de reconocimiento franceses sobrevolaron la zona donde quedó averiado el Grand Voyager, mientras que el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer Mediterráneo permanecía a la espera en Menorca por si fuera necesaria su intervención. Las mismas fuentes señalaron que el centro de La Garde (Francia) coordinó estas operaciones, ya que el Grand Voyager navega en una zona de cobertura del Salvamento Marítimo galo. Cuando el buque reanudó la navegación y puso rumbo por sus propios medios a Cagliari, el centro de La Garde ordenó que todos los medios de Salvamento Marítimo, incluidos los remolcadores, regresaran a sus bases. Durante el tiempo que permaneció activo el operativo español, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, mantuvo "contacto permanente" con la Dirección de Salvamento Marítimo para poner a su disposición "todos los medios necesarios", con el fin de garantizar la seguridad de los ocupantes del barco, expuso el Gobierno español en un comunicado.
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