El modelo de las aerolíneas de bajo coste cambia el comportamiento de los turistas, que extienden al sector hotelero su actitud de no pagar un precio elevado, y piensan que pueden encontrar una oferta similar a un menor precio, lo que produce una caída en la rentabilidad de los hoteles.
El modelo de las aerolíneas de bajo coste cambia el comportamiento de los turistas, que extienden al sector hotelero su actitud de no pagar un precio elevado, y piensan que pueden encontrar una oferta similar a un menor precio, lo que produce una caída en la rentabilidad de los hoteles.
Según un estudio del catedrático de ESADE, Josep-Francesc Valls, sobre el impacto de las aerolíneas de bajo coste en los precios hoteleros españoles, cada vez son más los hoteles que han decidido adoptar estrategias similares al modelo de este tipo de aerolíneas de bajo precio, a fin de atraer más turistas. El informe de Valls destaca que, entre los diferentes modelos de turistas, el que más ha crecido es "aquél que está dispuesto a invertir todo el tiempo que sea necesario para encontrar los precios más baratos del mercado". Esta actitud influye de forma directa en los hoteles, especialmente los de tipo urbano, que se encuentran ante un nuevo escenario de precios a la baja, que sitúa al sector en "una encrucijada". El sector hotelero ya se encontraba afectado por la caída de la ocupación, el aumento del número de plazas y la caída del gasto promedio de los turistas extranjeros entre otros factores, señala el informe. Sólo en agosto de 2004, la oferta hotelera se incrementó en un 4,1 por ciento respecto al mismo mes de 2003, hecho que coincidió con la recesión económica de países como Alemania, que es uno de los principales mercados turísticos de Europa. En el período 2000-2004, el gasto promedio de los que pernoctaron en España cayó un 16.7 por ciento, "descontando la inflación" y se situó en 670 euros por visitante durante el año pasado, añade el estudio.
La bajada de los precios hoteleros y la caída del gasto promedio de los turistas ha ido acompañada de una pérdida de rentabilidad de los hoteles españoles que intentan frenar la situación intensificando estrategias del "bajo precio aéreo"; el objetivo final de los hoteleros es aumentar el ingreso medio por habitación disponible (Revpar). Para que los hoteles se adapten al nuevo entorno, Valls aconseja a los hoteleros que, para fijar los precios, calculen exactamente el coste estructural de cada servicio, ya que muchos hoteles se guían por la competencia o por los clientes para establecer los precios, sin tener en cuenta el coste real del servicio, y recomienda que las partidas de inversión y gasto "se trasladen meticulosamente al precio". También señala que el precio debe recuperar su valor informativo "acerca de los atributos, de los valores, la cantidad y la calidad de los servicios que se ofrecen", de otro modo, a los turistas les costará mucho contratar servicios de precio alto. Igualmente, Valls recomienda a los hoteleros que no apliquen un precio para cada momento (en función de la ocupación), para cada canal (internet, agencias de viajes) o para cada circunstancia (precios de grupo que, en un momento determinado, se presenta en el hotel). Señala que se deben introducir modificaciones parciales a los precios en función de la competencia, pero "procurando que los precios nunca pierdan su valor informativo". Por último, el catedrático de ESADE también recomienda separar el negocio inmobiliario de la gestión hotelera.
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