Los malos resultados que varias compañías aéreas estadounidenses dieron a conocer la pasada semana, fruto de los altos costos del combustible, han abierto de nuevo el debate sobre la posibilidad de fusiones en el sector. Medios de prensa informaban de que US Airways y American West, la séptima y octava aerolíneas más grandes de EEUU, respectivamente, negocian actualmente una fusión que daría como resultado la sexta mayor compañía del sector, aunque ninguna empresa ha hablado todavía del tema oficialmente. Las informaciones han desencadenado diversos análisis sobre la situación que atraviesa el sector y el impacto que tendría esa operación.
Los malos resultados que varias compañías aéreas estadounidenses dieron a conocer la pasada semana, fruto de los altos costos del combustible, han abierto de nuevo el debate sobre la posibilidad de fusiones en el sector. Medios de prensa informaban de que US Airways y American West, la séptima y octava aerolíneas más grandes de EEUU, respectivamente, negocian actualmente una fusión que daría como resultado la sexta mayor compañía del sector, aunque ninguna empresa ha hablado todavía del tema oficialmente. Las informaciones han desencadenado diversos análisis sobre la situación que atraviesa el sector y el impacto que tendría esa operación.
Los expertos apuntan que encontrará dificultades dado que US Airways se acogió al capítulo 11 de la ley estadounidense que protege a las empresas de la bancarrota, lo que complica la operación. Algunos analistas creen que la situación de las aerolíneas no se soluciona con fusiones, sino con reducciones de costos que muchas veces no pasan necesariamente por aumentar el tamaño de una empresa. Y si de costos se trata, lo que más ha afectado a las compañías aéreas en el último año ha sido la fuerte subida del crudo. American Airlines informó de que cerró el primer trimestre de 2005 con unas pérdidas de 162 millones de dólares provocadas por los altos precios del combustible. Lo mismo ocurrió con Continental, que informó de pérdidas trimestrales de 184 millones de dólares y Delta anunció que sus pérdidas superaban los 1.000 millones de dólares. La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) calcula que las aerolíneas de todo el mundo perderán 5.500 millones de dólares este año debido, en su mayor parte, al aumento del precio del combustible. Con esto, se estima que entre 2001 y 2005 se anotarán pérdidas en la industria del orden de los 40.000 millones de dólares. Pero aún cuando el precio del combustible caiga, esto por sí solo no solucionará los problemas de la industria, que sigue enfrentada a altos costos laborales, entre otros factores. De allí que para muchos analistas las posibles fusiones no solucionen los problemas de fondo del sector, que tiene que ver con un modelo de negocios que ya no les resulta eficiente. Las compañías aéreas tienen uno de los costos laborales más altos entre las compañías estadounidenses, con sindicatos de pilotos muy bien organizados, con excelentes planes de pensiones y salud para sus trabajadores. Lo que en un tiempo era característica de una buena empresa es hoy la perdición de esas mismas compañías, que no pueden seguir compitiendo con firmas nuevas de bajo costo. A esto se suma el hecho de que durante muchos años las grandes aerolíneas han ido acumulando flotas que son muy dispares, con aviones de distintos modelos y edades, lo que encarece su mantenimiento. Es por esta razón que muchos analistas creen que la posibilidad real de consolidación en el sector no es muy alta, puesto que una fusión implica unir flotas, equipos y personal, algo que al final se juzga muy complejo.
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