El nuevo consejero delegado de British Airways, Willie Walsh, descartó ayer como "inmediata prioridad" un incremento de la participación de la aerolínea británica en Iberia, en la que actualmente controla el 9% del capital, aunque abogó por una consolidación en el fragmentado sector aéreo europeo que garantice mayor dimensión, solidez y rentabilidad a su compañía.
El nuevo consejero delegado de British Airways, Willie Walsh, descartó ayer como "inmediata prioridad" un incremento de la participación de la aerolínea británica en Iberia, en la que actualmente controla el 9% del capital, aunque abogó por una consolidación en el fragmentado sector aéreo europeo que garantice mayor dimensión, solidez y rentabilidad a su compañía.
"Habrá una consolidación para garantizar que British Airways sea una compañía más grande y de mejor calidad, más sólida y más rentable", señaló Walsh en Londres tras sustituir en el cargo a Rod Eddington. No obstante, el ex presidente de Aer Lingus señaló en su primera comparecencia pública al frente de British que la aerolínea británica sólo participará en este proceso de concentración si es en interés de sí misma y de sus accionistas.
Por otro lado, el nuevo primer ejecutivo de British adelantó que la aerolínea no alcanzará sus objetivos de rentabilidad para este año, marcado en un 10% de margen operativo, debido al impacto en sus costes del elevado precio del combustible. Además, y en línea con los planes de Iberia de suprimir los vuelos no rentables de su red, preferentemente desde Barcelona, Walsh anunció una reestructuración de sus operaciones no rentables en Europa.
El nuevo directivo de British vinculó el proceso de consolidación en el sector a la firma de un acuerdo de cielos abiertos entre la Unión Europa y Estados Unidos, mostrándose optimista respecto a la posibilidad de que el acuerdo sea rubricado en el próximo año y medio. "Sigo pensando que avanzaremos hacia un acuerdo de cielos abiertos en los próximos 18 meses", pese a que "no se puede hablar de verdaderos cielos abiertos con los desequilibrios que existen en materia de regulación entre Europa y Estados Unidos", señaló Wals, haciendo suyas las críticas de su predecesor.
Al hilo de este argumento, el consejero delegado de British criticó la situación del sector en Estados Unidos, donde más del 50% del tráfico aéreo es operado por compañías acogidas al capítulo 11 de la Ley de Quiebras. "El capítulo 11 de la ley estadounidense sobre quiebras es un procedimiento judicial que permite a las empresas acogerse a la protección de un tribunal especial al resguardo de sus acreedores, esto se ve desde Europa como una forma disimulada de de subvención pública", criticó.
Walsh también presento un proyecto de inversión de 400 millones de libras (584 millones de euros) en mejorar y racionalizar el servicio que ofrece a sus pasajeros. Algo más de una cuarta parte de esa cantidad de dedicará a crear una nueva clase "business" en los vuelos de larga duración. Los asientos de esa clase podrán convertirse fácilmente en una cama totalmente horizontal y ese nuevo servicio se introducirá gradualmente a partir del primer semestre del próximo año.
El resto de la suma prevista se dedicará al traslado de las operaciones de la compañía a la terminal número cinco del aeropuerto de Heathrow, lo que, según señala el diario Financial Times, puede llevar a la pérdida de cientos de puestos de trabajo por racionalización de esas actividades.
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