El cambio climático plantea un riesgo creciente para el sector turístico, para los propios turistas y para las economías que se apoyan en el gasto derivado. Así lo explicó el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Francesco Frangialli, en la Conferencia Técnica sobre el Clima como Recurso, celebrada en Beijing.
El cambio climático plantea un riesgo creciente para el sector turístico, para los propios turistas y para las economías que se apoyan en el gasto derivado. Así lo explicó el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Francesco Frangialli, en la Conferencia Técnica sobre el Clima como Recurso, celebrada en Beijing.
"El cambio climático constituirá un riesgo creciente para la actividad
turística en muchos destinos. Puesto que el turismo depende en gran
medida del clima y dado que las políticas de las aseguradoras se ven cada vez más afectadas por el riesgo de catástrofes naturales, la precisión de la información meteorológica y la predicción de los fenómenos climáticos extremos son cada día más importantes para las empresas del sector", afirmó.
Para combatir esta amenaza, hay que investigar más e incrementar la
coordinación entre las administraciones públicas y el sector privado, de modo que se garantice que las políticas de turismo y los planes de
desarrollo y gestión tengan presentes los posibles efectos.
"Independientemente de los resultados ambientales, el turismo no puede
considerarse de forma aislada", subrayó Frangialli. Asimismo añadió que "si se producen cambios importantes en los patrones de la demanda turística, resultarán afectadas muchas esferas de la política económica y social", entre ellas la vivienda, el transporte y la infraestructura social. Las repercusiones podrían afectar a muchos proveedores que dependen del turismo, desde agricultores hasta artesanos.
Los destinos de playa, las estaciones de deportes de invierno y todas las actividades turísticas al aire libre "dependen en gran medida de unas condiciones climáticas favorables" diarias, recalcó.
Sin embargo, fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes o las inundaciones ponen en peligro la salud y la seguridad de los turistas y de las poblaciones locales por igual y pueden destruir la infraestructura básica de un destino. Cuando esto ocurre, bastan las imágenes para disuadir a los posibles turistas de emprender su viaje, con la consiguiente caída del número de visitantes y su incidencia en la economía local.
El cambio climático puede transformar también el entorno natural que
atrae a los turistas en primer lugar, al erosionar el litoral, deteriorar los arrecifes de coral y otros ecosistemas sensibles o reducir las nevadas en las regiones montañosas, además de afectar a servicios básicos como el suministro de agua, especialmente durante períodos de máxima demanda.
"En las regiones montañosas, parece muy probable que la demanda invernal se vea afectada. La temporada se acortará, las oportunidades para que los principiantes aprendan esos deportes serán menores y la demanda de estaciones situadas a altitudes elevadas aumentará, lo cual podría a su vez incrementar la presión medioambiental y causar mayores daños", indicó.
Los centros turísticos de playa también podrían resultar perjudicados si los posibles visitantes se inclinan por evitar las playas donde el calor estival podría ser excesivo. Si los turistas eligen altitudes más elevadas y más frescas, podría incrementarse la presión ambiental en las regiones montañosas.
Por otra parte, la alteración de los patrones meteorológicos podría
brindar nuevas oportunidades al sector turístico, en particular al
incrementarse el número de visitas en meses que antes eran de temporada baja. (HOSTELTUR) (actualidad@hosteltur.com)
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