Los directivos hoteleros Carme Riu, Encarna Piñero y Simón Pedro Barceló coincidieron ayer en rechazar cualquier intento de limitar la extensión en la hostelería balear de la modalidad del todo incluido, cuya progresiva implantación atribuyeron a la demanda del mercado.
Los directivos hoteleros Carme Riu, Encarna Piñero y Simón Pedro Barceló coincidieron ayer en rechazar cualquier intento de limitar la extensión en la hostelería balear de la modalidad del todo incluido, cuya progresiva implantación atribuyeron a la demanda del mercado.
Los tres ejecutivos, representantes de las segundas generaciones de sendas familias que convirtieron pequeños negocios hoteleros en grupos de alcance internacional, ofrecieron ayer una rueda de prensa con motivo de su participación en una mesa redonda sobre el estado actual y las perspectivas del turismo con la que se cerraron los actos conmemorativos del centenario del Fomento de Turismo de Mallorca.
Carme Riu, consejera delegada de la cadena hotelera del mismo nombre, señaló que las empresas tienen "que ofrecer lo que el cliente pida" y la modalidad de alojamiento que incluye, además, toda la comida y bebida que desee el turista es un producto muy demandado.
Por ello, dijo que no entiende por qué se aboga por limitar este tipo de oferta cuando no se ha hecho con el resto de regímenes de hospedaje y subrayó que "la mejor regulación es el cliente: vuelve o no vuelve".
Encarna Piñero, vicepresidenta del Grupo Piñero, señaló que el empresario que ofrece sus productos en un mercado libre ha de intentar responder a los deseos de los turistas.
Para la directiva, el "todo incluido" no es "contraproducente para el destino" en que se ofrece, "es un producto más" que no precisa de una regulación específica.
"El sector hotelero es probablemente el más regulado de Baleares", adujo Simón Pedro Barceló, copresidente del grupo hotelero que fundó su padre, y añadió que le resulta comprensible que las administraciones públicas traten de establecer una regulación para una modalidad de alojamiento de la que se quejan los empresarios de la llamada oferta complementaria.
No obstante, manifestó que sería aceptable una regulación tendente a "asegurar la máxima calidad" en la prestación del "todo incluido", pero sin tratar de "limitar o impedir" este tipo de oferta.
Los tres empresarios también coincidieron en que la conversión de hoteles obsoletos en viviendas puede ser beneficiosa para la sociedad y el turismo porque, según expuso Barceló, permitiría reducir el exceso de oferta de plazas hoteleras, "uno de los más graves problemas" del sector en Baleares y España, dijo.
Barceló reconoció tener también un interés directo en la aplicación de esta medida porque su empresa quiere vender los hoteles de Mallorca que no puede adaptar para comercializarlos con la categoría de cuatro estrellas, mientras que Riu y Piñero subrayaron su acuerdo con su colega pero aseguraron no tener planes para reconvertir en viviendas ninguno de sus establecimientos.
Asimismo, el copresidente del Grupo Barceló abogó por que esta reducción de plazas se vea acompañada por una limitación de la oferta inmobiliaria mediante políticas urbanísticas más restrictivas, lo que permitiría limitar la expansión del turismo residencial.
También Piñero y Riu se mostraron conformes con este planteamiento, aunque la segunda rechazó que esta hipotética limitación del crecimiento urbanístico deba llevar aparejado un recorte de los planes de ampliación de unas infraestructuras que actualmente, dijo, "dan vergüenza".
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