Directivos del Sindicato Nacional de los Aeronautas (SNA) se reunieron con el ministro de Defensa de Brasil, Wandir Peres, para pedirle su intermediación ante el presidente Luis Ignacio Lula da Silva en busca de un paquete financiero para frenar la inminente quiebra de la histórica aerolínea Varig, que podría estar viviendo sus últimas horas.
"El ministro esta muy sensibilizado y va a discutir con el presidente Lula la propuesta de salvar a Varig y darle condiciones para enfrentar la crisis", dijo a Efe la presidenta del SNA, Greaziella Baggio, poco después de la reunión.
La otrora principal aerolínea de Brasil agoniza en medio de una proceso de "recuperación judicial" previsto en la ley de quiebras brasileña. Según varias fuentes, acumula deudas por hasta 7.000 millones de reales (unos 3.400 millones de dólares) y necesita refinanciarlas con el Estado brasileño o una urgente inyección de fondos privados para pagarlas.
Varig negocia también un acuerdo operacional con la aerolínea local Ocean Air, del empresario German Efromovich, que el año pasado compró a la colombiana Avianca. Ambas empresas van a anunciar un acuerdo de código compartido en algunas de las ciudades en las que Varig dejó de operar por falta de aviones o porque no dan rentabilidad, dijo Baggio, quien está al tanto de las negociaciones.
Varig todavía domina el 19% de los vuelos nacionales en Brasil, pero ha tenido que dejar en tierra varios de sus aviones por falta de mantenimiento y su flota se redujo desde 63 hasta 54 naves, según el sindicato. Ocean Air, una aerolínea pequeña que comenzó a operar a finales de los 90 en el pujante sector petrolero de Río de Janeiro sólo cuenta con el 0,64% del mercado y una pequeña flota. No ostante, este acuerdo no supondría una solución a la crisis porque no incluye una significativa capitalización con dinero fresco que Varig busca desesperadamente.
Biaggio destacó que el 82% de la deuda de Varig es con el propio Ejecutivo brasileño, el principal interesado en una salida. "Si el Gobierno cobra ahora lo que le debe Varig no va a recibir lo que tiene derecho a recibir", dijo Biaggio. Una de las acreedoras de Varig es Infraero, la empresa estatal que administra los aeropuertos y que podría comenzar a cobrar por anticipado las tasas aeroportuarias, lo que según expertos significaría el puntillazo para la malograda aerolínea. "Infraero está discutiendo el asunto con mucho cuidado, están preocupados con el desempleo", dijo Biaggio.
Los administradores de Varig intentan aplicar un plan de recuperación aprobado en diciembre y que implica reducir la nómina en un 13%, o unos 2.500 trabajadores. La Fundación Rubén Berta, propiedad de los propios trabajadores de Varig, posee el 82,5% de las acciones del grupo y hace dos días accedió a reducir esta participación hasta un 5%, señaló Biaggio. Las acciones serían transferidas a un nuevo fondo de capitalización.
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