El consejero delegado de Iberia, Ángel Mullor, se despedirá hoy de los accionistas de Iberia en la Junta General de la compañía, tras presentar su dimisión el pasado abril, aunque seguirá en el cargo hasta el 17 de julio.
La Junta de Accionistas deberá decidir si respalda que el presidente, Fernando Conte, asuma todos los poderes de la empresa y no nombre nuevo consejero delegado, o si, por el contrario, el Consejo contará en breve con un nuevo "Mullor", quien tras diez años dice adiós a Iberia.
La decisión de Mullor marcará el desarrollo de la reunión, cuando Iberia, según los directivos de la compañía, se enfrenta a un gran número de retos de cara al cumplimiento del Plan Director 2006-2008.
Aunque tanto Mullor como Conte presentarán ante los accionistas los mejores resultados de la historia de la empresa -los correspondientes a 2005, con unos beneficios de 396 millones de euros al incluir la venta de Amadeus-, la situación futura es más incierta. La aerolínea debe afrontar un recorte de costes, el incremento del precio de combustible, el lanzamiento de una compañía aérea de bajo coste, el nuevo modelo de red y la negociación de los nuevos convenios colectivos.
Iberia ha presentado una caída de beneficios de un 179% en sus cuentas correspondientes al primer trimestre de 2006, con una pérdida de 44,98 millones de euros, y las predicciones de las agencias de calificación de riesgo apuntan a que en este año el descenso de beneficios totales alcanzará un 80,7%. Asimismo, están pendientes las firmas de los convenios con los tripulantes de cabina y con los pilotos, a los que se les exige una mayor productividad simultáneamente a una congelación de salarios.
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