Continú­a la crisis en los aeropuertos brasileños

Segú­n Infraero, la empresa estatal que administra la red aeroportuaria, 651 de los 1.200 despegues y aterrizajes se atrasaron por lo menos 15 minutos. Sin embargo, imá­genes de televisió­n en las principales capitales estatales mostraban decenas de pasajeros indignados y agotados por esperas de hasta ocho horas en algunos casos. Cerca de 40 pasajeros llegaron a irrumpir en la pista del aeropuerto de Curitiba, al sur, para protestar por las demoras de un vuelo de la aerolí­nea Gol que debí­a partir de esa ciudad antes de la medianoche del domingo y aú­n no tení­a hora prevista para despegar en la mañana de ayer. Las autoridades aeroná­uticas se vieron obligadas a suspender las operaciones cerca de media hora mientras la policí­a desalojaba a los manifestantes, lo que complicó­ la salida de otros vuelos. La festividad en 230 municipios de Brasil, entre ellos Rí­o de Janeiro y Sao Paulo, aumentó­ el flujo de pasajeros y expuso una vez má­s lo que, segú­n los expertos, es una crisis estructural en el transporte aé­reo brasileño, que no cuenta con suficientes controladores aé­reos. Las autoridades aeroná­uticas afirman que la situació­n se complicó­ por la rotura el domingo de un cable de fibra ó­ptica en el llamado "Centro Integrado de Defensa Aé­rea y Control de Trá­fico Aé­reo 2", que administra el trá­fico de aeronaves en el sur del paí­s. Los atrasos en Estados de esa parte del paí­s tuvieron un efecto cascada en el resto de la red de vuelos nacionales e internacionales. Pero los problemas se repiten desde hace tres semanas, cuando los controladores aé­reos, insatisfechos con las condiciones de trabajo, decidieron cumplir a rajatabla las normas internacionales sobre periodos de tiempo mí­nimos requeridos entre el movimiento de un avió­n y otro.