La operadora en el mercado español del grupo escandinavo SAS ha cerrado el ejercicio 2007 con pérdidas de 31,4 millones de euros y un resultado bruto de explotación de 87 millones, que suponen una caída del 41% respecto al año fiscal precedente. Su facturación alcanzó los 1.175 millones de euros, superando apenas en un 1% la de 2006. Mientras, los accionistas estables de Iberia no se ponen de acuerdo sobre la oportunidad y la conveniencia de adquirir la compañía.
La corporación escandinava ha atribuido estas cifras a la feroz competencia en el tráfico doméstico español, especialmente marcado por la sobreoferta y la caída de ingresos por la constante guerra de precios en el sector. Asimismo, ha aducido como factor colateral de la mermada rentabilidad el descenso del número de viajeros de negocios, una de las más fuertes apuestas de la compañía, impactando negativamente en los ingresos medios por pasajero.
Spanair transportó en 2007 a 9,9 millones de pasajeros, lo que se traduce en un incremento del 13% con respecto al ejercicio anterior. El factor de ocupación en el año pasado se situó para la aerolínea en el 67,6%, 0,6 puntos porcentuales por encima del registrado el año anterior. El informe anual de la compañía se vio impactado por el desempeño en el último trimestre de 2007, durante el cual alcanzó unas pérdidas de unos 25 millones de euros, lo que supone un incremento de la pérdida de 2006 del 482%. La facturación de la aerolínea subió un 4,3% hasta los 205 millones de euros. En 2007, su Ebitda fue positivo, de 7 millones de euros, pero un 72% por debajo del registrado en 2006.
Varios factores negativos
Durante los tres primeros trimestres de 2007, el grupo SAS globalmente tuvo una evolución positiva. Sin embargo, el último trimestre del año su desenvolvimiento fue impactado negativamente por diversos acontecimientos, destacando los dos incidentes con sus aviones de turbohélice que condujeron a la retirada definitiva de su flota de los modelos Q400 y la consecuente sustitución de su capacidad mediante leasing. En general, esta capacidad resultó mayor que la demanda, provocando una reducción de los niveles de ocupación que contribuyó a debilitar el rendimiento. "Sin embargo, desde la perspectiva del cliente era importante poder mantener el tráfico en sus más altos niveles", argumentan sus portavoces.
La incertidumbre generada en los clientes por los problemas con los modelos Q400 y la amenaza de huelga relacionada con los cambios estructurales de la compañía debilitó asimismo las líneas aéreas de corto radio del grupo, en un entorno de sobreoferta. También añaden la finalización del acuerdo ECA, de cooperación entre SAS, Lufthansa y British Midland, que supuso otro apunte negativo en los beneficios de la compañía. En su informe, admiten que SAS se enfrenta a una delicada situación por la tendencia a la baja en los últimos meses de 2007 y a las previsiones de una posible recesión económica. La aplicación de su plan estratégico S11, que incluía la venta de Spanair, se está retrasando y deberá enfrentar mayores retos internos en el futuro, por la reducción de costes y otros cambios estructurales que implica.
"Desafortunadamente, 2007 ha estado protagonizado por distintos acontecimientos negativos que han afectado a los clientes, la marca y los accionistas de la compañía. Por eso, durante 2008, nuestra gestión se centrará en cumplir el plan Strategy 2011 y poner en marcha nuevas medidas para hacer frente a la recesión en la economía", concluye Matts Jansson, presidente y consejero delegado del grupo SAS.
Se enfrentan dos visiones
Mientras, los accionistas estables de Iberia no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia de adquirir la compañía, en el marco del enfrentamiento de dos visiones, como informara este diario hace unos días, la del nuevo accionista de referencia, Caja Madrid; y la del anterior, British Airways, y sus diferentes formas de analizar el mercado.
Un crecimiento a través de la adquisición de Spanair plantea un mayor afianzamiento en el mercado doméstico con otra compañía regular que, sin embargo, parece tener cubierto con sus socias clickair y Air Nostrum, y que le devolvería el control doméstico frente al avance de las low cost. El operador británico, por el contrario, los vincula a un escenario más globalizado como el que se avecina con el acuerdo de cielos abiertos. La separación de criterios cada día se profundiza más, según fuentes del sector.
Esta situación ha sido confirmada en cierto modo a Reuters por el consejero delegado de BA, Willie Walsh, quien ha afirmado que la compañía británica, que elevó ayer su participación a 10,1% de las acciones de Iberia, no quiere salir del accionariado de la aerolínea; por el contrario, busca fortalecer sus lazos con su socia española pero cree que las negociaciones sobre el futuro de la compañía con el principal accionista de la aerolínea, Caja Madrid, van para largo. "Estoy muy satisfecho con la relación que tenemos con Iberia...Lo que estamos haciendo es mantener conversaciones con Caja Madrid para entender su postura sobre el futuro de Iberia".
Diana Ramón Vilarasau (transportes@hosteltur.com)
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